Es una evidencia que África está en un proceso de modernización efervescente y que, a pesar de todas las turbulencias que agitan al continente, emergen nuevas generaciones llamadas a impulsar su desarrollo en todos los campos.
El arte forma parte de ese conocimiento que incorpora África a los movimientos de vanguardia. Partiendo de esa realidad, es un hito que once artistas contemporáneos de Mauritania se den cita en Madrid en la primera escala de la exposición ‘Memorias en Movimiento, Arte Contemporáneo de Mauritania’. Auspiciada por Casa Árabe y Casa África, la muestra cuelga en la sede de la primera en la capital de España, en donde permanecerá hasta el próximo mes de mayo, para recalar después en Córdoba, primero, y en Las Palmas a partir de septiembre.
“Ójala pudiera continuar su itinerario por otros países de Europa”, me cuenta la comisaria de la exposición, Aicha Janeiro, ella misma una tenaz estudiosa de las tradiciones populares en las poéticas del arte contemporáneo mauritano, además de afamada cantautora. Casi dos metros mide esta espigada y bella mujer, especializada en las culturas árabe y hebrea, que nació en Bamako (Mali), de origen portugués y mauritano, y que completó sus estudios en las Universidades Complutense y de Granada. Con ella contemplamos las obras escogidas de Mamadou Anne, Oumar Ball, Zeinab Chiaa, Daouda Corera, Malika Diagana, Béchir Malum, Saleh Lo, El Moctar Sidi Mohamed “Mokhis”, Amy Sow, Mohamed Sidi y Moussa Abdallah Sissako.
Una muestra que, como explica Aicha Janeiro, explora las memorias –personal, colectiva o cultural- y cómo se manifiestan en los procesos de creación en el movimiento artístico contemporáneo en Mauritania. Son obras que hacen referencia a recuerdos de la infancia o de la adolescencia de sus creadores, a la vida cotidiana, a personajes de la memoria colectiva mauritana o a distintos elementos simbólicos y del pensamiento que en ellos subyace.
Como señalan al unísono Irene Lozano y José Segura, directores generales de Casa Árabe y Casa África, respectivamente, de unos años a esta parte estamos siendo testigos del espíritu revisionista y cuestionador del canon tradicional que ha ido impregnando la historiografía del arte. El relato se escribe ahora en plural y se han abierto ventanas hacia geografías y ámbitos culturales ubicados hasta ahora fuera del espacio noratlántico, que ya no será posible cerrar. La exposición contribuye así al acercamiento del espectador, el paseante o el curioso ávido de conocimiento de prácticas artísticas que no son habituales en las galerías, museos o ferias de arte en Europa.
Muchos de los artistas agrupados en la muestra han nacido, se han formado o residen en Nuakchot, la capital de Mauritania, fundada en las mismas vísperas de la independencia del país de Francia en 1960. Una capital muy joven, pero que ya goza de una intensa vida cultural, con espacios en los que cuelgan las obras ahora expuestas en Madrid. Buena parte de sus autores ya han traspasado individualmente las fronteras, y han mostrado su arte en Senegal, Marruecos, Túnez, Francia y la misma España. Pero, es la primera vez que lo hacen colectivamente, mostrando en su muy escogido conjunto un panorama esclarecedor de un arte que ha irrumpido con el ímpetu y la fuerza del propio continente africano.