Marruecos, país de cultura y apertura

Atalayar conversó con el filólogo y escritor Alberto Gómez Font, autor del libro “Cócteles tangerinos”, quien ve en Marruecos un país abierto al otro y rico en culturas
Alberto Gómez Font
Alberto Gómez Font

Guardando la esencia de Tánger indispensable de “Cócteles tangerinos”, Alberto Gómez Font firmó en noviembre 2024 la tercera edición de su relato realizada por Kasbah Ediciones; tras el éxito de este libro clásico en las dos primeras ediciones: 1994 y 2017, respectivamente. 

Con la nueva versión actualizada de los cócteles tangerinos, el escritor, filólogo y tangerino de adopción quería no solo renovar el contenido, sino también agregar más frescura y contemporaneidad a sus recetas y anécdotas que han adornado el texto narrativo de Alberto Font.

Nacido en Barcelona en 1955, Alberto Gómez Font es filólogo y gran profesional de la lengua española. Tras haberse licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad Autónoma de Madrid (1979), trabajó como revisor y corrector de textos periodísticos en el Departamento del Español Urgente de la Agencia EFE (1980-2005) para ocupar después el puesto de coordinador general de la Fundación del Español Urgente (Fundéu) hasta 2012. 

Entre 2012 y 2014 fue el director del Instituto Cervantes en Rabat; también colaboró en la redacción del Diccionario Panhispánico de Dudas y del Libro de Estilo de la Lengua Española (Real Academia Española). De sus producciones dedicadas a la lengua española destacan “Donde dice… Debiera decir” (2006) o “Español con estilo” (2014), entre otros.

Alberto Gómez Font no ha sido creativo solo en el campo de la lengua, sino también en la literatura; donde brindó a los lectores amantes de la ciudad de Tánger “Cócteles tangerinos” un relato de continuidad y renovación que se había editado por primera vez en 1994, para ser luego reeditado en 2017 y actualizado en 2024.

Alberto Gómez Font
Alberto Gómez Font

Más allá de ser un espacio inspirador para su libro “Cócteles tangerinos”, ¿qué impacto tuvo Tánger en Alberto Gómez Font?

Empecé a leer libros relacionados con Tánger cuando mi amigo Guillermo Lorenzo, traductor del inglés al español de la novela “Déjala que caiga”, de Paul Bowles, me pidió ayuda para adaptar al español las expresiones árabes que aparecían en el texto. 

La lectura de aquel libro me introdujo en el Tánger de los años 50 del siglo XX, y comencé a aficionarme a leer sobre esa ciudad, hasta el punto de que, poco a poco, fue atrapándome, tanto la época del Estatuto Internacional como los años en los que la conocí en persona, en las décadas de los 80 y los 90 del siglo pasado.

¿Si tuviera que elegir otra ciudad marroquí para sus cócteles cuál sería? ¿Por qué? 

Si la acción se situase en tiempos pasados, seguramente la elegida sería Tetuán, con algunas historias también en Rabat; las dos capitales de los protectorados español y francés respectivamente, pues en ellas hubo muy buenos hoteles en los que oficiaban grandes profesionales de la coctelería.

El eco que ha generado Tánger como refugio de los literatos y artistas y recientemente Rabat como Capital Mundial del Libro 2026 significa que Marruecos dio grandes pasos para convertirse en un importante destino de turismo cultural en África. ¿Cómo ve los avances que experimenta el Reino en este sentido?

Yo no percibo como nuevo ese turismo cultural, pues es el que llevo practicando desde hace muchos años, y también el que ocupa los días y los viajes de muchos amigos míos. 

Es cierto que en los últimos tiempos ha crecido mucho el interés hacia Marruecos como país en el que la cultura está constantemente presente en muchas actividades —ciclos de cine, presentaciones de libros, inauguraciones de exposiciones de pintura, obras de teatro, rodajes de películas...—. Es también llamativo, volviendo a lo relacionado con Tánger, el número de libros de ficción ambientados en esa ciudad, tanto en español como en francés o en inglés.

Como profesional del idioma español, ¿cuál es su visión acerca del futuro de la enseñanza, aprendizaje y uso entre los hispanohablantes del mundo? ¿Qué opina usted acerca el hispanismo en Marruecos hoy en día?

El uso del español se da en su mayor parte “fuera de España”, pues no en vano el español es una lengua americana más que europea, ya que más del 95 % de quienes lo hablan viven al otro lado del Atlántico. 

También hay otros países, como Marruecos, donde hay muchas y muchos hablantes de español, y ello implica que haya grandes especialistas —las y los hispanistas— en las universidades marroquíes, que trabajan en pro de la divulgación del conocimiento de la lengua y la literatura en español.

Visto su interés por la lengua y la cultura árabes, ¿qué maravillas le han fascinado en el mundo árabe en materia de cultura y arte y qué nos podría decir de la cultura marroquí?

Conozco muy poco el mundo árabe —Jordania, Siria, Túnez, Argelia y Marruecos. Y el país que más conozco de esos es Marruecos, y la parte de la cultura que más me fascina es la gastronómica. Adoro visitar los mercados y después degustar los sabrosos guisos que se pueden degustar en los restaurantes populares y en los puestos de comida callejeros. 

En cuanto al arte, me gusta mucho la arquitectura de las medinas y las alcazabas, y los patios de los palacetes (riads) y de los “fúnduq”.

Alberto Gómez Font
Alberto Gómez Font

Aprovechando la nueva era floreciente de las relaciones hispano-marroquíes, ¿qué recomendaciones daría usted a los actores del sector cultural en ambos países para construir puentes de cooperación en este ámbito? 

Que se informen bien con asesoras y asesores de todos los aspectos de la cultura, y después se sienten a conversar, bien sea ante un vaso de té o ante una copa de vino, y pasen horas examinando propuestas y analizando proyectos. Es decir, que tengan ganas de trabajar mano a mano para que cada uno de los dos países se enriquezca con un buen intercambio cultural.

Como experto en Filología, ¿qué recetas secretas darías al lector para comunicarse mejor y al redactor para expresarse mejor en cuatro palabras clave?

Hoy día el mejor consejo es ponerse al día, estar al día en lo último en comunicación: el “lenguaje claro”. Y si se hace bien, el éxito está asegurado.

Las cuatro palabras claves: claridad, concisión, inmediatez y pulcritud.