«El mundo empresarial argelino tiene que emanciparse de la política»

Por Paco Soto
Foto : El empresario argelino Slim Othmani.
 
Slim Othmani, de 58 años, es un empresario argelino de nuevo cuño. Representa a una franja del empresariado que ha adquirido un compromiso económico y cívico con su país. Presidente del consejo de administración de la compañía agroalimentaria NCA-Rouiba, una empresa puntera en el sector, Othmani es crítico con el poder político y apuesta claramente por la plena democracia y una verdadera economía de libre mercado en Argelia. Othmani es miembro fundador de Hawkama El-Djazaier (Instituto de Argelia para la Gobernanza) y de la iniciativa ciudadana NABNI y presidente del think tank Care. En esta entrevista exclusiva para Atalayar, Othmani analiza la situación económica, social y política en su país. Afirma el empresario: «Creo que Argelia sería un país más atractivo si mejorara considerablemente el clima de negocios, si desburocratizara y simplificara la vida económica y empresarial, y si llevara a cabo una profunda reforma fiscal y una revisión del código de inversiones ». Othmani plantea que « la única solución para llevar a cabo las reformas económicas que el país necesita es una buena gobernannza y una buena dosis de democracia. Ambos factores contribuirían a racionalizar el maná de los hidrocarburos y acelerarían las reformas». 
 
Pregunta : Señor Othmani, es usted presidente del consejo de administración de NCA-Rouiba y un hombre de negocios independiente, valiente y crítico con el poder político. Abandonó la dirección del FCE (gran patronal), porque no estaba de acuerdo con la estrategia de dependencia del poder político que lleva a cabo esta institución empresarial. También es muy crítico con el presidente Abdelaziz Bouteflika. ¿Cuál es su opinión sobre la situación política y económica de Argelia ?
Respuesta : « Hay un cierto optimismo en el país, pero confieso que la situación política y económica me preocupa como ciudadano que soy. Desde el punto de vista político, necesitamos más transparencia, pero sobre todo necesitamos establecer un equilibrio entre el poder y el contrapoder. En el ámbito económico, necesitamos tener una visión que nos permita construir una estrategia adecuada. Desgraciadamente, estamos muy lejos de este objetivo. Hay que recordar que Argelia ha gastado mucho en transferencias sociales desde le independencia (en 1962) y sigue haciéndolo de forma impresionante. Dedica el 30% del PIB a este objetivo. El futuro de las reservas energéticas y de los ingresos que generan estos recursos no es muy claro, pero esto no ha significado una disminución del nivel de transferencias sociales. Es lo que esperan los ciudadanos, que están más preocupados por su vida cotidiana que por el futuro lejano. Tenemos también que tener en cuenta el contexto geopolítico inestable que coloca a Argelia en el ojo del huracán. La verdad es que el poder lleva a cabo una estrategia a corto plazo que es buena para él, porque no contribuye a crear una masa crítica en la población y en la esfera económica capaz de impulsar un cambio político o económico. Tengo la impresión de que esta estrategia satisface a la mayoría de la población, y las pocas voces discordantes, sobre todo en la esfera económica, son utilizadas por las autoridades para que pensemos que vivimos en una situación democrática ». 
 
P : ¿Usted ha sufrido represalias por haberse atrevido a mantener posiciones políticas críticas en su país ?
R : « ¡No ! De momento no he sufrido represalias o presiones. Yo no sé si se puede decir que yo he defendido posiciones políticas. Lo que sí he pedido es respeto y que los valores humanos no sean pisoteados. A día de hoy, en ninguna de mis intervenciones he defendido posiciones políticas concretas. Lo único que he hecho es insistir en que sea preservada  la independencia de la patronal, como así lo dice la ley.  Creo que una asociación patronal, como el FCE, no puede pronunciarse sobre cuestiones políticas. Es tan sencillo como esto. Pero es verdad que algunos que apoyan a Bouteflika vieron en mis propósitos una oposición. Algunos hacen todo lo posible para gustar al poder, al príncipe. Yo, personalmente, puedo decir que soy coherente con mis valores y estoy en paz con mi conciencia ».
 
