Menos presiones políticas con Andrés Manuel López Obrador y mayores múltiplos de lo que vale el negocio en el país. Esa es la estrategia perfilada de Ignacio Sánchez Galán en la venta del 78% del negocio de Iberdrola en el México por 5.000 millones de euros al fondo estatal México Infraestrucutre Partners. Una cifra que podría sufrir variaciones con el cierre del acuerdo previsto para finales de año y supondrá una plusvalía “significativa”.
El acuerdo permitirá a la compañía estatal azteca adquirir 8.539 megavatios (MW) de capacidad ya instalada, la mayoría por ciclos combinado de gas y 103 MW eólicos. La operación, que cuenta con el apoyo del Gobierno de México a través del Fondo Nacional de Infraestructura de México (Fonadin), ha sido calificada por el presiente mexicano como “una nacionalización”.
La venta ha sido recibida en el mercado financiero con presumibles alzas para Iberdrola. La compañía evita la falta de liquidez del mercado, los problemas regulatorios y el riesgo político que proyectaba la presidencia de López Obrador. El presidente mexicano ha llegado a realizar insinuaciones de corrupción sobre la compañía tras asegurar que había recibido tratos de favor con antiguos mandatarios.
Sin embargo, la reciente resolución ha limado asperezas. “El acuerdo alcanzado con Iberdrola, que permite avanzar en la implementación de la nueva política energética de México, supone el inicio de una nueva etapa en la que la compañía participará efectivamente en el desarrollo renovable del país”, ha defendido AMLO.
Una complicidad que ha sido reafirmada por el presidente de la compañía, Ignacio Galán, tras una reunión en el Palacio Nacional: “Iberdrola agradece el apoyo y la flexibilidad mostrada por el Gobierno de México para alcanzar este acuerdo, a la vez que considera a México un país estratégico con potencial de crecimiento y expansión donde mostrará su apoyo a México y al Estado desarrollando capacidad renovable”.
La venta proyecta también cumplir con la estrategia 2023-2025 de Iberdrola en la que la eléctrica pretende experimentar un crecimiento en redes y renovables con oportunidades en Estados Unidos y en Europa, además de mejorar los ratios de deudas y fortalecer el posicionamiento financiero de la compañía. Así lo ha el director financiero del grupo, José Sainz: “Este acuerdo nos da en el corto plazo nuevas oportunidades de acelerar crecimiento en Europa y Estados Unidos, pero seguimos comprometidos con México y Brasil”.
Y es que a pesar de la venta del 78% de su negocio en México, Iberdrola continúa siendo el principal generador privado de energías renovables en el país.