Cómic palestino: un grito y un rechazo al olvido
“Voces propias, grito colectivo” es el título de la exposición de cómics que, en el marco del programa Cultura para la Paz, han organizado el Ministerio de Cultura de España y la Embajada de Palestina.
Alojada en Casa Árabe, puede contemplarse hasta el 18 de mayo, antes de emprender una gira por otras ciudades de España. La muestra celebra también el 20º aniversario de la Convención sobre la Protección y la Promoción de la Diversidad de las Expresiones Culturales de la UNESCO.
A partir de un proyecto ideado por el Salón del Cómic de Valencia y la Fundación Al-Fanar, se han reunido obras de Leila Albdelrazaq, Iasmin Omar Ata, Sara Shehadeh, Hassan Manasrah, Hamza Abu Ayyash, Khaled Jarrada, Shahd Alshamali, Dania Omari, Samir Harb y Mohammed Sabaaneh, este último actuando, además, como comisario de la muestra junto con Pedro Rojo, presidente de la Fundación Al-Fanar.
En su obra gráfica esta decena de artistas palestinos (cinco hombres y cinco mujeres) reivindican sus historias, sus voces, su futuro, revelan las luchas cotidianas, la resistencia y la vitalidad cultural palestina. Así, rechazan el discurso dominante sobre Palestina, alterando las representaciones coloniales y aportando una mirada diferente.
Arguyen en conjunto que la imagen y el concepto de Palestina han sido cincelados en los imaginarios del mundo a base bombas, sangre y destrucción. En ese discurso dominante, que se prolonga ya durante más de 75 años, las voces palestinas han sido mucho tiempo marginadas, fragmentadas y descartadas. Y es por ello por lo que estos artistas rechazan el silencio impuesto, utilizando sus trazos para alterar las representaciones fijadas por la época colonial.
Uno de los grandes intelectuales palestinos, Edward Said sostenía que “negarle la voz a alguien es negarle la existencia”. Desde esa perspectiva, las narraciones de estos cómics exigen ser leídas no como recursos pasivos, sino como intervenciones activas y dinámicas contra la amnesia histórica.
Los comisarios de la muestra estiman que esta exposición es más que una exhibición artística: “Es una afirmación de la existencia, un desafío a la hegemonía y un testimonio duradero de la narrativa palestina. En cada trazo de tinta y en cada viñeta de narración, estos cómics son un rechazo al olvido, una declaración desafiante de que las historias palestinas seguirán contándose, dibujándose y compartiéndose como un grito colectivo hasta que se haga justicia”.
“Me siento afortunada”, “No me voy a ir”, “Ataque sobre Gaza”, “Baddawi”, “Protestas de Jerusalén”, “El café más sabroso”, “No fue un sueño” son algunos de los títulos genéricos con que estos artistas, nacidos en campos de refugiados o en otros países que acogen su diáspora, engarzan sus historietas, cada una con su propia voz pero como un grito colectivo conjunto palestino.
