Irene Infante Ríos
Pie de foto: Imagen de la histórica localidad siria de Palmira que ha sufrido serios destrozos y desvalijamiento por parte de los terroristas del Daesh
La directora de la UNESCO, Irina Bokova, ha anunciado la creación de una fuerza operativa especial, que se encargará de proteger el patrimonio cultural afectado por la guerra y los desastres naturales. El acuerdo, firmado esta semana en Roma por el ministro italiano de Relaciones Exteriores, Paolo Gentiloni, y la directora de la UNESCO, establece la creación de una unidad especializada formada por carabineros y un grupo de expertos en Historia del Arte con sede en Turín (Italia).
Esta unidad tendrá como misión actuar en protección del patrimonio en el marco de la Coalición Mundial “Unidos por el Patrimonio”, que nació el pasado julio con el fin de preservar el patrimonio cultural de la Humanidad, especialmente en Oriente Medio, donde el terrorismo está perjudicando directamente a las obras de arte. Históricamente el patrimonio cultural se dañaba de forma colateral en los conflictos; sin embargo, en la actualidad éste se devasta con la intención de “borrar la memoria de la Humanidad”, según denuncia la directora de la UNESCO.
En el año 2001, el gobierno talibán ordenó dinamitar los famosos Budas de Bamiyan (Afganistán), por considerar que las milenarias estatuas eran ídolos y se posicionaban de forma contraria al Corán. De esta manera, aunque existen numerosos precedentes, y no es la primera vez que un grupo terrorista atenta contra el patrimonio cultural, actualmente se utilizan las nuevas tecnologías para dejar constancia de la barbarie, por lo que provocan una mayor alarma en el seno de la sociedad internacional.
Pie de foto: Imagen de una plaza en Damasco, hoy destruida por la guerra.
Esta sistemática destrucción de los bienes culturales en Oriente Medio y el saqueo de las obras con el fin de venderlas en el mercado negro para la autofinanciación del terrorismo han provocado la reacción de la Comunidad Internacional, que con esta iniciativa se pone manos a la obra en la tarea de proteger el arte de los intentos de los terroristas por borrar las huellas del pasado. El año pasado se promulgó la resolución 2199 de Naciones Unidas que clamaba contra el saqueo del patrimonio cultural en Siria e Irak y sentenciaba que los Estados miembros debían adoptar las medidas necesarias para frenar el comercio transfronterizo de los bienes culturales de estos dos países, con el fin de mermar una de las fuentes de financiación ilegal del grupo terrorista Daesh.
La destrucción intencional del patrimonio cultural fue duramente condenada por la UNESCO en su declaración del 17 de octubre de 2003. Sin embargo, han transcurrido más de diez años hasta la articulación de una fuerza específica para proteger el patrimonio, evaluar los desperfectos y reconstruirlos tras un conflicto, en la medida en que esto sea posible. En febrero de 2015, el Daesh destruyó en Irak las obras de arte del museo de Mosul, y un mes más tarde arrasó las ciudades de Minrud y Hatra, ésta última patrimonio mundial de la UNESCO. En la vecina Siria, el grupo terrorista ha dinamitado numerosas manifestaciones artísticas de la Antigüedad, entre ellas el templo de Baal Shamin de la histórica Palmira, también declarado patrimonio de la humanidad y cuya destrucción fue calificada por la UNESCO como “crimen de guerra”.
La UNESCO espera que no sea Italia el único país que colabore en esta misión, sino que paulatinamente el resto se unan a esta iniciativa, que pretende salvaguardar el patrimonio cultural centenario frente a su destrucción.