Coincidencia hispanoportuguesa en cuidar el turismo para el desarrollo económico, ambiental y social

Tal y como está desbordada de fango la política española no deja de ser raro, raro, raro que una jornada de debate sea inaugurada por un ministro del Gobierno de Pedro Sánchez y clausurada por el jefe de la oposición. Pues, hecho tan extraordinario ha sucedido en el espacio All in One de Caixabank en Madrid, considerado el más grande de Europa en banca experimental.
El tema de debate era el futuro del turismo en las ciudades españolas y portuguesas, organizado por la Sociedad Barcelonesa de Estudios Económicos y Sociales (SBEES) de Foment del Treball, entidad presidida por Josep Sánchez Llibre. Un ministro de Industria y Turismo, Jordi Hereu, para inaugurar la jornada; un ex de casi todo, Alberto Ruiz Gallardón, para moderar los debates; los alcaldes de Málaga, Madrid, Oporto y Cascais, además de los presidentes de Turisme Barcelona, Jordi Clos, y de la Confederación de Asociaciones Empresariales de Baleares (CAEB), Carmen Planas, para discutir sobre los problemas más acuciantes y comunes del turismo, y un político, jefe de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, para clausurar un encuentro que ha contado también con la presencia de un centenar de empresarios y dirigentes del sector.
Jordi Hereu resaltó que “más de cien millones de turistas internacionales (85 millones, España, y 18 millones, Portugal) han visitado la península ibérica durante el último año”, una cantidad que la sitúa a la cabeza del mundo, lo que debe hacer que las ciudades de ambos países se conviertan en “el epicentro del debate estratégico sobre lo que queremos que sea el modelo turístico del futuro”. Ha puesto para ello especial énfasis en la necesidad de que todos trabajen ese modelo atendiendo a una triple sostenibilidad: económica, ambiental y social.

Josep Sánchez Llibre, presidente de la SBEES, recuperó en su intervención la figura del político y filántropo Francesc Cambó, el hombre que imaginó una gran Cataluña dentro de una gran España, antes de anunciar que “los empresarios catalanes, modestamente, pero con toda ambición, queremos volver a liderar la economía española”. Justificó tal aspiración en que “cuando el mundo occidental está protagonizando trascendentales cambios sociales, los empresarios no podemos dejar de aportar nuestras ideas”.
El moderador de los debates, Alberto Ruíz Gallardón, exministro de Justicia, expresidente y exalcalde de Madrid, lanzó una reflexión para la discusión: la paradoja de que España y Portugal, de forma conjunta el primer destino turístico del mundo, experimenten un cierto rechazo social al turismo de masas.

Fue el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, el primero en recoger el guante, explicando que su objetivo constante era y es “hacer una ciudad buena para los ciudadanos, atractiva para los malagueños”, lo que se va consiguiendo apostando por la excelencia y la calidad, ésta especialmente en la formación de todos los trabajadores que de una u otra forma lo hacen o se relacionan con el sector turístico.
Parecido argumento esgrimió el primer edil de la capital de España, José Luis Martínez-Almeida: “Madrid tiene que ser la mejor ciudad para vivir porque entonces será la mejor ciudad para venir”. Aunque se confesó “un becario del maestro De la Torre como alcalde, discrepó de este respecto de la tasa turística, impuesto que ya han introducido varias ciudades y otras están en vías de hacerlo. Martínez-Almeida resaltó que el universo fiscal, jurídico y financiero creado por Madrid hacen muy difícil, por no decir absolutamente contraproducente, legislar semejante tasa impositiva.
Rui de Carvalho, presidente de la Cámara Municipal de Oporto, que se excusó por hablar en “portuñol” aunque su dominio de la lengua española es impecable, señaló que “hemos pasado de pescar a los turistas con red a querer hacerlo con caña y escogiendo mucho los peces”, antes de explicar que el turismo es una actividad imposible si no hay empresarios a los que no solo se les deje desarrollar sus ideas, sino que también se les impulse y apoye, “porque sin empresas no hay turismo”.
Preguntado por las líneas de alta velocidad, el alcalde de Oporto reivindicó una cooperación transfronteriza de verdad, “sin políticos que anuncien fantasías irrealizables”. Señaló que la península ha de ser contemplada, desde el punto de vista de las infraestructuras, como una ciudad, cuyos barrios han de comunicarse mediante líneas de metro. “Y nuestro metro es, por ejemplo, una línea ferroviaria entre La Coruña y Setúbal”.

Su compatriota Carlos Carreiras, presidente de la Cámara Municipal de Cascais, ha resaltado la necesidad de cuidar el mercado turístico interno y respetar la propia identidad, además de apostar por la cultura a través de un turismo de excelencia.
Jordi Clos, que preside tanto Turisme Barcelona como el Gremi d´Hotels de la capital catalana, ha reanimado una idea que dijo llevar muchos años impulsando, al parecer con resultados infructuosos: “No es sensato que, por ejemplo, de cara a los cada vez más numerosos y de gran poder adquisitivo turistas de Asia, dos ciudades espectaculares y complementarias como Madrid y Barcelona no vayan de la mano cuando compitan con otras ciudades de Europa o Estados Unidos”.
Y, en fin, Carmen Planas, presidente de la CAEB, fijó como principal reto la transformación del sector de la mano de la innovación, la digitalización y la circularidad, proponiendo alargar la temporada turística al máximo, repartiendo a los turistas en espacio y tiempo: “Hemos de cambiar volumen por valor”, concluyó.
En resumen, la conferencia ha abordado diversos aspectos cruciales, como la formación de los trabajadores del sector turístico, la gestión de la tasa turística para su redistribución en beneficio de las ciudades, la promoción de un turismo regenerativo que minimice su impacto negativo y contribuya a la mejora de los recursos locales, así como el impulso en términos de civismo, sostenibilidad y seguridad de los turistas. También se ha resaltado la importancia de la colaboración entre el sector turístico, la cultura y el deporte, así como los avances tecnológicos como motores del desarrollo y modernización del sector.
Como se apuntaba al principio, la clausura de la jornada correspondió al presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, quién tras destacar que “somos ya mucho más que los mejores en turismo de sol y playa”, señaló que “nuestra mayor fortaleza es la capacidad para aprovechar las oportunidades, corregir las debilidades y afrontar las amenazas”. Puso al sector turístico de ejemplo, al señalar la necesidad de que “todos los sectores tuvieran un comportamiento similar en términos económicos, de crecimiento y de expectativas de futuro”.
No defraudó a quienes esperaban mensajes relativos a la actualidad política: “Hay que ayudar a la gente que arriesga porque son las ideas y las iniciativas que pueden llevarse a efecto las que crean riqueza”. Reclamó reformas estructurales, entre ellas un cambio en las políticas educativas y energéticas, con una “vocación reformista y menos obsesión por resistir [en el poder] y más por actuar”. Dijo querer finalizar con un mensaje de optimismo y confianza, porque “España puede ser uno de los mejores lugares del mundo para invertir”.