La política arancelaria de Estados Unidos: ¿protección económica o aislamiento internacional?

- El mundo bajo presión: el impacto global de los aranceles de Trump
- Sentencia económica: el precio de las políticas de Estados Unidos
La semana pasada entró en vigor el aumento de aranceles del 25 % al 50 % impuesto por el presidente Donald Trump sobre las importaciones de acero y aluminio, como parte de su estrategia para fortalecer y promover la industria automotriz y manufacturera estadounidense.
Según el secretario de Comercio de Estados Unidos, Howard Lutnick, el presidente Donald Trump firmará un decreto que exime parcialmente a los fabricantes de automóviles estadounidenses de los aranceles del 25 % con el fin de darles tiempo “para repatriar sus cadenas de suministro”. Lutnick calificó la medida como una gran victoria para la política comercial del presidente, al recompensar a las empresas que producen dentro del país y ofrecer margen a aquellas que planean invertir y ampliar su producción en Estados Unidos. Además, defendió el aumento de los aranceles al acero y al aluminio, argumentando que responden a razones de seguridad nacional, ya que “no se puede librar una guerra sin producción propia de esos materiales”. Durante su intervención ante el Comité de Asignaciones del Senado, negó que los aranceles tengan un impacto inmediato negativo sobre la industria, y enfatizó que el objetivo de Trump es fomentar el regreso de la manufactura elevando el costo de los productos extranjeros. También anunció que los fabricantes recibirán créditos de hasta el 15 % del valor de los vehículos ensamblados en el país, aplicables al costo de las piezas importadas.

El mundo bajo presión: el impacto global de los aranceles de Trump
Las recientes medidas comerciales de Estados Unidos han puesto a Corea del Sur en una posición delicada, especialmente para fabricantes como Hyundai y GM Corea, estas empresas, con una alta dependencia del mercado estadounidense, se enfrentan a crecientes riesgos externos como consecuencia de esta política comercial. En el caso de Hyundai, el mercado estadounidense representó el 54 % de sus exportaciones totales el año anterior, por lo que la implementación de este arancel pone en riesgo una parte significativa de sus ingresos internacionales. Esta situación ha llevado a la compañía a mostrarse cautelosa frente a las demandas sindicales, que solicitan una bonificación equivalente al 30 % de las ganancias netas de 2024, ya que la prioridad de Hyundai es reforzar su posición ante los posibles impactos del nuevo entorno comercial. Por su parte, GM Corea exporta más del 80 % de su producción nacional a Estados Unidos, lo que la convierte en una de las más expuestas a las consecuencias del arancel. Para mejorar su rentabilidad, la empresa ha vendido algunos de sus activos y ha tenido que lidiar con especulaciones sobre una posible salida del mercado surcoreano, aunque la compañía ha desmentido dichos rumores. Además, sus ventas han disminuido, en parte debido a la baja demanda interna y a las tensiones comerciales a nivel internacional.
No obstante, en medio de las tensiones comerciales, Donald Trump y el nuevo presidente surcoreano, Lee Jae-myung, acordaron avanzar rápidamente hacia un acuerdo sobre aranceles que beneficie a ambas partes. La decisión se tomó durante su primera llamada tras la elección de Lee, en la que ambos se comprometieron a impulsar negociaciones técnicas que den resultados concretos. Ambos líderes destacaron la importancia estratégica de su relación y prevén reunirse próximamente, posiblemente en la cumbre del G-7 en Canadá.

