“Escucha”, un film para entender el impacto psicológico en quienes luchan contra el terror

Hay sobreabundancia de películas que narran las peripecias de las fuerzas especiales de todos los ejércitos.
Omri Bezalel, nacido en Tel Aviv en 1983, se planteó un ángulo distinto al abordar el guion de “Listen” (Escucha). Una película que nos sumerge en la historia de una oficial de inteligencia militar israelí que, en una misión de escucha rutinaria, se enfrenta a una decisión crucial cuando su país negocia un intercambio de prisioneros.
Su propia experiencia como miembro durante cinco años en Shayetet 13, la unidad de élite de comandos navales de Israel le sirvió para construir este intenso thriller, donde lo esencial, a su propio juicio, es reflejar el impacto psicológico que estas experiencias tienen en los jóvenes soldados que hacen su servicio militar en tan delicadas misiones.

Ha pasado por Madrid para asistir al estreno en España de su película, en una operación de colaboración entre el Festival Internacional de Cine Judío de México (FICJM), la Fundación Hispanojudía y la Federación de Comunidades Judías de España, entre otras instituciones.
Apenas repuesto aceleradamente del jet-lag causado por el viaje desde Los Ángeles, Omri Bezalel se entrevistó con Atalayar. Y lo primero que llama la atención es su propia modestia al hablar de su experiencia militar. “Todos los israelíes, hombres y mujeres, cumplimos el servicio militar, y el destino es una combinación de la apreciación de capacidades por parte de los reclutadores y de la disposición de cada uno para integrarse en la unidad asignada”.
Dara Nevo, la protagonista de “Escucha”, está integrada en la célebre 8200…
Sí, es un Cuerpo de Inteligencia de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), encargado de las operaciones clandestinas de recopilación de información, desencriptación de códigos, contrainteligencia, guerra cibernética e inteligencia y vigilancia militar. Como reza su propio libro, su misión principal es salvar vidas, prevenir el terrorismo y otros ataques.

¿Por qué eligió una mujer para desempeñar este papel?
Son muchas las que se ocupan de estas labores de escucha, mujeres que cuentan apenas 19, 20 o 21 años. Me pareció fundamental reflejar a través de ellas el mensaje central de la película, que es el impacto psicológico que les produce este “contacto directo” con quienes están planeando y fraguando atentados contra Israel.
La experiencia de matar no se puede banalizar, y si ya el hecho de realizarlo físicamente causa una conmoción personal, no es menos dramático conocer de primera mano los planes de quienes están diseñando una masacre, sin perjuicio de que puedas llegar a comprender e incluso empatizar con las voces de las mujeres e hijos que los soldados oyen de fondo, al fin y al cabo “son como nosotros”.

¿Las guerras deshumanizan?
Los relatos tienden a eso, igual que a presentar hechos y situaciones de manera radical: blanco o negro; oprimidos y opresores; héroes o villanos… La vida misma está llena de matices, de manera que, al hacer y producir cine, hay que huir de tales estereotipos. Hay que humanizar al personaje que encarna la villanía y rebajar la presunta perfección sin mácula del héroe.
En la generalización del relato, se tiende a culpar directamente a los soldados del sufrimiento que infligen, por ejemplo, al pueblo palestino.
Es absolutamente injusto. El mismo conflicto israelo-palestino es muy complicado y no se puede reducir a un enfrentamiento entre buenos y malos. El colmo de tal injusticia es acusar a Israel en general, y en particular a sus soldados, de estar cometiendo un genocidio. Sin entrar en consideraciones más profundas, he de subrayar la doble vara de medir con se juzga a Israel y a los israelíes. Se emplea alegremente esa brutal palabra, genocidio, para estigmatizarlos, lo que no se ha hecho, por ejemplo, para describir lo acecido en guerras como las de Afganistán o Vietnam. ¿Alguien de verdad cree que los israelíes, empezando por sus soldados de reemplazo, disfrutan viviendo permanente en guerra? Los jóvenes que hacen su servicio militar aspiran a licenciarse en cuanto puedan y vivir tranquilos y dedicarse a trabajar, desarrollarse y progresar, como cualquier ciudadano y cualquier pueblo.

Graduado por la Universidad de Nueva York, guionista y director de cine en Los Ángeles, ¿cree que los ciudadanos norteamericanos han cambiado la percepción de Israel con la guerra de Gaza?
He observado con tristeza el cambio operado en la práctica totalidad de las Universidades norteamericanas. Cuando sucedió el ataque terrorista de Hamás el 7 de octubre de 2023, antes de que los judíos supiéramos siquiera la magnitud de aquella brutal masacre, mi pensamiento estaba centrado en la honda tristeza que me causaba evocar las muertes de palestinos que aquel ataque iba a provocar.
Era tan evidente que aquella operación se había diseñado para provocar la represalia de Israel que me causaba hondo pesar que Irán y uno de sus satélites terroristas, como es Hamás, hubieran desencadenado esa guerra. Sentía y siento una gran empatía por los palestinos, pero tampoco ellos pueden ser ajenos a los crímenes que han desembocado en esta guerra. Culpar exclusivamente a Israel es tan injusto como hacerlo con una mujer que hubiera sido brutalmente violada, con el pretexto de que llevaba una indumentaria determinada o hubiera transitado por un lugar poco recomendable.
¿Cree que hay ausencia de liderazgos para acabar con este conflicto?
Lo que sucede en Gaza es una tragedia, pero el conflicto israelo-palestino es muy complicado, como lo es también la situación en otras zonas de Oriente Medio. Echo de menos, sí, liderazgos como los que llevaron a que Egipto e Israel, con la mediación de Estados Unidos, firmaran un Acuerdo de Paz después de la terrible guerra de 1973. Parecía imposible, pero lo hicieron.