El mundo entero esperaba ver la reacción del equipo norteafricano si, como se preveía, los franceses se ponían por delante en el marcador y los de Regragui tenían que tomar la iniciativa

El fútbol no ha sido justo con Marruecos

photo_camera REUTERS/KAI PFAFFENBACH - Sofyan Amrabat, jugador de Marruecos

Los partidos contra España y Portugal no nos habían enseñado el gran potencial de este equipo.

Contra España los africanos parece que se durmieron como todos los espectadores con el toque y toque y toque y toque de Luis Enrique. Orden, sacrificio y destellos de calidad los llevaron a los penaltis. Una tanda de penaltis que afrontaron con decisión y acierto.

Contra Portugal hubo algo más de suerte y una pequeña ayuda del portero portugués para adelantarse en el marcador y no tener que asumir riesgos innecesarios.

Siempre sin perder el orden, el sacrificio y bajo la dirección de Amrabat y Ounahi. Este último, desconocido por Luis Enrique. Su prepotencia le hizo no informarse y estudiar a los jugadores rivales.

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La semifinal contra los campeones del mundo se preveía del lado galo.

Empezó mal para los leones del Atlas tras un error en la defensa marroquí. Un defensa sale de posición y descoloca una defensa que ya de por sí estaba mermada por las lesiones y los franceses no lo desaprovecharon. Minuto 5 y el partido se ponía cuesta arriba y más cuando su capitán se lesionaba.

Hasta ese momento Marruecos había mostrado ser una de las mejores defensas del Mundial. Parecía que los de Deschamps someterían a los africanos y sería un partido controlado por ellos. No fue así. Lo que restaba de primer tiempo Marruecos se asentó defensivamente y salió alguna vez al contraataque con peligro.

Aunque Giroud tuvo dos ocasiones, la más clara fue para Marruecos en una espectacular chilena de El Yamiq que se estrelló en el poste. De haber entrado se habría convertido en el mejor gol del Mundial.

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La segunda parte fue íntegramente para Marruecos. Su seleccionador en el descanso les cambió la forma de jugar tomando riesgos y solo la mala suerte les alejó del empate. Marruecos controlaba el juego combinando pases medidos y elaborando con tranquilidad hasta tener varias ocasiones de gol.

Si de una cosa carece esta selección es de un goleador. De haberlo tenido no tendría límite, gracias a su gran ambición orden y trabajo.

Pero enfrente tenían al rival de Messi para ser el mejor jugador del Mundial: Kylian Mbappé. Se fabricó una gran jugada dentro del área y con la suerte del campeón le sirvió para que su compañero Muani marcara a puerta vacía el segundo tanto.

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Marruecos siguió con mucho esfuerzo llevando la iniciativa y tuvo acorralado a Francia. Además, consiguió frenar a Mbappé en los contraataques. Los leones siguieron intentándolo, pero el fútbol no fue justo con ellos. Tuvieron otras dos ocasiones claras, pero no tuvieron la lucidez para materializarlas.

Gran actuación de Marruecos desarrollando un muy buen fútbol, no fue solo la esperanza africana y del mundo árabe en las semifinales del Mundial. Que lo fueron e hicieron disfrutar a millones de personas. En todas las partes del mundo han dejado una magnifica sensación y una gran parte de los aficionados deseaban la victoria de los leones del Atlas.

El fútbol africano y árabe tiene su máximo exponente con Marruecos y esta generación de jugadores han hecho disfrutar a todo el mundo del fútbol por su calidad, esfuerzo, orden y deportividad.

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Seguirá en lo más alto de las competiciones internacionales porque hay un gran trabajo detrás de muchos años y con humildad han alcanzado un gran nivel. A partir de ahora, Marruecos será uno de los equipos a batir. Respetando a Argentina, Francia, Brasil o Croacia.

Este año ganará Argentina o Francia, pero la revelación del Mundial sin duda es Marruecos y en la próxima Copa del Mundo estará entre los favoritos.

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