El Real Madrid cae en Champions: le faltó fútbol y le sobró corazón

Después de lo que pasó en Londres nadie esperaba una remontada a base de fútbol. Porque de eso el Real Madrid no tiene esta temporada. El grifo se secó y Ancelotti no ha sabido encontrar un once que juegue a algo parecido a lo que la temporada pasada le hizo campeón de Europa. Sin Kroos parece que nada funciona. El plan de Ceballos era bueno, pero se lesionó en el peor momento y todo se vino abajo en la ida de cuartos de final. Ese 3-0 escondía mucho más y el Bernabéu pudo ver a un Real Madrid que murió con todos los jugadores que dieron gloria al técnico italiano hace un año.
Este perfil de entrenadores tiene estos naufragios. Son capaces de motivar a un equipo para lograr convertir al Bernabéu en un manicomio, pero también de amotinarse en sus planteamientos imposibles y dar minutos a jugadores como Brahim en el minuto 84 en la ida y en el 75 en la vuelta. No hay más estrategia que esperar a que tiren del carro los que no son ni la sombra de lo que eran hace meses.
Vinicius se ha encerrado en su banda y, ante el Arsenal, se dedicó a pisar la línea de fondo para meter balones sin rematadores o para forzar córners. El gol fue un acto de valor, como el de Benzema con Donnarumma, Saliba no se esperaba la presión y el brasileño anotó el 1-1 que no significaba nada.

Todo empezó con el Santiago Bernabéu convertido en una caldera con un ambiente temible para el rival. Pero faltaba el fútbol y todos lo sabían. O pasaba algo extraordinario o no había nada que hacer. Y pasó. Pero en el área blanca. Agarrón de Asencio a Merino y penalti que el árbitro pitó minutos después a instancias del VAR. Saka intentó una especie de Panenka, pero los largos brazos de Courtois lo evitaron. Era una señal. Algo podía funcionar. Aunque no hubiera fútbol ni un plan para romper el partido.
Lo que pasó minutos después es un desastre arbitral. Más de cinco minutos de revisión de un agarrón (leve) a Mbappé que el VAR no supo gestionar. El miedo atenazó a los colegiados que solventaron la jugada con un fuera de juego de Rodrygo que solo vieron ellos, pero que les solventaba la papeleta.
El Madrid encerró al Arsenal, pero la personalidad de Odegaard, Partey o el propio Rice hacía imposible que se desatara ninguna tormenta perfecta. Apenas un chaparrón sobre Raya y una jugada bien trenzada que le dio a Saliba la oportunidad de resarcirse y de anotar el 1-0.
Ancelotti quedó señalado por no tener un plan decente para la remontada. O eso, o sabe que sus jugadores no están. Mbappé se marchó lesionado del tobillo tras hacer la guerra por su cuenta y Rodrygo no fue capaz de pisar área con peligro. Bellingham sigue corriendo a kilómetros de la portería y Ceballos, Modric o Brahim no le podían cambiar la cara al equipo en 20 minutos.

El Arsenal anotó el 1-2 al final y se metió en semifinales con todos los honores donde le espera el PSG de Luis Enrique. El Madrid puso demasiado corazón, pero ni una pizca de fútbol. La pelea por la Liga debe lucharla mientras pueda y, de camino, jugar una final de Copa del Rey ante el Barça, semifinalista de Champions que se medirá al Inter de Milán.
Lo del Mundial de Clubes queda lejos y eso que es objetivo importante esta temporada. Ancelotti ya no es revulsivo para una plantilla derrotada.