P : En su opinión, ¿qué reformas tendría que hacer Argelia para no ser tan dependiente de los hidrocarburos y para tener una economía productiva y competitiva ?
R : « Muchos economistas y especialistas dicen que se podrían hacer muchas cosas inmediatamente para evitar que Argelia sufra el famoso ‘crash del Titanic’. Es lo que dice el colectivo NABNI (Nuestra Argelia Edificada sobre Nuevas Ideas). Es un mensaje alarmista, porque busca sobre todo acelerar el proceso de reformas constitucionales  y económicas y situar en el corazón del proceso de reformas la buena gobernanza. Como medida inmediata, creo que Argelia sería un país más atractivo si mejorara considerablemente el clima de negocios, si desburocratizara y simplificara la vida económica y empresarial, y si llevara a cabo una profunda reforma fiscal y una revisión del código de inversiones, sobre todo la parte relacionada con las IDE (Inversiones Directas Extranjeras), que, objetivamente, no es atractiva, a pesar de lo que piensan algunos. Evidentemente, todas estas reformas  no se pueden llevar a cambio si no tenemos un código laboral adaptado a las mutaciones que vive la esfera económica y si no tenemos un sistema financiero moderno e infraestructuras modernas y competitivas. Hay que llevar a cabo un vasto programa de reformas y  el mundo empresarial argelino tiene que emanciparse de la política ». 
 
P : En este contexto, ¿qué papel puede desempeñar la sociedad civil argelina ? Le hago esta pregunta, porque usted hace parte del colectivo NABNI y otras iniciativas.
R : « Como he dicho antes, es imprescindible que la patronal se emancipe del poder político. Es un elemento básico para poder iniciar un diálogo abierto y constructivo que conecte con las aspiraciones de la sociedad argelina. La sociedad civil, todos sus sectores, tiene que tener un papel importante en este diálogo para llevar a cabo las reformas económicas y sociales que el país necesita. Lo que le digo es algo de lo que estamos  profundamente convencidos en el seno de los think tanks  a los que pertenezco ».
 
P : ¿Cree que es posible acabar con la política de subvenciones a las empresas ?
R : « No, no creo que esto se consiga de la noche a la mañana y tampoco defiendo esta tesis. Ahora bien, considero, y mucha gente a mi alrededor piensa lo mismo, que los mecanismos existentes  son contra-productivos y hay que revisarlos para orientar mejor las subvenciones hacia los que las necesitan de verdad, pero también hacia las empresas rentables y con más futuro. Es por eso que es tan importante que haya una buena gobernanza, porque sólo así  los recursos del país se pueden utilizar adecuadamente. Dicho esto, creo que nuestra política de subvenciones no será un  problema para que Argelia se integre en la OMC (Organización Mundial del Comercio), porque no está en contradicción con los acuerdos de libre cambio que hemos firmado. Por otra parte, no conozco ningún país que no tenga un programa de subvenciones. Corríjame si me equivoco ».
 
P : La corrupción es otro grave problema para la economía argelina. 
R : « Efectivamente es un problema que tiene proporciones extraordinarias en nuestro país. Diversos factores alimentan la corrupción y el principal es el impresionante programa de inversiones puesto en marcha por el Gobierno en los últimos 15 años, que ha desatado mucha concupiscencia. Pero me refiero a la gran corrupción. Nosotros, los empresarios que no dependemos del poder político, no tenemos ninguna relación con esa corrupción. Pienso que fuera del marco de los grandes negocios del Estado, la corrupción no es aquí peor que en otros lugares. Es un fenómeno planetario al que tenemos que combatir con inteligencia; por ejemplo, utilizando intensivamente las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación), porque es una forma de reducir considerablemente el contacto directo entre el ciudadano y la administración. En mi empresa nunca hemos tenido que enfrentarnos a la corrupción. Algunos se extrañan cuando lo digo y no se lo creen. Invito a cualquiera a que lo verifique ».
 
P : De todos modos, hay que tener en cuenta que en Argelia no habrá solución económica sólida sin la participación activa de las empresas privadas.
R : « Comparto plenamente esta convicción, pero el contexto regional y la historia económica de Argelia de los últimos 50 años no permiten pensar que pueda haber una estrategia de ruptura con la cultura de la economía socialista de los años 70. El socialismo y el Estado providencia están tan profundamente anclados en el inconsciente colectivo que será difícil incluso modificar la imagen de la empresa privada, que siempre ha sido presentada como una herida de la economía. Afortunadamente, las cosas evolucionan y creo que puedo tener esperanza sobre un futuro mejor para el mundo empresarial privado argelino ». 
 
P : ¿Qué relación mantiene con Issad Rebrab, uno de los principales  empresarios de Argelia en estos momentos ?
R : « Excelentes, aunque a veces no esté de acuerdo con algunos de sus puntos de vista ». 
 
