Varios expertos libaneses advierten sobre las graves repercusiones que puede tener esta reforma sobre la delicada economía del país si el Parlamento decide aprobarla

El nuevo presupuesto de austeridad del Líbano siembra las dudas entre sus ciudadanos

AP/HUSSEIN MALLA - La libra libanesa

El Gobierno del Líbano estudia adoptar este año un nuevo presupuesto de austeridad, a pesar de los cambios que ha experimentado su estructura económica en los últimos años. Este presupuesto contempla un déficit del 20,8% e incluye ingresos de unos 39 billones de liras (25.900 millones de dólares).

Los expertos afirman que el método empleado para construir el proyecto no es válido para manejar la actual economía. Existe una notoria necesidad en todo el país de que los elementos adoptados por los políticos tengan resultados positivos e intenten mejorar la actual situación de crisis.

Lejos de disminuir los gastos a los que tienen que hacer frente los ciudadanos libaneses, el presupuesto de 2022 apenas tiene indicadores financieros optimistas. El pasado miércoles, el Frente Soberano para el Líbano se sumó a la lista de los que rechazan la nueva reforma.

AP/HUSSEIN MALLA - La gente hace cola frente a una oficina de cambio para comprar dólares estadounidenses, en Beirut, Líbano

“La autoridad presenta un presupuesto basado únicamente en aumentar los impuestos y tasas al ciudadano que ha perdido todas las necesidades de una vida digna tras perder su trabajo y malgastar su dinero”, afirmó el Frente en un comunicado. Los gastos previstos por el Gobierno ascienden a los 32.800 millones de dólares.

A principios de este mes, se aprobó el proyecto, pero falta aceptarlo en el Parlamento. Este tema ha adquirido tintes controvertidos ya que el problema presupuestario no estriba en las cifras de pagos e ingresos establecidas, sino que está en el procedimiento elegido para reducir el gasto.

Najib Mikati, primer ministro del Líbano, destacó que no hay impuestos que vayan a afectar directamente a los ciudadanos. El país atraviesa una coyuntura económica del 90% debido a la crisis financiera que sufre desde finales de 2019. Esta situación ha provocado la pérdida de productos básicos y la caída de los servicios públicos.

Alrededor del 75% de la población del país está por debajo del umbral de la pobreza, tal y como recoge Naciones Unidas. Si el Parlamento aprueba el presupuesto, es muy probable que esos números aumenten de manera considerable. Por su parte, el Frente Soberano reclama, entre otras cosas, la devolución de los fondos saqueados o la persecución de políticos y empresarios corruptos.

REUTERS/MOHAMED AZAKIR - Edificio del Banco Central del Líbano en Beirut

La preocupación de analistas y sindicalistas deriva de la imposición de impuestos integrales y el aumento del tipo de cambio del dólar aduanero. En la actualidad, el Ejecutivo calcula todas sus transacciones según el tipo de cambio de 1.510 libras por dólar. La cifra real de la moneda estadounidense es de unas 21.000 libras.

El proyecto de presupuesto contempla, asimismo, la imposición de impuestos adicionales sobre los bienes importados y sobre el turismo. El valor oscilará entre los 35 y los 100 dólares, además de nuevas tasas sobre servicios y transacciones oficiales. Michel Aoun, presidente del Líbano, ha mostrado su escepticismo ante esta iniciativa.

Los precios de productos básicos como los alimentos o los medicamentos han aumentado significativamente el año pasado. Esto se debe a la decisión del Gobierno de reducir los apoyos brindados por el Banco Central del Líbano para importar esos productos desde el extranjero.

Varios empleados denuncian la pérdida de valor de sus salarios y exigen una mejora proporcional al coste de vida. El Fondo Monetario Internacional ha iniciado conversaciones con el país árabe con el fin de crear un plan de rescate. Las pérdidas financieras son de casi 70.000 millones de dólares.

AFP/JOSEPH EID - Una bandera libanesa ondeando a lo largo de un puente cerca del puerto de la capital del Líbano, Beirut, mientras que en el fondo se ven los silos de grano dañados frente al lugar de la explosión

El Líbano se enfrenta a diversos retos que ponen en peligro el equilibro de su economía. La hiperinflación se sitúa por encima del 150%, a lo que se le suma los efectos de la COVID-19 y la explosión del puerto de Beirut que tuvo lugar en agosto de 2020 y que se cobró la vida de más de 250 personas.

El suministro eléctrico a los hospitales, el acceso al agua o el derecho a la educación no está garantizado como consecuencia de esta situación. Uno de los hospitales más importantes del Líbano estuvo el pasado noviembre 524 horas sin luz. Muchos ciudadanos se quejan de que sus salarios no son suficientes para aguantar todo el mes.

Los niños son los principales perjudicados de la grave crisis económica. El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) expone que “con el aumento de las tensiones en los hogares, el cierre de las escuelas por la pandemia y el deterioro de los servicios sociales, más de un millón de menores están en riesgo de ser víctimas de violencia”.

Ettie Higgins, representante de UNICEF Líbano, afirma que los jóvenes necesitan apoyo de manera urgente. El país debe invertir en educación para que puedan desarrollar las habilidades necesarias que les aseguren un trabajo digno. Solo de esta forma van a contribuir en la estabilidad y prosperidad del territorio.