La incertidumbre por la economía de EE UU y el yen, responsables del lunes negro en las bolsas mundiales
El lunes negro que vivió la Bolsa de Tokio ha continuado con una jornada de martes más positiva, en la que el índice Nikkei ha rebotado un 10 %

La jornada del lunes, 5 de agosto de 2024, va a quedar marcada en las agendas como uno de las más negativas en la historia del índice Nikkei de la Bolsa de Tokio, que se desplomó un 12,4 %, su mayor caída desde el ‘crash’ bursátil de 1987.
La caída se llevó por delante un 25 % del máximo alcanzado por este índice, que fue de 42.426 puntos el pasado 11 de julio. El sector más afectado fue el bancario, que perdió un 17 %, aunque la mayor caída individual fue la de Tokyo Electron, cuyas acciones se desplomaron un 18,48 %.
Sin embargo, parece que la tormenta ha empezado a disiparse: a la jornada negra del 5 de agosto le ha seguido una sesión de recuperación. El Nikkei japonés rebotaba en torno a un 10 % al cierre de la sesión del martes, 6 de agosto.
Fiebre en las bolsas internacionales
Como es lógico, la onda expansiva del desplome del Nikkei se hizo sentir en los mercados internacionales: en España, el IBEX 35 se dejó un 2,34 % al cierre de la sesión, mientras que el Eurostoxx 50 cayó un 1,45%.
En Estados Unidos, el Nasdaq caía un 2,34 % y el S&P 500 bajaba un 1,84 %. Especialmente relevante fue el impacto sobre la cotización de las siete grandes empresas tecnológicas (Nvidia, Alphabet, Microsoft, Apple, Meta, Amazon y Tesla), que llevan protagonizando grandes subidas al calor de la inteligencia artificial desde el pasado año.
El nerviosismo de los inversores que, ante las noticias de la caída de los índices internacionales, se han apresurado a desprenderse de los títulos con mayores posibilidades de fluctuación, ha propiciado las bajadas.
En la apertura de la sesión de las bolsas europeas, el rebote del Nikkei ha permitido volver a la calma y, en la mayoría de los casos, se estaban registrando leves subidas.
Causas: el ‘carry trade’
¿A qué atribuyen los expertos esta bajada por sorpresa de las cotizaciones, arrastradas por la Bolsa de Japón? Por un lado, a la cotización del yen. La subida de tipos de interés que el Banco de Japón realizó la pasada semana permitió el fortalecimiento de la divisa nipona.
Precisamente, los bajos tipos de interés que tenía Japón antes de la reciente subida permitieron que el yen fuera una de las divisas preferidas para el llamado ‘carry trade’, que consiste en pedir prestado con una divisa (el propio yen), aprovechando su reducido coste de financiación, e invertir en activos en otra divisa, como comprar acciones del Nasdaq en dólares.

El negocio era redondo, ya que el dólar se estaba cambiando a 160 yenes, la mayor diferencia desde 1990. La subida de tipos permitió que la divisa japonesa se apreciara y se cambiara a 142 por dólar, lo que obligó a muchos operadores a deshacer las operaciones de ‘carry trade’ en curso. De ahí la caída.
Dudas sobre la economía de EEUU
A la caída bursátil también ha contribuido las dudas sobre el crecimiento económico de los Estados Unidos, tras el débil dato de empleo publicado el pasado 2 de agosto: apenas 114.000 empleos, frente a los 175.000 que esperaban los analistas, y un aumento de la tasa de desempleo de dos décimas, hasta el 4,3 %.
Ello despertó el temor de los inversores a una recesión, en un entorno de altos tipos de interés (entre el 5,25 y el 5,5 %), al menos hasta septiembre, como confirmó recientemente el propio presidente de la Reserva Federal estadounidense, Jerome Powell.
Precisamente, el lunes negro vivido en las bolsas ha aumentado las especulaciones sobre una inminente bajada de tipos en Estados Unidos, que podría comenzar incluso la semana que viene, con una reunión de urgencia.
En cualquier caso, habrá que esperar a la tradicional reunión de banqueros centrales del mundo, que cada año se celebra en el resort de Jackson Hole, en las montañas de Wyoming (Estados Unidos), y que este año tendrá lugar entre el 22 y el 24 de agosto, para atisbar por dónde va a ir la política monetaria estadounidense.
De ello dependerá, en buena parte, la estabilidad de los mercados mundiales, que también están muy pendientes de las variables geopolíticas, en especial el desarrollo de los acontecimientos en Oriente Próximo.