P : ¿Los enormes recursos del petróleo y también del gas  que dispone el Estado son un freno a las grandes reformas estructurales que Argelia necesita ?
R : « Yo no diría que el Estado no quiere hacer reformas. Tenga en cuenta que el objetivo de cualquier político es mantenerse en el poder. El maná petrolero le permite al Estado redistribuir riqueza y tener el apoyo de mucha gente. ¿Por qué motivo el Estado cambiaría de posición ? El pueblo y el poder no están en la misma dimensión temporal. La única solución para llevar a cabo las reformas económicas que el país necesita es una buena gobernanza y una buena dosis de democracia. Ambos factores contribuirían a racionalizar el maná de los hidrocarburos y acelerarían las reformas ». 
 
P : ¿Qué proyecto político y social propone usted para Argelia ?
R : « Personalmente, no tengo ningún proyecto político, aunque a veces así parezca en algunas de mis intervenciones. Lo que me interesa es la sociedad en la que vivo y desempeño mi actividad empresarial. Respeto a las mujeres y a los hombres que trabajan con éxito en mi empresa ; respeto el medio ambiente y no concibo el futuro de mi empresa fuera de una gran visión para mi país. Por eso mi combate a veces parece político ».
 
P : ¿Cómo van los negocios ?
R : « ¡Bien ! Estamos realizando grandes progresos. Lamento, sin embargo, el bajo nivel de integración de la industria agroalimentaria argelina y la falta de recursos humanos altamente cualificados, sobre todo en algunas funciones. Si  lográramos superar estos problemas, el desarrollo de nuestra actividad sería mucho más importante tanto a nivel nacional como internacional ». 
 
P : ¿La integración regional del Magreb será posible algún día ?
R : « Soy profundamente magrebí, pero creo que en estos momentos el proyecto de integración  no es posible. Prefiero decantarme por un proyecto de dinamización de los intercambios a todos los niveles : políticos, económicos, universitarios, deportivos…  El crecimiento de estos intercambios entre los magrebíes nos permitirá conocernos mejor y ayudará a la integración del Magreb, pero a través de los pueblos y no de los políticos ».
 
P : A su juicio, ¿por qué razones la denominada ‘Primavera Árabe’ no ha tenido en Argelia la misma influencia que en Túnez u otros países ?
R : « Los expertos que han analizado las causas profundas de las primaveras árabes señalan motivaciones económicas. Es mejor que nos olvidemos de la famosa teoría del complot estadounidense. Como ya le dije, en Argelia, el Estado redistribuye socialmente el maná del petroleo, y esta redistribución representa el 30% del PIB. El ciudadano argelino tiene muchos beneficios : enseñanza y sanidad  gratuitas ; viviendas públicas ; autopistas gratuitas ;  y muchos productos están subvencionados, como en el caso del agua, la energía, los cereales, el aceite, el azúcar, la leche, el programa intensivo de ayuda a la agricultura… Hay que entender que en la sociedad argelina existe un consenso sobre el uso social de la renta de los hidrocarburos. Y cuando hay consenso, hay estabilidad ». 
 
P : ¿La evolución política democrática de Túnez es un buen ejemplo para los países del Magreb ?
R : « Túnez vive un momento histórico, este país está haciendo Historia. La sociedad argelina no es indiferente a esta evolución que vive Túnez. Los medios y los internautas se preocupan mucho sobre lo que pasa en el país vecino y expresan su alegría y sus aspiraciones a favor de una mayor democracia y mejor gobernanza en Argelia. Nos preocupa mucho que el proceso tunecino pueda fracasar. Esto sería un desastre para la sociedad magrebí en general ».
 
P : ¿Qué papel deberían tener Estados europeos como Francia, antigua potencia colonial de Argelia, o España, en la evolución económica y política de su país ?
R : « Incontestablemente, los países europeos tienen que desempeñar un papel importante. Creo que si fueran inteligentes, podrían influir en la posición dogmática del Gobierno, que desde el punto de vista económico está llevando a Argelia a un callejón sin salida. Yo no defiendo el ultraliberalismo, pero creo que Argelia tiene que insertarse inteligentemente en la economía mundial, asumir los valores mundiales y preservar los equilibrios sociales. La estabilidad de Argelia es un reto regional, pero incluso mundial, que hay que preservar. Todos somos conscientes de esto. La posición de Francia es compleja, pero este país puede contribuir a que las reformas se lleven a cabo en Argelia y a que desaparezcan muchos miedos y reticencias. Los partidarios del statu quo son muy numerosos en Argelia y utilizan la relación con Europa para fortalecer su posición. Quiero decir también que la diáspora argelina puede desempeñar un papel de acercamiento y entendimiento entre Argelia y Europa muy positivo. Yo suelo decir que la diáspora argelina es el otro petróleo que tenemos ».
 

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