El Real Madrid volvía a la Champions después de aquel fatídico partido en Manchester ante el City. Ánimos renovados en la casa blanca para afrontar su competición favorita.
El 9 sigue libre, aunque Joselu se empieza a parecer a ese delantero que tanto anhela la grada huérfana de Benzema.
Ante el Unión Berlín, los de Ancelotti llegaban con la presión de inaugurar el Bernabéu con el himno de la Champions resonando contra la cubierta retráctil y sin sorpresas, incluso con un marcador muy favorable, sobre el papel. Ancelotti empezó con las rotaciones para calibrar qué jugadores están preparados para jugar poco y aportar mucho. Nacho, Tchouaméni y Lucas Vázquez fueron las novedades en puestos importantes por la competencia que tienen los tres.

Enfrente estaba el Unión Berlín y más de 5.000 aficionados que dieron color a la Puerta del Sol por la mañana y al nuevo Bernabéu por la tarde en la grada habitual de los visitantes y repartidos por el resto de los asientos.
Bonucci era la única cara conocida, aunque el italiano demostró que no ha ido a Alemania de vacaciones y le dio a la zaga un empaque suficiente para desactivar las llegadas blancas a lo que hubo que añadir las paradas de Ronnow que se ha ganado volver con la selección de Dinamarca.
Este Real Madrid busca la portería mucho más que la temporada pasada ahora lo hace con centros en busca de la cabeza de Joselu o para que Rodrygo recoja lo que el 14 le baja de las nubes. No son los grandes goleadores del Madrid esta temporada, pero el juego que despliegan es suficiente para sumar todos los puntos en liga y llegar al Metropolitano a por el derbi madrileño.

La portería del Unión Berlín se salvó una y otra vez. Lo que no paraba Ronnow, lo sacaban los palos y algún defensa que pasaba por allí con buena fortuna. La puntería blanca fallaba y el público se ponía nervioso en la grada porque el martes el Barça había goleado a otra cenicienta de la Champions.
Por el lado alemán, Fofana y Volland exprimieron a Rüdiger y a Lucas Vázquez ahora que Alaba tiene licencia para subir y tirar faltas cuando quiera. Kepa tuvo poco trabajo, aunque los nervios del debut en el coliseo blanco le hicieron dudar en una salida por alto que Modric no tardó en recriminarle.
Ancelotti podría irse del Real Madrid en junio con una nómina de nuevos jugadores preparados para el futuro y con la capacidad de dar a los veteranos los minutos necesarios sin que se les tuerza el gesto un ápice. Modric y Kroos son ahora el revulsivo de Camavinga, Tchouaméni y Valverde. O el croata o el alemán entran en los minutos finales para darle movilidad al balón cuando las piernas le pesan al resto.

Y queda Jude. El inglés, tocado por la magia, tiene ya un espacio propio en el fútbol español. Esos minutos finales donde estar activo marca la diferencia. Bellingham intuyó el 2-1 ante el Getafe y estuvo en el sitio correcto en su primer partido en Champions de blanco. En el 93 sus largas piernas empujaron el 1-0, aunque Brahim estaba detrás para corregir el fallo del que, de momento, nunca falla. Inglaterra gana a Francia en la búsqueda del gol en el rey de Europa. No es la Guerra de los 100 años, pero Jude está y a Kylian no se le espera.