Marruecos es ese país vecino de España tan próximo, pero a veces tan alejado a la hora de comprender su estructura social y política. Para llegar a un mayor entendimiento de cómo es el país marroquí llega el libro “Marruecos, el extraño vecino”, editado por Libros de la Catarata y escrito por Javier Otazu, y que ha sido la excusa perfecta para el debate virtual organizado con la participación del propio autor y de Ángeles Ramírez, prologuista del texto y directora del Departamento de Antropología Social de la Universidad Autónoma de Madrid, bajo la moderación de Karim Hauser, coordinador de Relaciones Internacionales de Casa Árabe.
La cercanía geográfica de Marruecos hace que en España sienta al reino alauí como un país muy cercano, pero hay aspectos de su estructura social y política que muchas veces son incomprendidos. Como ha recordado Karim Hauser en el encuentro llevado a cabo a través de las redes sociales de Casa Árabe, se trata del “reino de la paradoja tantas veces incomprendido”, la única nación africana que disfruta de frontera con Europa.
Javier Otazu, periodista de la agencia EFE, ha querido dejar claro que el espíritu del libro es divulgativo, orientado a aclarar aspectos sobre la realidad de Marruecos, frente a los muchos tópicos que existen. El libro trata de tomar el pulso a la sociedad marroquí, que no es monolítica, incluso en lo referente al islamismo suní dominante o la forma de relacionarse con el poder. “Mis muchos años de residir en Marruecos me permitieron confidencias que te hacen comprender mejor el pálpito de la sociedad”, ha reseñado el periodista de la agencia EFE.
“Es cierto que el periodista se queda con cosas, sabe más de lo que escribe; pero estamos obligados por imperativo del espacio y del medio y nos quedamos en lo estético y superficial. El libro trata de ir más allá de lo que cuento en los artículos y abordar lo que nos permite entender a este extraño vecino para que nos resulte menos extraño”, ha explicado el propio Otazu.
En su condición de autora del prólogo del libro, Ángeles Ramírez, quien guarda una relación de amistad con el autor de casi tres décadas, ha querido insistir en los cambios de la sociedad marroquí. “Desde la antropología social esos cambios pueden ser fundamentales y somos testigos de ello. En el prólogo reflejo que pasaron muchas cosas en 30 años en Marruecos y España y que Marruecos se resituó dentro del capitalismo internacional con sus recursos, llevando a cabo un gran proceso de construcción y de desarrollo de grandes infraestructuras con grandes cambios políticos, jurídicos y sociales, como dice Otazu en el libro”, ha indicado la profesora de la UAM. Para Ángeles Ramírez, lo mejor de Marruecos es su gente, que “vive al día y hace esfuerzos por sobrevivir”.

Una de las figuras que salen a relucir en “Marruecos, el extraño vecino” es la del Mokadem, personaje que trata de explicar Javier Otazu, refiriéndose a él como el “último eslabón del funcionariado”. No cuenta ni con uniforme ni oficina, y es los ojos y oídos del Estado en cada calle y aldea. Tiene que enterarse bien de quién es cada vecino y cuáles son sus debilidades y “reportarlo a quien debe”. “Su labor oficial es expedir documentos de uso cotidiano, como licencias o certificados de residencia o soltería. Pero todo el mundo sabe en Marruecos que hace otra cosa.
Sobre este asunto en el libro hay dos reacciones principales; los marroquíes no entienden que le dedique ni un párrafo, es un funcionario que no es noticia para ellos, es insignificante, está ahí y cuentan con ello. Mientras, los extranjeros no tienen ni idea de que existe. Su función es ser invisible ante los extranjeros. Con esas dos reacciones me he dado cuenta de que ahí estriba su valor, es anodino pero cargado de significado, gran parte del poder recae sobre sus espaldas”, ha aclarado Otazu.
Al Mokadem se le llama agente de proximidad, pero juega un importantísimo papel, como un servicio de inteligencia incluso. Muchas células terroristas se desmantelan una tras otra de esta forma, según ha detallado el autor. “El mundo entero nos envidia por nuestra red de elementos humanos para la información”, le llegó a confesar a Javier Otazu un alto funcionario.
Karim Hauser ha sacado a la luz los términos de “duendes” y “cocodrilos” a los que se refiere el periodista de la agencia EFE en su libro. Los “duendes” y “cocodrilos” son expresiones que se deben a Abdelilah Benkirane, político que fue jefe de Gobierno entre 2011 y 2017. Una figura islamista con capacidad para conectar con las masas y usar el humor y las metáforas, que se dio cuenta en sus propias carnes del gran poder que el rey Mohammed VI y su camarilla tienen. Otazu ha recordado que les llamaba “duendes” y “cocodrilos” y la gente ya sabía que hablaba de ellos, ya que en Marruecos todo lo que rodea al rey es innombrable, y si se menciona es para hacerlo con elogios, aplausos y adjetivos superlativos. “No cabe criticar a los consejeros del rey de Marruecos y por eso Benkirane hablaba de duendes y cocodrilos”, ha señalado Javier Otazu.
