La compañía energética Endesa anunció el pasado jueves una inversión de 31.000 millones de euros en materia de energías renovables hasta el año 2030. Esta cantidad supone un aumento del 22% respecto de la estimada el año pasado, y se destinará principalmente a las redes y las energías limpias en España y Portugal. No obstante, este presupuesto no recoge ninguno de los proyectos relacionados con el fondo de 750 000 millones de euros con que la Unión Europea quiere fomentar la recuperación económica tras la pandemia.
Un 40% de esta apuesta inversora tendrá como objetivo a largo plazo triplicar la capacidad productora de energías renovables de la compañía, que se espera que ascienda de los 7.8 gigavatios a los 24 gigavatios para el 2030. Este incremento se llevará a cabo desde la perspectiva de la economía circular, y se abordará junto al abandono del carbón en 2027. Asimismo, alrededor de otro 40% se destinará al fortalecimiento de las redes eléctricas para hacer frente a la intermitencia en el traslado de la energía verde.
Esta estrategia de la energética española responde a la dirección adoptada por el enfoque de Enel, la matriz italiana de Endesa que posee en torno al 70% de la compañía. De este modo, la actualización del plan estratégico de Enel persigue la descarbonización de cara al 2027 y el abandono total del gas en 2040. Ahora bien, el cumplimiento de estos objetivos pasa, inevitablemente, por que Endesa ponga fin al suministro del combustible a sus cerca de 1,7 millones de clientes.
La italiana Enel se sitúa como la empresa de servicios públicos más grande de Europa, y, con esta adaptación de su estrategia energética, anunciaba el miércoles una inversión de 70.000 millones de euros para triplicar su capacidad productiva de energías verdes. Además, la compañía pretende anticiparse 10 años al Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), que fija como objetivo alcanzar las emisiones 0 para el año 2050.
Así, frente a la coyuntura de presión por contrarrestar el calentamiento global, el presupuesto hecho público por Enel se posiciona como uno de los mayores presupuestos en materia ecológica en Europa.
Según recogía la hoja de ruta publicada por Endesa en el Capital Markets Day, en el marco de estas reformas, la compañía espera reemplazar su flota térmica con nueva capacidad renovable y aprovechar la hibridación de energías renovables con soluciones de almacenamiento para 2040. De esta forma, el incremento de las energías renovables permitirá, para el año 2024, que el 92% de la producción de la compañía en la península esté libre de emisiones de CO2, un 6% más que a finales de este año 2021.
“Es una locura depender del gas. Cuanto antes salgamos, mejor. En dos décadas va a haber muy pocos europeos que seguirán utilizando el gas, ya que se habrán pasado a la electricidad. No hay ninguna prisa, nosotros seguiremos dándole gas hasta que entiendan también que es mejor pasar a la electricidad, pero será un cambio paulatino”, afirmaba el presidente ejecutivo de Endesa, José Bogas, sobre el aumento de los precios del gas y su influencia en los de la electricidad.
Sin embargo, Endesa –posicionada como la segunda mayor distribuidora española (con un 19% de la cuota de mercado), solo por detrás de Naturgy– se verá obligada en los próximos años a dejar de operar los cerca de 3.8 gigavatios que produce en sus plantas de ciclo combinado. La energética se desprenderá así de los ciclos combinados de San Roque (Cádiz), Colón (Huelva), As Pontes (A Coruña) y las dos plantas de Besòs (Barcelona).