El director general de la Bolsa de Valores de Estambul, Mehmet Hakan Atilla, ha renunciado a su cargo de motu propio este lunes, según un comunicado emitido a través de la agencia estatal de noticias Anadolu. “A petición propia”, su dimisión fue aceptada por el Consejo de Administración y notificada a la Junta del Mercado de Capitales de Turquía, concluye el comunicado.
Atilla fue arrestado en marzo de 2017 en el aeropuerto de Nueva York durante un viaje de negocios. El entonces director general adjunto de la entidad bancaria turca Halkbank fue condenado por los delitos de fraude y conspiración contra Estados Unidos por formar parte de una organización dedicada a apoyar a Irán a evadir sanciones. Sin embargo, el banquero fue absuelto del delito de blanqueo de capitales, por lo que su condena alcanzó los 2 años y 8 meses de prisión.
Los fiscales del Distrito Sur de Nueva York indicaron que, desde 2012 hasta 2016, tanto Halkbank como sus ejecutivos habían utilizado sociedades pantalla en Irán, Turquía y Emiratos para realizar transacciones ilícitas a fondos de titularidad iraní dentro de la propia entidad. Todo ello para sortear las sanciones al régimen de Teherán. A cambio, Turquía habría recibido petróleo y gas natural iraní a un precio asequible.
Mientras, los funcionarios turcos e iraníes se habrían enriquecido con decenas de millones de dólares para proteger a los implicados, según la versión de los fiscales. El fiscal general adjunto para la Seguridad Nacional, John C. Demers, calificó entonces el caso como “una de las más graves violaciones de las sanciones contra Irán que hemos visto”.

En palabras del abogado defensor del banquero, Victor Rocco, Atilla no era más que “un peón sin culpa, un daño colateral”. Sin embargo, el factor más revelador del juicio fue el testimonio del comerciante de oro turco-iraní Reza Zarrab, famoso en Turquía por estar casado con la cantante y actriz turca Ebru Gündeş y dirigir la trama.
Zarrab se declaró culpable y aceptó testificar. En una primera declaración, admitió el pago de más de 60 millones de dólares en sobornos. Según su testimonio, en 2012 pagó al entonces ministro de Economía de Turquía, Zafer Çaglayan, una pequeña fortuna para que le ayudara a ocultar las transferencias de dinero haciéndolas pasar por compras de oro.
Zarrab afirmó durante el juicio que el propio presidente de Turquía estaba al tanto del plan. Mientras que Atilla, por su parte, fue excarcelado en 2019 y regresó a Turquía una vez finalizada su condena. Allí fue acogido por la cúpula del Gobierno como agradecimiento por no haber desvelado la implicación del Ejecutivo turco en la trama.
Asimismo, en el mes de octubre de ese mismo año, el banquero fue nombrado director general de la Bolsa de Estambul por el entonces ministro de Finanzas y yerno de Erdogan, Berat Albayrak, cargo que ha ocupado hasta el momento.

Las autoridades estadounidenses reiniciarán el juicio contra Halkbank para esclarecer el grado de participación de la entidad en la trama. El banco es acusado de cargos por delitos de fraude, lavado de dinero y sanciones. En el peor de los escenarios, la entidad podría afrontar una multa superior a los 20.000 millones de dólares o, incluso, la exclusión del sistema bancario internacional SWIFT. Esta decisión inhabilitaría a uno de los bancos más importantes de Turquía, y ahondaría aún más en la crisis económica que encara el país.
A priori, el juicio estaba programado para el pasado 1 de marzo, sin embargo, un tribunal de apelación concedió la suspensión temporal del mismo para permitir que un panel de jueces atendiera las reclamaciones de Halkbank. Por lo pronto, es necesario determinar si un tribunal de Nueva York tiene jurisdicción sobre una institución financiera de Turquía. Aunque los expertos consideran que se trata de un mero trámite y que el proceso seguirá su curso.
Con la economía turca en crisis, la quiebra de Halkbank sería probablemente un golpe de efecto contra las aspiraciones de recuperación. En las últimas semanas, además, Turquía ha sido una de las economías más golpeadas por el aumento de los precios del petróleo. La lira turca descendió hasta su punto más bajo desde finales de diciembre, por lo que miles de inversores podrían perder sus ahorros.

Los economistas advierten que todo el sector financiero turco podría colapsar, como ya ocurrió en el año 2001. Por ese motivo, la dimisión forzada de Atilla puede haber sido uno de los últimos recursos de Ankara para mantener las relaciones de cordialidad con Washington, más aún después de la reprobación estadounidense a Turquía por la compra de misiles S-400 de fabricación rusa.
Erdogan ya intentó frenar el juicio durante el mandato de Obama, y mantuvo una línea de comunicación con el entonces vicepresidente Biden, pero no sería hasta la llegada de Trump a la Casa Blanca cuando consiguió avances. Unas semanas después de la toma de posesión del republicano, su asesor y abogado Rudy Giuliani voló a Ankara para tratar el caso Halkbank con Erdogan, y meses después el propio Trump despidió a Preet Bharara, el fiscal del Distrito Sur de Nueva York que había dirigido el proceso.
El presidente turco no puede ser penado por Estados Unidos por su inviolabilidad como jefe de Estado, sin embargo, las consecuencias por las prácticas ilegales en materia de sanciones han dañado la imagen tanto de Turquía como de su entidad bancaria de titularidad pública. Todo ello, además, en un momento delicado para la economía otomana. La trama parece confirmar todas las acusaciones contra Erdogan desde la oposición turca y desde los estamentos internacionales.