El autor del libro ha recordado que Benkirane creyó que podía ganar espacio para el Gobierno elegido por el pueblo, pero las zancadillas que sufrió fueron infinitas. Nunca culpó al rey marroquí, se limitó a decir que estaba mal aconsejado por los “duendes” y los “cocodrilos”. El periodista ha argumentado que al rey Mohammed VI no le gustaba Benkirane por su talante moralista y por su obsesión de hablar en árabe cuando se utiliza más el francés. Pero no paraban de ganar elecciones y en las últimas elecciones legislativas se quiso deshacer de él y pudo lograr que se colocase a Saadeddine El Othmani, hombre que encabeza actualmente el Ejecutivo, un hombre “demasiado acomodaticio”, en palabras de Otazu.
Tocando ya aspectos más sociales, el moderador y director de Relaciones Internacionales de Casa Árabe ha sacado a colación la referencia de Ángeles Ramírez al caso de Amina, una joven violada que se suicidó tras ser entregada en matrimonio a su agresor por un juez de Larache. Esta terrible historia queda reflejada en el libro y ha marcado un antes y después en cuestiones sociales, provocando cambios legales, aunque se continúa viviendo en un régimen patriarcal y reaccionario, como ha remarcado la directora del Departamento de Antropología Social de la UAM.
Para Ángeles Ramírez, en el libro está “bien tratado el tema de la situación de la mujer en Marruecos”. La prologuista ha aseverado que los derechos de las mujeres están por conseguir, que hubo cambios importantes gracias a movimientos feministas y de izquierdas, pero que no llegan a todas las mujeres. Ramírez ha manifestado que no se ha promulgado todavía la ley del aborto marroquí, que reproduce la española casi íntegramente entre 1985 y 2010 y que añade el incesto como motivo para poder abortar. Una normativa que es incluso menos restrictiva que la que quiso implantar Mariano Rajoy en el sistema español en 2014. La docente también ha recordado que actualmente la circulación de las mujeres en la calle es incómoda por la actividad de agresores callejeros.
Ángeles Ramírez también ha destacado que las mujeres marroquíes tienen gran precariedad en el mundo laboral y que, especialmente, están más expuestas a las agresiones y abusos. “Las corrientes más conservadoras tienen peso y esto afecta a las mujeres en ambientes más degradados o rurales. Aunque hay gran actividad de los movimientos feministas y de izquierdas”, ha remarcado.
Karim Hauser ha sacado a la luz el tema del gran peso de la colonia francesa, que continúa siendo un lastre y un legado importante en el cuerpo de leyes, algunas muy rígidas. Esto contrasta con el islamista Partido de la Justicia y el Desarrollo (PJD) en el poder. Ha remarcado que las élites políticas educadas a la francesa han sido sustituidas por clases medias islamistas, recordando que los propios políticos que pudiesen ser contestatarios, como Benkirane, son los primeros que dicen que no hay que reformar la Monarquía, ni profundizar en la democracia, por las características y tradición de siglos de Marruecos.
Javier Otazu ha puntualizado que han sufrido el reproche de lectores marroquíes que entienden que es demasiado condescendiente con los islamistas del PJD. Pero el autor del libro ha explicado que él ha visto que el PJD ha permitido el ascenso y la visibilidad de unas clases hasta entonces invisibilizadas. “Las élites han venido de la aristocracia de Fez o de clases altas comerciales de Rabat o Casablanca. Iban a la mezquita de vez en cuando, pero lo que más les gustaba era ir a París o Marbella; estas élites impedían ver otro Marruecos, que no era como ellos y que era más mayoritario. El pueblo que ha pasado por la escuela internacional y que prefiere ir a Estambul, ciudadanos que no se saltan la mezquita ni un viernes y que cumplen el Ramadán a rajatabla. Esto estaba invisibilizado y ahora llega con los islamistas como una revancha histórica”, ha detallado Javier Otazu, quien ve este proceso con “simpatía”.

Aunque el autor del libro también ha reseñado que esto no ha significado que haya cambiado el escenario. Según su punto de vista, el PJD llegó y ocupó su espacio, pero no ha tocado el poder religioso del rey Mohammed VI; Otazu ha explicado que no han pedido mayor división de poderes, que no han traído un discurso de justicia social, ni han puesto en cuestión el capitalismo, que tampoco han tocado los fundamentos del poder en Marruecos.
Aunque sí han traído cosas simbólicas importantes con su discurso moralizador en lo referente a la política. El periodista de la agencia EFE ha señalado que los políticos se enriquecían con lujos y que ahora los islamistas siguen viviendo de manera modesta. Ha recordado la anécdota del anterior jefe del Ejecutivo Benkirane, quien le recibió en su casa en calcetines. “La casa de Benkirane era como la de un marroquí más, donde recibía a periodistas y políticos; eso los marroquíes lo veían. Los islamistas trajeron imagen de moralidad a la vida pública, aunque no hayan cambiado los fundamentos de poder”, ha aclarado Otazu.
