La ruta de la seda invierte en la mejora de sus redes de transporte

                                                                                                                        Núria Ferreres. www.elvigia.com

Se encuentran en construcción dos ferrocarriles de alta velocidad para mejorar la conexión de la región. Las redes de infraestructuras que conectan con la conocida como Ruta de la Seda, en Asia Central, son insuficientes respecto a su desarrollo económico. Los países que la conforman disponen de un sistema de infraestructuras creado bajo el paraguas de la antigua Unión Soviética, pero después de la independencia esta red se fue deteriorando, sobre todo, por la falta de financiación. Por ello, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad, en sus siglas en inglés) ha elaborado una guía de las principales inversiones previstas para esta región.

En el año 2012, los países que forman parte del Programa Regional de Cooperación Económica de Asia Central (Carec, en sus siglas en inglés), acordaron una inversión de 18.000 millones de euros en nuevos proyectos de infraestructuras. Así, se plantearon seis grandes corredores para unir el Este de China con el Cáucaso, y Kazajistán con Karachi y Gwadar, en Pakistán. Los Gobiernos de los países que conforman la Ruta de la Seda han priorizado sus inversiones en el desarrollo de estrategias para mejorar el sector del transporte. El desarrollo de sus infraestructuras tiene como objetivo fortalecer los vínculos con el mercado internacional. Por ello, las multinacionales han empezado a aprovechar las oportunidades que ofrece el resurgimiento de esta ruta para el transporte de mercancías. Según el informe de Naciones Unidas, existen grandes oportunidades de inversión en el desarrollo y modernización de infraestructuras y la prestación de servicios de transporte y logística en esta zona.

Infraestructuras terrestres

En el transporte terrestre, el ferrocarril es el protagonista, soportando el mayor volumen, tanto de mercancías como de pasajeros, de la región. Entre los planes de desarrollo ferroviario se incluye la construcción de nuevos corredores de transporte entre China y Europa, que conectan la región del Caspio con Asia Central y el Golfo. En mayo del año 2013, se inauguró un nuevo enlace ferroviario entre Ozen, en el Suroeste de Kazajistán y Etrek en el Suroeste de Turkmenistán, que se extiende a través de Irán y sirve de puerta de acceso a Oriente Medio. La red ferroviaria existente se ha mejorado en los últimos años, sobre todo en lo que respecta a la velocidad. De hecho, ya están en construcción dos ferrocarriles de alta velocidad. Pero uno de los obstáculos de este modo de transporte es el comercio con China, ya que ésta utiliza vías más anchas que las de los países de Asia Central, lo que provoca paros y retrasos. Cabe destacar, la construcción de una serie de corredores de transporte ferroviario regional y transregional, tanto Este-Oeste como Norte-Sur, que conectan los países de la Ruta de la Seda con sus principales socios comerciales.

En el transporte por carretera, en cambio, la prioridad no es construir nuevos viales, sino que la oportunidad para los inversores es la mejora de caminos existentes, con el fin de satisfacer el crecimiento y la actividad económica de la región. El estado de las carreteras en gran parte de la Ruta de la Seda es precario, debido a la falta de mantenimiento y al tráfico pesado. Por ello, los Gobiernos de la región han planeado varios proyectos de mejora de carreteras, aunque disponen de pocos recursos para llevarlo a cabo. Por lo que respecta a las carreteras más utilizadas en Asia Central, son las que van desde el Este hacia el Oeste, y que conectan Kazajistán y Kirguizistán con China, y también los corredores Norte-Sur que se extienden a través de Uzbekistán hacia Rusia, Irán y Afganistán. Sin embargo, el potencial del transporte transfronterizo por carretera queda truncado por la falta de enlaces hacia los centros de producción y los principales mercados. Además, los diferentes reglamentos, políticas y normas de transporte entre los países, así como los controles fronterizos dificultan su actividad.

Banco Mundial

La Ruta de la Seda tiene el potencial para poder convertirse en un proveedor importante para ayudar a satisfacer las necesidades energéticas del mundo. Kazajistán, Turkmenistán y Uzbekistán se encuentran entre los países líderes en el mundo en términos de reservas de petróleo y gas natural, según sustenta el informe de Naciones Unidas. Por otro lado, Xinjiang también dispone de las mayores reservas de petróleo, gas natural y carbón de China. Concretamente, Kazajistán dispone de reservas de petróleo que producen 30.000 millones de barriles al año, lo que representa la producción del 1,8% del total de las reservas de todo el mundo. Turkmenistán y Uzbekistán, por su parte, tienen una producción estimada de 600 millones de barriles cada uno, y Xinjiang, de 75.000 millones de barriles anuales.

El papel de esta región como productor de petróleo y gas ha contado con el apoyo de las inversiones de los Gobiernos de la zona, aunque también se han favorecido de factores externos como la aparición de nuevos y atractivos mercados energéticos, como son China, India, Irán, Pakistán y Turquía. Se prevé que la producción de petróleo y gas en esta zona aumente en los próximos años. Según la Administración de Información de Energía de Estados Unidos, la producción de gas de Asia Central aumentará de 165.000 millones de metros cúbicos registrados en 2008 a 196.000 millones de metros cúbicos en 2025 y 221.000 millones de metros cúbicos en 2035, unos datos que sustentan la necesidad de una enorme inversión en la zona. La ubicación centralizada de los países que forman parte de la Ruta de la Seda requiere redes de transporte complejas capaces de cruzar fronteras, por lo que los países demandan inversiones extranjeras con grandes capacidades de gestión y desarrollo de infraestructuras de transporte para el comercio de gas y petróleo transfronterizo.

Los inversores internacionales están cada vez más atraídos por el crecimiento de los mercados nacionales e internacionales y los bajos costes de la mano de obra en esta región. En los últimos años las inversiones extranjeras en la zona han sufrido un notable aumento (ver tabla), sobre todo en los sectores de las bebidas y la alimentación, los automóviles y el sector químico. Aun así, el sector servicios representó alrededor de dos terceras partes del total de los flujos de inversión extranjera en estos países. En 2012, por ejemplo, las cuatro provincias de China que forman parte de la Ruta de la Seda recibieron 3.631 millones de euros de inversión extranjera, lo que representa un aumento del 25% respecto a los datos registrados a lo largo del año 2011.

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