Los libaneses recurren al trueque debido a la crisis económica y sanitaria

Líbano se sumerge en el caos económico

AFP/ JOSEPH EID - Miles de residentes en Trípoli (Líbano) luchan por poner alimentos en la mesa, ya que la peor crisis económica del país en décadas se ha acelerado en las últimas semanas

Unos ofrecen ropa a cambio de pañales y otros necesitan prendas y prometen alimentos. Así es la página “Intercambios en el Líbano”, que cuenta con 12.000 participantes apenas unas semanas después de su creación, según informa la agencia AFP. Y no es la única página de ayuda, hace meses se creó Libantroc, que cuenta con más de 50.000 seguidores. Rápidamente se convirtió en un lugar de truque. “La web se ha hecho muy grande en muy poco tiempo”, ha asegurado uno de los fundadores del sitio web, Hala Dahrouj, en declaraciones a AFP. Decenas de miles de personas han perdido sus ingresos y los precios de los bienes no paran de subir a causa del colapso económico que vive el país desde hace más de un año. La pandemia de la COVID-19 ha llegado para dar la puntilla a una situación que ya era insostenible desde hace tiempo. 

Gráficos

Los precios de los alimentos se han incrementado un 72% desde finales de mayo, según la Asociación de Protección al Consumidor. Aunque el cambio entre el dólar y la moneda local del Líbano no ha variado oficialmente, en el mercado negro cada dólar vale 8.000 libras, cantidad muy superior a las 1.570 libras por dólar que registran los organismos oficiales. Un salario de 700 dólares hace un año hoy equivale a apenas 150. En respuesta a estas dramáticas cifras, los manifestantes han cortado este martes varias carreteras en Beirut y otras regiones. Además, los cortes de electricidad cada vez son más frecuentes. “La luz apenas funciona dos horas al día y los generadores privados (el sistema que hay para obtener electricidad cuando hay cortes) han subido los precios para pagar el gasoil. Ahora también quieren instalar contadores de agua para subir más los precios. Líbano está siendo víctima de los políticos, lo han arruinado todo”, indica Mouna Wardé, libanesa residente en Beirut, en declaraciones a Atalayar a través de Facebook. 

Al mal funcionamiento de las infraestructuras se suma la subida de precios de los alimentos. El Gobierno ha anunciado este martes un incremento del coste del pan por primera vez en una década. Los dueños de las panaderías se han quejado de la subida de los precios de las bolsas de plástico, la levadura y el gasóleo, y han solicitado vender más caro su producto para capear la crisis. “Los panaderos cortaron el suministro de pan y la gente ha tenido que hacer colas para encontrarlo, no era fácil”, explica Wardé. 

Panaderos

La espiral de subida de precios ha llevado a los consumidores a acaparar los alimentos de las tiendas y supermercados. Una cadena de supermercados, Al-Makhazen Coop, ha cerrado este martes sus tiendas en Beirut por falta de suministros, según ha informado el diario digital Naharnet. El Ministro de Economía, Raoul Nehme, ha llegado a pedir a los libaneses que no acumulen en sus casas harina. Este producto, junto a las medicinas y algunos derivados del petróleo están subvencionados en el país. “Si vendo pierdo y si no lo hago, también pierdo”, ha asegurado la dueña de una perfumería en declaraciones a Naharnet. “Si vendo productos hoy, tendré que comprarlos más tarde a un precio mucho más alto”, ha explicado. 

Tipo de cambio

Muchos autónomos y pequeños empresarios han perdido sus negocios. El reguero de tiendas cerradas inunda estos días la capital. Los trabajadores del sector público también se están viendo muy afectados por la crisis y han visto reducidos sus salarios a unos 100 dólares. “Mi hijo es funcionario del Ejército y apenas le llega para comer y pagar el transporte. Quiere expatriarse, al igual que muchos jóvenes”, asegura con rabia Wardé. La clase media se está viendo muy afectada y cada vez más personas acostumbradas a una vida acomodada tienen más problemas económicos. El Banco Mundial estima que la mitad de la población está viviendo por debajo del umbral de la pobreza. El país cada vez se aleja más de la imagen que tenía a principios de los 70 como la “Suiza de Oriente Medio”. 

Un sistema económico dependiente de la política

Aunque la pandemia ha contribuido a debilitar la economía libanesa, los problemas financieros vienen de lejos y tienen origen en el peculiar sistema político que se estableció en Líbano tras el conflicto civil (1975-1990) que desangró la nación. “Hace décadas se decidió que los grupos religiosos se repartieran las actividades económicas del país. Un ejemplo claro es la electricidad. Los ciudadanos se la pagan a una determinada agrupación que controla la zona donde está su vivienda”, explica Itxaso Domínguez, coordinadora de África del Norte y Oriente Próximo de la Fundación Alternativas, en declaraciones a Atalayar. 

Neveras vacías

La amalgama de religiones y culturas ha derivado en una fragmentación de la actividad económica para satisfacer a las diferentes facciones que conviven dentro de las fronteras de Líbano, lo que ha ocasionado un sistema económico disfuncional. Líbano tiene mayor deuda pública del mundo, de más del 170% del PIB. El Gobierno declaró a principios de marzo el primer impago de sus compromisos financieros en la historia del país al no desembolsar 1.200 millones de dólares.

Los bancos han llegado a imponer su propio control de capitales, a falta de una regulación clara del Banco Central libanés. No dejan retirar más de 300 dólares cada 15 días en una economía muy dolarizada y con la libra libanesa muy devaluada. El Gobierno ha lanzado varias veces el amago de reestructurar el sector bancario para evitar que acumule tanto poder.

A pesar de la comprometida situación en la que se encuentra el país, Domínguez no cree que la nación llegue a quebrar. “A los grandes países no les conviene que Líbano caiga. Vendrán restructuraciones de la deuda y reformas del FMI (Fondo Monetario Internacional) para enderezar la situación en los próximos meses”, concluye.

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