La decreciente clase media, según la OCDE

Alex Erquicia

Pie de foto: La decreciente clase media, según el informe 'Bajo presión: la clase media exprimida' de la OCDE.

La vulnerabilidad de la clase media, que se disminuye generación tras generación, se está erigiendo como uno de los principales retos económicos mundiales. Para afrontarlo los gobiernos deben hacer más por ayudar a los hogares de clase media luchar por mantener su peso económico, y los estilos de vida, ya que el estancamiento de los salarios no permite mantenerse al día con los mayores costes de vida.

Así de rotundo se pronuncia la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo (OCDE) en su reciente informe sobre la menguante clase media ante los retos del cambiante entorno económico y laboral. Aseguran que el grupo socio-económico que compone la clase media está exprimido y las ramificaciones de ello son múltiples.

La OCDE sostiene que entre 2007 y 2016, el aumento anual de los ingresos reales medios fue de un 0,3% entre los 36 miembros que forman el selecto grupo de los países más desarrollados del mundo. Eso se compara con el aumento de los ingresos medios del 1% entre mediados de los 80 y mediados de los 90 y del 1,6 % entre mediados de los 90 y mediados de la primera década de este siglo.

En el informe 'Bajo Presión: la clase media exprimida', constatan que los hogares de clase media se sienten abandonados y que cada vez más cuestionan los beneficios de la globalización económica. Más allá, la OCDE muestra preocupación por la, cada vez mayor, desigualdad entre ricos y pobres, algo que se ha acentuado tras la crisis económica global. Según la organización, el 10% de las personas más ricas acumulan casi la mitad de la riqueza del mundo, mientras que el 40% de las rentas más bajas se reparten el 3%.

Para fomentar la equidad del sistema socioeconómico, los gobiernos deben enfocarse en estimular la clase media. Según la OCDE, las políticas deben centrarse en introducir cambios en la carga tributaria sobre los ingresos laborales, ampliar la tributación del capital y de las grandes herencias, así como hacer que los impuestos sobre la renta sean más progresivos y justos.

En el caso de España la mitad de la generación millenial, jóvenes nacidos entre 1983 y el 2002, se han quedado o se van a quedar fuera de la clase media. El informe destaca que mientras el 60% de los españoles nacidos entre 1942 y 1964 pertenecían a la clase media cuando tenían 20 años, este porcentaje se redujo al 58% con los nacidos entre 1965 y 1982 (la generación X) y al 50% cuando se trata de los millenials.

La OCDE considera dentro de la clase media a las familias cuyos ingresos se sitúan en torno al 75% y el 200% del sueldo medio de cada país (siendo los que están por encima clase de ingresos altos y los que están por debajo clase de ingresos bajos). El número de hogares de los países de la OCDE que pertenecían a clase media pasó de representar del 64% al 61% entre mediados de los años 80 y 2005. 

En el caso español, por tanto, los ingresos de la clase media española, oscila entre los 11.450 euros y 30.542 por persona. El organismo precisa que en España el 55 % de la población cumple con los criterios de lo que consideran clase media, mientras que un 33% se encuentras en la clase de ingresos bajos y el 12% en la clase alta. Entre mediados de la década de 2000 y mediados de la década de 2010 en España, la proporción de la población en clase media ha disminuido en tres puntos porcentuales mientras que la clase de ingresos altos ha aumentado en dos puntos porcentuales.

La OCDE insta a las autoridades a aplicar planes de acción que aborden estos problemas y alivien las cada vez mayores presiones económicas que sufre la clase media. Se necesitan reformas en el mercado de trabajo, la educación, los sistemas de formación, así como de las políticas sociales y fiscales, asegura el estudio. Además, a medida que los empleos temporales o precarios, que a menudo ofrecen salarios más bajos y seguridad en el empleo, reemplazan cada vez más los empleos tradicionales de clase media, se necesita más inversión en los sistemas de educación y capacitación vocacionales.

Los motivos de esta pérdida del nivel de vida de la clase media son diversos. Destaca el desarrollo tecnológico, que ha automatizado varios trabajos de cualificación media que solían realizar los trabajadores de clase media; o el coste creciente de la educación superior que amenaza la capacidad de las familias de clase media para enviar a sus hijos a la universidad; o que los precios de la vivienda se han incrementado tres veces más que los ingresos medios por hogar. Por ello las clases medias han reducido su capacidad de ahorrar y en algunos casos han caído en deuda.

Todo ello hace que la movilidad social sea cada vez más difícil. En un anterior estudio la OCDE destacaba que una persona nacida en una familia pobre necesita entre cuatro y cinco generaciones (unos 150 años) en alcanzar el nivel de ingresos medios. Una clase media más pequeña, con peores expectativas de futuro supone un reto para el desarrollo de un país. Que el club de los países más ricos del mundo, manden estas señales de alarma apunta a que las dificultades que atraviesa la clase media necesitan de soluciones rápidas y efectivas. 

Ante los retos de la nueva economía, proteger a las clases medias, en busca del bienestar y la sostenibilidad de la sociedad, debería ser una prioridad. Como bien dice el organismo, "una clase media próspera y fuerte es crucial para cualquier economía con éxito y una sociedad cohesionada". Las señales de alarma no pueden sonar más alto.

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