Bruselas propone un nuevo plan de medidas para poner fin a la dependencia energética de Moscú y mitigar una de las mayores crisis de precios sufridas en el continente durante las últimas décadas

La UE podría intervenir el precio del gas para evitar el encarecimiento de la electricidad

photo_camera AP/MICHAEL SOHN - Tuberías de las instalaciones de aterrizaje del gasoducto "Nord Stream 2" en Lubmin, en el norte de Alemania

El suministro de gas a la Unión Europea ha supuesto, históricamente, una de las cuestiones más importantes para los Veintisiete en relación a la seguridad energética. Sin embargo, con el inicio del conflicto ruso-ucraniano el pasado 24 de febrero, el problema sobre la dependencia gasística y petrolera de Moscú ha alcanzado la posición de máxima prioridad. Según cifras oficiales, las importaciones de gas ruso suponen a la UE, de media, más un 45% del total de gas utilizado, y, las de petróleo, cerca de un 27%. Sin embargo, esta situación no es la misma para todos los países; mientras que algunos, como España, cuentan con unos proveedores más diversificados, otros –como Alemania, Italia o Polonia – apoyan más de la mitad de su consumo sobre la producción rusa. 

En este contexto, la subida del precio del gas causada por la ofensiva del Kremlin ha provocado un encarecimiento en cadena de los precios de todos los bienes, incluyendo la electricidad. Y es que el gas es una de las materias primas implicadas en la generación de energía eléctrica: en torno a un 10% del gas europeo total se destina a este objetivo. Por ello, un nuevo plan de medidas propuestas por la UE –denominado ‘Plan REPowerEU’ – permitiría limitar el precio del gas, e impactaría de manera directa en el mercado eléctrico mayorista, donde se están alcanzando precios históricos por encima de los 500 euros/MWh. Esto evitaría el efecto contagio del encarecimiento de los bienes. 

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De hecho, tal como ponen en evidencia unos beneficios caídos del cielo’, o ‘windfall profits’, obtenidos por las empresas gasísticas y petroleras –dueñas de la materia prima –, y que poco o nada tienen que ver con los beneficios de las eléctricas, este “efecto dominó” en el encarecimiento de casi todos los bienes nace precisamente del encarecimiento de estos hidrocarburos. 

Además, la propuesta de la UE contempla también la adopción de otras medidas excepcionales, como la diversificación del suministro, la reducción de la demanda y el aumento de producción de energías renovables en el medio y largo plazo. Del mismo modo, pretende reducir la dependencia gasística de Moscú en dos tercios en menos de un año, aunque para ello sea necesario un incremento de las importaciones de gas natural licuado e hidrógeno. Todo ello con vistas a un 2030 en que Bruselas sea completamente independiente de las importaciones rusas. 

Entre los países que podrían suponer una alternativa comercial a la importación de gas ruso se encuentran Noruega, Qatar o Azerbaiyán, aunque varios analistas han alertado de que las reservas de estas potencias podrían no ser suficientes para sustituir el hidrocarburo ruso.

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"Debemos volvernos independientes del petróleo, carbón y gas ruso. Sencillamente no podemos confiar en un proveedor que nos amenaza explícitamente. Debemos actuar para mitigar el impacto del alza de los precios de la energía, diversificar el suministro de gas para el próximo invierno y acelerar la transición verde", recogía un comunicado de la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen.

Como propósitos principales, el plan anunciado por Bruselas persigue la aceleración de la desconexión del gas ruso, además de mitigar una de las mayores crisis de precios a las que las economías europeas han tenido que hacer frente en las últimas décadas, por lo que la Comisión Europea podría intervenir los precios del gas de manera temporal, como solución a un mercado que se ha considerado “roto”. Así, considerando el límite de los 80 euros/MWh, previo al conflicto ruso-ucraniano, el precio del mercado eléctrico mayorista podría volver a bajar hasta cerca de los 180 euros/MWh. Abaratando el mercado del ‘pool’ en más de 300 euros. 

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Esta situación, a su vez, tendría consecuencias en el resto del sector energético, ya que cerca del 37% de la electricidad procede de los combustibles fósiles –que, pese a que son más baratos y supondrían un ahorro de unos 400.000 millones de euros a la Unión Europea, podrían poner en peligro el objetivo climático de reducir en un 55% las emisiones de CO2 para el año 2030.

"La respuesta adecuada al choque energético es la independencia energética total de Europa en los próximos años", afirmaba el ministro francés de Finanzas, Bruno Le Maire, reconociendo que para ello será necesario un "acompañamiento" de las empresas más expuestas al encarecimiento y los cambios en el sector, así como de los consumidores más vulnerables. 

Finalmente, el ‘plan REPowerEU’ incluye, además, una iniciativa legislativa que establezca las reservas de gas comunitario –ahora mismo en niveles históricamente bajos – al 90% de su capacidad a fecha del primer día de octubre de cada año. Una propuesta que implica una gran coordinación y control de las provisiones gasísticas en base al principio de solidaridad entre los Veintisiete. 

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