El barril de Brent, de referencia para Europa y Oriente Medio, de entrega en junio, ha vuelto a sufrir un desplome del 15% este miércoles, hasta situarse en los 16,38 dólares, una cifra que no se veía desde 1999. El crudo amplía la caída que se había registrado en la víspera. En la sesión previa, el Brent cerró con una fuerte caída del 25,45%, como consecuencia del exceso de oferta en el mercado y el descalabro que ha sufrido el West Texas, de referencia para Estados Unidos.
El hundimiento de la demanda por la crisis de la COVID-19 y la falta de recursos para almacenar los excedentes de producción están lastrando los precios tanto del Brent como del West Texas. Las naciones productoras sufren un golpe con esta tendencia a la baja. Por ejemplo, Argelia había basado su presupuesto de austeridad para hacer frente a la pandemia con la previsión de cobrar hasta 50 dólares por barril.
La falta de acuerdo entre los países de la OPEP +, que agrupa a países de la OPEP con otros productores como Rusia, que se reunieron este martes para atajar la volatilidad que ha tenido lugar las últimas semanas en el mercado del petróleo, también ha lastrado la cotización del Brent.
Con la apertura de las bolsas europeas, el barril de Brent ha frenado su caída al 8,885% hasta llegar a los 17,62 dólares el barril, lo que supone un rebote de más del 10% desde el mínimo en el que había llegado a cotizar antes de la apertura del parqué europeo. En lo que va de año, el Brent ha sufrido una depreciación del 73%. El barril del West Texas ha conseguido cotizaciones en positivo ligeramente este miércoles y ha alcanzado los 11,74 dólares por barril, un 1,47% por encima del precio marcado en el cierre de los mercados este martes.

Rusia ha considerado este miércoles que hay que esperar los resultados del nuevo acuerdo de la alianza para recortar la oferta de petróleo antes de adoptar nuevas medidas para estabilizar los precios en el mercado, como la construcción de nuevos depósitos en el país. “Primero hay que analizar cómo influirá el acuerdo de recorte de la producción al que llegó la OPEP + la semana pasada”, ha explicado el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, en una rueda de prensa telemática que ha recogido la agencia Efe.
“La dinámica de los precios del petróleo es negativa y se viven momentos complicados, no se puede valorar la situación solo por un día o una semana, hay que hacerlo con más perspectiva”, ha asegurado el funcionario ruso. “Ahora simplemente hay que esperar”, ha subrayado.
El último acuerdo de la OPEP +, alcanzado el pasado 12 de abril, prevé una recorte de la oferta de 9,7 millones de barriles diarios en mayo y junio, al que se sumaría la reducción de otros 10 millones de otros productores importantes que no forman parte de ese grupo, como Estados Unidos y Noruega. Sin embargo, el consenso sobre el recorte de producción no ha evitado el desplome de los precios del petróleo debido al gran impacto de la pandemia de la COVID-19 en la economía mundial. Así, el crudo ruso de la marca Urals, tradicionalmente más barato que el Brent, de referencia en Europa, ha cotizado este miércoles a 11,59 dólares por barril en el puerto neerlandés de Rotterdam.
Los países productores de petróleo temen un impacto enorme de la pandemia en sus economías por el parón económico y por su dependencia de esta materia prima. Argelia es una de las naciones que más teme este golpe. El Ejecutivo diseñó un presupuesto de austeridad para hacer frente a la crisis sanitaria y económica en el que contaba con cobrar cada barril de Brent a 50 dólares. “Esta caída de los precios del petróleo provocará un aumento del déficit fiscal y de cuenta corriente y debilitará aún más los indicadores macroeconómicos del país”, escribe el periodista Ali Titouche este miércoles en el diario Liberté.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) indicó en el informe que presentó la semana pasada unas previsiones de caída del PIB del -17,1% y un déficit por cuenta corriente del -18,3% y el PIB. El grupo bancario francés, Crédit Agricole, ha vaticinado que el déficit fiscal y el déficit exterior crecerán un 10% del PIB. Las exportaciones argelinas de hidrocarburos también caerán a la mitad mientras los precios del Brent se mantengan entre los 25 y los 35 dólares durante mucho más tiempo, según recoge el diario Liberté.
Aunque hay países que sufren, otros tratan de aprovechar el momento. Australia ha anunciado este miércoles que el Gobierno gastará 59,6 millones de dólares para comprar crudo y crear una reserva estratégica de petróleo para aprovechar el desplome de precios provocado por la COVID-19. “Con las nuevas medidas, Australia conseguirá sus primeras reservas de petróleo con el objetivo de garantizar la seguridad energética. Esto incluirá un acuerdo con Estados Unidos para almacenar crudo del Gobierno australiano”, ha indicado el Ministro de Energía y Reducción de Emisiones en un comunicado que ha recogido la agencia Efe.
Australia ha estado negociando el acceso a las SPR -reservas estratégicas de petróleo- estadounidenses desde 2018, cuando el ministro australiano de Energía, Angus Taylor, y su homólogo estadounidense, Dan Brouillette, firmaron el primer acuerdo de este tipo. “Las nuevas medidas aprovecharán los bajos precios actuales del crudo y la posición de acceso privilegiada de Australia al SPR, que se halla entre las instalaciones de almacenado de petróleo a largo plazo más asequibles del mundo”, ha señalado Taylor.
Además, el Ministerio anunció que el Gobierno va a trabajar con el sector privado para estudiar medidas que mejoren la seguridad energética, y con las refinerías para adoptar medidas temporales para descongestionar las reservas de combustibles, que se han visto afectadas por la falta de demanda debido a las políticas adoptadas en países de todo el mundo para combatir la pandemia de COVID-19.
China, país que carece de materas primas, también está aprovechando para hacerse con reservas de petróleo aprovechando el hundimiento de precios y está llenado las reservas de sus tanques de petróleo. “Los principales importadores de crudo, como China, se aprovisionan de reservas cuando los precios son bajos y eso podría ayudar a que los precios no se hundan todavía más ante la débil demanda global”, explica Lei Sun, consultor senior de Wood Mackenzie, consultora global sobre energías, metales o minería, en una nota para clientes.