Dependencia energética de España

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España forma parte de los países europeos más consumidores de energía, pero el país no consigue, ni de lejos, cubrir sus necesidades. De ahí la importancia de reforzar las conexiones con sus vecinos.
 
Sus 46,5 millones de habitantes consumieron 118,6 millones de toneladas de equivalente petróleo en 2013, una unidad que permite sumar las diferentes fuentes de energía, según los últimos datos disponibles del ministerio de Industria español.
 
Esto coloca a España justo detrás de las cuatro grandes economías del continente: Alemania, Francia, Reino Unido e Italia, según la oficina europea de estadística Eurostat.
 
Madrid depende fuertemente de las importaciones, que representan un 71% de su consumo energético, frente a 53% de media en la Unión Europea.
 
Como sus vecinos, Madrid importa casi todo el petróleo y el gas natural que el país necesita. Según el ministerio de Industria, el primero representa más de la mitad de su consumo energético y el segundo casi 18%, lo que genera un déficit comercial de 41.000 millones de euros.
 
Argelia es su primer proveedor de gas natural, muy por delante de Noruega y Nigeria, vía el gasoducto submarino Medgaz que cruza el Mediterráneo. En cuanto al petróleo, sus principales proveedores son Nigeria, México y Arabia Saudita.
 
Madrid se distingue negativamente en lo relativo a la producción de electricidad.
 
"Francia tiene una cuota de producción propia mucho más importante que España" gracias a sus plantas nucleares, explica Carlos Martínez Lázaro, un economista de la escuela de administración de empresas IE Business School de Madrid.
 
En los años 1980, las amenazas de la organización armada independentista vasca ETA y el rechazo de la opinión pública llevaron al gobierno español a adoptar una moratoria a la construcción de nuevas centrales, en vigor desde 1997.
 
Los siete reactores hoy activos proporcionaron 12% de la energía total y cerca de 20% de la electricidad en 2013.
 
El país no cuenta tampoco con importantes recursos de carbón, como en el caso de Alemania, por ejemplo, pese a que existen minas en el norte del país.
 
Dispone por el contrario, de grandes recursos en energías renovables, que en 2013 proporcionaron más electricidad que las centrales nucleares.
 
Este sector se desarrolló gracias a la generosidad de las subvenciones a la energía eólica y solar instauradas por el anterior gobierno socialista a partir de 2004: ahora España tiene el cuarto parque eólico más importante del mundo, detrás de China, Estados Unidos y Alemania.
 
Pero el apoyo a las energías limpias costó caro, generó un déficit tarifario de casi 26.000 millones de euros y los conservadores, tras su llegada al poder a finales de 2011, impusieron drásticas políticas de austeridad al sector.
 
"España es una isla energética porque no está conectada suficientemente con Francia tanto en electricidad como en gas", considera Martínez Lázaro. De ahí la importancia de esta nueva línea de alta tensión, agrega.
 
Otra idea defendida por Madrid consiste en reforzar las conexiones de gas con Francia, para poder transportar gas argelino hacia el resto de Europa y reducir así su dependencia respecto a Rusia.
 

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