Íñigo Villegui
Aena se ha mantenido firme en los últimos tiempos, en sintonía con la fortaleza de su negocio, si bien esta semana, arrastrada por las últimas andanadas de pesimismo, sus títulos han perdido la barrera de 100 euros. Algo explicable en las actuales circunstancias, dadas las importantes plusvalías que ha acumulado en sus 12 primeros meses de historia bursátil.
Las acciones de Aena, que debutaron el 11 de febrero de 2015, tras ser colocadas a 58 euros, operan actualmente en torno a 96 euros, lo que representa una revalorización del orden del 65%, que algunos expertos consideran que podría incrementarse en meses venideros, pues calculan su precio objetivo en cotas sensiblemente superiores, por encima incluso del máximo histórico que establecieron el pasado diciembre en 110,75 euros.
Así, por ejemplo los analistas de Goldman Sachs mejoraron, el pasado viernes, su recomendación desde neutral hasta comprar, al tiempo que revisaron al alza su precio objetivo desde 108 euros hasta 118 euros. Y, hace casi un mes, los especialistas de Barclays, recomendaron a sus clientes sobreponderar el valor, al tiempo que elevaron su precio objetivo desde 118 euros hasta 120.
El grupo, con el Estado en su accionariado, que conserva un 51% y casi otro 18% en manos de varios fondos, no está sujeto a grandes volatilidades. Y su abultada generación de caja, que parece asegurada a la vista de la evolución que registra el tráfico en los aeropuertos que gestiona, es uno de sus principales atractivos.
De hecho, a lo largo de 2015, en su red de aeropuertos, se experimentó un incremento interanual de pasajeros del orden del 5,9%, hasta totalizar 207,41 millones, cifra que fue la segunda mejor de su historia tras el récor de 2007: 210,4 millones de pasajeros.
Lo más importante, según apunta un gestor patrimonial, fue comprobar que en los datos de pasajeros de diciembre se volvió a consolidar la tendencia de crecimiento arrastrada, en los últimos 26 meses, que se espera que continuara en los meses siguientes. Y, desde luego las expectativas son optimsitas, puesto que se mantienen la afluencia de turistas a España, favorecida por la caída del precio de los combustibles y, fundamentalmente, por la situación que atraviesan varios competidores mediterráneos.
Periódicamente, surge el tema de las tarifas de los aeropuertos, si bien ya se decidió una rebaja del 1,9% para 2016, que a la vista de la evolución del tráfico no supondrá especial repercusión en los resultados. Y la compañía ataja la polémica, argumentando que las tarifas en España son unas de las más baratas de Europa.