Un punto importante tratado en el debate virtual organizado por Casa Árabe sobre el libro “Marruecos, el extraño vecino” es el del trato a la disidencia en la sociedad del país norteafricano. Javier Otazu ha rescatado el caso de un joven al que en 2013 le cayeron dos años y medio de cárcel por convertirse al cristianismo, decisión que acabó siendo revocada por un tribunal de apelación después de la presión ejercida por grupos evangélicos norteamericanos que clamaban por una mayor tolerancia de Marruecos. Y, también, el caso de un homosexual británico que en 2014 padeció cuatro meses de cárcel por un encuentro que tuvo con un hombre en Marrakech; sentencia que también fue anulada por la intermediación del Partido Conservador de Reino Unido y la campaña realizada para presionar a Marruecos. Javier Otazu ha explicado que la presión exterior puede llegar a ser fuerte porque el rey alauí y su camarilla saben escuchar para rectificar, pero también ha manifestado que la presión interior todavía es más intensa. “Ese tipo de delitos, como ser homosexual o cristiano, están muy mal vistos socialmente”, ha indicado el periodista y escritor. “El que se sale de la norma o rompe con el islam o no cumple con el Ramadán se encuentra con una condena social y familiar inmediata. Los cristianos marroquíes han roto con su familia y entorno, se rompe de esta forma con la comunidad, aunque resulte muy duro de comprender”, ha subrayado Otazu.

Karim Hauser ha querido rescatar la idea de que la Monarquía tiene gran arraigo y se ha querido modernizar bajo el reinado de Mohammed VI, aunque el peso de la tradición es enorme con siglos de continuidad. Hay identificación por parte del pueblo con el monarca, el que lleva la batuta entre los creyentes, el llamado “Príncipe de los Creyentes”. El director de Relaciones Internacionales de Casa Árabe se ha querido preguntar por la principal dicotomía existente entre tradición y modernidad.
Ante esta exposición, Javier Otazu ha aclarado que, en Marruecos, cuando hay una protesta callejera todo el mundo tiene una foto del rey y que no para de gritar “Viva el Rey”. El rey de Marruecos “es como el amuleto”, lo que va a “permitir salir bien de cualquier trance”. El periodista de la agencia EFE ha remarcado que las manifestaciones que se dan son contra las condiciones en general, sin poner en duda al rey marroquí, ni a la Monarquía. En los años de las primaveras árabes se insultaba a los dirigentes de países árabes, pero en Marruecos jamás se metieron con el rey alauí, se metían con los consejeros o contra la corrupción instalada, ha recordado Otazu. “Sobre el rey de Marruecos, casi nadie cuestiona su papel político, ni militar, ni religioso, ni siquiera su papel económico, cuando es la mayor fortuna del país a través de sus múltiples empresas”, ha destacado.
Javier Otazu ha presentado la paradoja de cómo llegar a modernizar el país si el poder no permite que se desarrollen canales naturales para hacer llegar según que propuestas. “Cuando alguien pone en solfa el sistema político se ponen los ejemplos de Siria y Libia, con esos ejemplos se espanta cualquier tipo de reforma”, ha explicado Otazu, para quien coquetear con la idea del caos es una de las mayores desgracias en el mundo árabe, y eso lleva a posiciones conservadores e inmovilistas.
Para finalizar con el encuentro virtual, Karim Hauser ha sacado a la luz la competencia entre Francia y España dentro de esa contienda europea existente para obtener los favores de Marruecos o estar más cerca al país africano. Javier Otazu ha utilizado en su libro la idea del “síndrome de la novia fea”. Según el escritor y periodista, Francia ejerce la colonización de manera más sutil y perfecta que cuando era imperio sobre África. La nación francesa sacó al Ejército de ahí, pero dejó un sistema de dominación a través de la lengua y las escuelas. Javier Otazu ha remarcado que en el África occidental el francés es la lengua vehicular. “La escuela y la lengua permiten que Francia siga ejerciendo su dominio sutil sobre Marruecos”, ha enfatizado Javier Otazu. “Francia es el referente de cultura y progreso para cualquier marroquí, pero también es el principal sostén de Marruecos en su preocupación número uno, que es el dominio sobre el Sáhara Occidental. Marruecos da trato preferencial a Francia en todos los contratos públicos. El tren de alta velocidad es la joya de la corona y se lo dieron a Francia porque el rey Mohammed VI quiso dárselo a Sarkozy. Los diplomáticos españoles argumentaron que hay mucha experiencia española en el trabajo referente a todas las obras, pero se trata de subcontratas”, ha argumentado el periodista de la agencia EFE, para quien “la realidad es que el triste destino de las clases empresariales españoles y los decisores políticos es el de ser subcontratas de Francia”. “España es la novia fea a la que Marruecos se acerca cuando la guapa no le hace caso”, ha reseñado Otazu. El periodista también ha explicado que Francia es el principal valedor de Marruecos internacionalmente, aunque España no le anda a la zaga, y ha destacado que el país español saca a cambio del apoyo a Marruecos ante la ONU la coyuntural tarea del control de las fronteras del sur, el beneficio de que Marruecos controle la inmigración de la manera tan efectiva que lo hace.