El Sevilla volvió a hacer historia en el Puskas Arena de Budapest. Allí levanto su séptima Europa League tras una tanda de penaltis en la que Bono volvió a ser el portero decisivo que todos los entrenadores quieren tener en su equipo.
Eso lo sabía Mourinho. Pero el portugués quiso llevar el partido a esa suerte con una prórroga en la que sus jugadores perdieron demasiado tiempo quejándose de calambres en busca de la tanda final en lugar del segundo gol.
Otra vez el Mourinho temeroso que prefiere guardar la ropa. El primer tanto de Dybala en el 35 dejó tocado al Sevilla porque el descanso estaba cerca y Mendilibar no había encontrado el fútbol que le hiciese daño a la Roma. En-Nesyri no tuvo su día, pero peleó cada balón que cayó por sus dominios, detrás. Bryan Gil, Torres y Ocampos acabaron descosiendo la defensa romana en la segunda parte a base de movimientos rápidos de balón.
Rakitic, Badé, Gudelj, Fernando, Telles… los mismos jugadores que le hicieron la cama a Lopetegui al principio de la temporada. Los mismos que apostaron más por el Mundial que por su equipo. Alguno hasta hizo las maletas para cambiar de equipo. Los mismos que no fueron capaces de entender al complicado Sampaoli. Esa plantilla aceptó de buen grado la llegada de Mendilibar y desplegó un fútbol parecido al de los tiempos del propio Lopetegui cuando luchaba por la liga española.
El técnico vasco fue un aprendiz en todo este tiempo. Cayó de pie, los jugadores levantaron el dedo y decidieron darle una oportunidad que él se ganó con la humildad propia de quien no conoce esos niveles de fútbol, pero tampoco quiere imponer sus métodos en pleno mes de marzo.
Así fueron sumando puntos en liga y pasando eliminatorias en Europa. El Manchester United o la Juventus se quedaron por el camino y en la final todo el mundo sabía que nada se le iba a resistir al todocampeón de su competición fetiche. Una especie de Real Madrid de la segunda división europea que también sabe levantarse de sus cenizas cuando hay un título en juego.
La Roma fue más equipo de lo esperado. Mourinho lleva años trabajando a esos jugadores como en sus tiempos del Inter para devolver al máximo nivel a un histórico, pero sigue pecando de no ir a por los partidos por miedo a perderlos.
Dybala, Matic y Smailling son una columna vertebral de alto nivel que en la Serie A solo va a poder aspirar a jugar de nuevo la Europa League tras los últimos partidos sin sumar tres puntos y con la Juventus pisando los talones romanos.
Mendilibar se ha ganado el derecho a seguir entrenando al Sevilla. Pero Monchi también tiene derecho a no repetir errores mirando solo a corto plazo el futuro de su equipo. La encrucijada solo la arregla el vasco anunciado su salida voluntaria, equipos no le van a faltar. Seguir y no empezar bien la temporada puede ser un problema, no seguir y que el siguiente entrenador no encuentre el apoyo de la plantilla, puede convertirse en otra temporada complicada que ya no tendrá un final feliz.