En América, el impacto de los nuevos aranceles al acero comienza a frenar el desarrollo económico de estados industriales de México como Guanajuato, Querétaro, San Luis Potosí y Nuevo León. Según medios locales, al menos 35 proyectos automotrices han sido cancelados o detenidos, lo que pone en riesgo miles de empleos. Miguel Ojeda, secretario general de la Confederación Mexicana Independiente de Trabajadores, advirtió que esta medida “complica la operación de armadoras, fundidoras y proveedoras, muchas de las cuales evalúan abandonar el país o frenar su expansión”. También destacó que los mayores costos afectan la competitividad de las exportaciones mexicanas a Estados Unidos y que incluso empresas chinas han comenzado a retirar inversiones por la falta de estabilidad. A esto se suma la caída del 2 % en la producción de vehículos ligeros en mayo de 2025, mientras las exportaciones bajaron 2.9 % y las ventas internas un 0.4 %, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Asimismo, la Industria Nacional de Autopartes (INA) alertó que el aumento del arancel del 25 % al 50 %, bajo la Sección 232, representa un impacto estimado de 6,289 millones de dólares para el sector mexicano, ya que “el 59.54 % del acero y aluminio que Estados Unidos recibe en autopartes proviene de México y Canadá”, siendo México el principal proveedor con casi el 39 %.
México, al igual que Corea del Sur, busca alcanzar un acuerdo con Estados Unidos para reducir los aranceles al acero y al aluminio. El secretario de Economía, Marcelo Ebrard, explicó que, durante una reunión con el secretario de Comercio estadounidense, propuso que México recibiera un trato similar al del Reino Unido, país que ya fue exento de estas medidas. Argumentando que, “dado el superávit que mantiene Estados Unidos en sus exportaciones de acero hacia México, no tiene sentido aplicar un arancel tan elevado”. El objetivo, afirmó, es eliminarlo por completo. También informó sobre la celebración de una nueva ronda de negociaciones y que la decisión final será “política”.

En este sentido, el aumento de aranceles ha demostrado tener un impacto negativo a casi todos los socios comerciales de Estados Unidos, con excepción del Reino Unido (único país que ha alcanzado un acuerdo preliminar durante la actual pausa de 90 días). México y Canadá, primero y tercero en volumen de exportaciones de acero a Estados Unidos, enfrentan mayores consecuencias. No obstante, ambos países se encuentran en negociaciones activas para eliminar los aranceles. Por otra parte, en Europa, la Unión Europea espera lograr una exclusión y ha convocado reuniones de emergencia, aunque no se prevé una represalia inmediata debido a otras disputas comerciales en curso. La UE ya tiene aprobado un paquete de aranceles por 21.000 millones de euros y ve con preocupación el exceso de acero chino, que ha golpeado duramente a su industria, provocando pérdida de empleos.
Mientras tanto, Trump defiende su decisión como una victoria para los trabajadores del acero y el aluminio estadounidenses.

Sentencia económica: el precio de las políticas de Estados Unidos
De acuerdo con los medios estadounidenses, la confianza de los ciudadanos en la economía ha disminuido por quinto mes consecutivo. The Conference Board reportó que su índice de confianza del consumidor bajó 7.9 puntos en abril, ubicándose en 86, el nivel más bajo registrado desde mayo de 2020. Cerca de un tercio de los consumidores anticipa una desaceleración en las contrataciones en los próximos meses. Estos datos reflejan un creciente pesimismo entre la población estadounidense, gran parte de la cual prevé un aumento en los precios como consecuencia de la nueva estrategia económica de su presidente. Las reacciones por parte de los usuarios estadounidenses no tardaron en llegar en la plataforma X: “En Estados Unidos debido a los aranceles los precios están subiendo en las tiendas Walmart y se está recortando personal”; “Una tontería lo de los aranceles, mientras tanto China se ríe y hace círculos alrededor de nuestra economía”; “Los efectos de los aranceles significan que el cliente pagará más por el mismo producto debido al arancel o que tendrá que pagar más por un producto similar fabricado en Estados Unidos, porque los aranceles han encarecido la alternativa. En cualquier caso, la gente compra menos”.

El aumento de los aranceles en Estados Unidos ha generado un escenario de incertidumbre para las empresas de la industria automotriz e industrial, tanto dentro como fuera del país. Fabricantes en Corea del Sur y México enfrentan una mayor presión económica, cancelación de inversiones y riesgo de pérdida de empleos. Mientras algunas compañías replantean su presencia en mercados clave, otras buscan apoyo gubernamental o reducen operaciones.
En Estados Unidos la inquietud de los consumidores y el temor a una inflación reflejan que las consecuencias de esta política podrían resultar en un menor consumo y en un entorno menos favorable para el crecimiento industrial a largo plazo.