Argelia ante el desafío de transformar su economía

El país magrebí promete convertirse en una potencia económica africana, pero la dependencia del sector energético y la exclusión regional lo dificultan
Técnicos en la planta de tratamiento de gas de Krechba, a unos 1.200 km (746 millas) al sur de Argel - REUTERS/ZOHRA BENSEMRA
Técnicos en la planta de tratamiento de gas de Krechba, a unos 1.200 km (746 millas) al sur de Argel - REUTERS/ZOHRA BENSEMRA
  1. La dependencia del petróleo no nos enriquece; nos hace más vulnerables
  2. Perspectivas de crecimiento 

El presidente de Argelia, Abdelmadjid Tebboune, ha reiterado su ambición de transformar al país en una de las principales economías del continente. “Argelia aspira a convertirse, en un plazo de dos a tres años, en la segunda o primera economía africana”, afirmó durante un evento con operadores económicos. Sin embargo, esta visión choca con la fuerte dependencia del sector energético y la fragilidad de los equilibrios fiscales.

Recientemente, Argelia adjudicó cinco bloques de exploración y producción de hidrocarburos a empresas extranjeras, como parte de la “Ronda de Licitación 2024”, la primera en más de una década, un movimiento que puede propiciar un beneficio diplomático para el país argelino en relación con otras naciones importantes, algo que sería desde luego favorable frente a cierta exclusión regional que padece actualmente. Esta iniciativa busca atraer inversiones y consolidar al país como un proveedor energético clave, especialmente para Europa. No obstante, este enfoque refuerza la preocupación sobre la vulnerabilidad económica derivada de la dependencia de los hidrocarburos.

Entre 2019 y 2023, el sector de hidrocarburos representó alrededor del 14 % del PIB, el 95 % de las exportaciones y el 47 % de los ingresos fiscales del país. Para este año, se espera que el sector crezca un 5 %. Este sector tiene gran peso en la nación norteafricana y esta situación le pone frente al espejo de otros países que buscan desligarse más de los hidrocarburos para diversificar su economía y no ser tan dependientes de esta principal fuente de financiación, como puede ser el caso de Arabia Saudí o Emiratos Árabes Unidos. 

El presidente argelino Abdelmadjid Tebboune - AP/ FATEH GUIDOUM
El presidente argelino Abdelmadjid Tebboune - AP/ FATEH GUIDOUM

La dependencia del petróleo no nos enriquece; nos hace más vulnerables

El economista e historiador Hossein Mahdavy introdujo en 1970 la teoría del Estado rentista, explicando cómo los países que dependen en gran medida de ingresos externos —como los provenientes del petróleo— enfrentan desafíos únicos que dificultan su desarrollo económico. Estos ingresos, al provenir del exterior y estar desvinculados de la producción interna, se asemejan más a “regalos no ganados” que a ganancias productivas. Como resultado, los gobiernos que los reciben tienden a gastar sin fomentar una economía nacional sólida, confiando en un modelo dirigido por el Estado que expande el gasto público sin desarrollar industrias ni sectores productivos reales. Esta dinámica suele derivar en una gobernanza débil, inversiones ineficientes, un desarrollo sostenible limitado y hasta deficiencia democrática.

En Argelia, esta lógica rentista es evidente. Los principales centros de producción de hidrocarburos de Argelia —como Hassi Messaoud, In-Salah y Ouargla, ubicados en el sur del país— generan la mayor parte de los ingresos por exportaciones. Sin embargo, esa riqueza no se redistribuye equitativamente. Beneficia sobre todo al norte y a las finanzas del Gobierno central. Según reportes de Morocco World News, la corrupción y la falta de transparencia en la gestión de estos recursos solo agravan la desconfianza ciudadana. La exclusión socioeconómica en el sur se refleja especialmente en la precariedad de los servicios públicos, lo cual alimenta una creciente inestabilidad en la región.

Ante este panorama, las crecientes demandas de mayor autonomía por parte del sur de Argelia han incrementado. Así mismo, durante los últimos cinco meses, las autoridades argelinas han arrestado y condenado al menos a 23 activistas y periodistas, principalmente por su respaldo al movimiento de protesta digital ‘Manich Radi’ (No estoy satisfecho). Según Amnistía Internacional, todos los detenidos fueron arrestados por ejercer pacíficamente sus derechos, y la mayoría se encuentra cumpliendo penas de prisión o a la espera de juicio.

Este contexto se suma al legado del movimiento Hirak, que surgió en febrero de 2019 con masivas manifestaciones pacíficas en todo el país contra el expresidente Abdelaziz Buteflika. Con el tiempo, las demandas del Hirak han evolucionado hacia exigencias más amplias de reformas políticas y mayores libertades civiles que continúan en la actualidad, contraponiéndose a la Administración dirigida por Abdelmadjid Tebboune. 

Vista general de la planta de gas de Tiguentourine en In Amenas, a 1.600 km (994 millas) al sureste de Argel - REUTERS/ LOUAFI LARBI
Vista general de la planta de gas de Tiguentourine en In Amenas, a 1.600 km (994 millas) al sureste de Argel - REUTERS/ LOUAFI LARBI

Perspectivas de crecimiento 

Es cierto que, en la última década, el país ha logrado avances importantes tanto en su economía como en el desarrollo humano, gracias a inversiones en infraestructura y políticas sociales enfocadas en una mejor redistribución de recursos.

Además, se han implementado medidas para ampliar la participación de inversores extranjeros en empresas locales, antes muy restringida. Nuevas leyes han facilitado la inversión, mejorado el sistema crediticio y fortalecido la política monetaria. En 2021, el Gobierno presentó un plan para transformar su modelo económico, históricamente dependiente del Estado y del petróleo

De hecho, según El Independiente, la economía no petrolera creció un 4,8 % en 2024. Por su parte, el economista Dr. Galul Salama, en entrevista con SkyNews, afirmó que el déficit fiscal previsto para 2025 está dentro de lo esperado y no compromete la estabilidad macroeconómica, destacando la apuesta por la diversificación industrial.

No obstante, el Banco Mundial advierte que se necesitan esfuerzos más contundentes. Al igual que otros países exportadores de petróleo en la región MENA, Argelia debe diversificar en mayor medida su economía para ofrecer mejores oportunidades laborales, especialmente ante una población joven significativa, con tasas de desempleo del 12,7 % en general, que alcanzan el 25,4 % en mujeres y el 29,3 % en jóvenes entre 15 y 24 años.