La Asociación de Cámaras de Comercio e Industria del Mediterráneo (ASCAME), con la colaboración de la Cámara de Comercio de Alejandría en Egipto, celebró la semana pasada en El Cairo una conferencia híbrida sobre el impacto de la guerra entre Rusia y Ucrania en la región mediterránea. Como resultado del evento, ASCAME y la Cámara de Alejandría han lanzado un documento de trabajo que analiza las consecuencias específicas de la actual crisis socioeconómica, provocada tanto por el conflicto entre Rusia y Ucrania como por la pandemia de la COVID-19.
El evento reunió a expertos, líderes empresariales, multiplicadores y representantes públicos para establecer una visión general del impacto de la crisis en las cadenas de suministro mundiales, con especial atención a la disponibilidad de los productos y la inflación de los precios en el Mediterráneo.
El documento deja claro que la volatilidad de la situación va más allá de las fronteras. Tras dos años de la incertidumbre provocada por la pandemia, la guerra entre Rusia y Ucrania ha añadido una nueva capa de vulnerabilidad a un sistema ya frágil. Garantizar bienes básicos y precios estables se ha convertido en el reto más importante a nivel mundial.
En este sentido, son especialmente significativos los datos que ofrece el documento sobre suministros específicos de alimentos y energía, ya que reflejan el impacto que el miedo puede tener en las tendencias del mercado. La preocupación por las consecuencias de la guerra ruso-ucraniana sobre los agricultores y productores provocó un aumento del 6% en los precios del trigo sólo el primer día del conflicto, y la curva ha crecido desde ese momento, hasta el punto de que los precios del trigo alcanzaron recientemente sus niveles más altos desde mediados de 2008. Asimismo, se ha producido una subida de los precios del petróleo y del gas, un aumento de los costes de transporte y de los seguros, la inestabilidad del comercio y la interrupción del tráfico en los puertos rusos y ucranianos, así como restricciones de las transferencias bancarias hacia y desde Rusia. Además, las condiciones económicas mundiales han empeorado, ya que los efectos de la recesión se han visto agravados por un fuerte descenso de la actividad económica, la reducción del empleo y la disminución del transporte marítimo y la productividad, lo que ha provocado una crisis en las cadenas de suministro.
Sin embargo, el documento también apunta a un potencial lado positivo en la inflación de ciertos productos, como el combustible: obligará a los gobiernos de todo el mundo a encontrar alternativas que garanticen la seguridad energética, poniendo así sobre la mesa opciones más sostenibles que encajen con la Agenda 2030 de Naciones Unidas.
ASCAME y la Cámara de Comercio de Alejandría concluyen que el daño causado por la COVID-19 y la guerra ruso-ucraniana no puede ser revertido. Es posible que el sistema económico mundial tarde algún tiempo en recuperar su equilibrio, por lo que es crucial establecer estrategias cohesionadas que tengan en cuenta las particularidades regionales.
Link al documento completo:
https://www.ascame.org/wp-content/uploads/2022/04/COVID-19-and-the-Russianinvasion-of-Ukraine-2.pdf