Rusia e Irán intentan evadir sanciones mediante corredores de gas y petróleo

La creación de nuevos oleoductos que transporten gas ruso e iraní a las costas del Mediterráneo ha generado conflictos internos en la región que podrían tener consecuencias de gran alcance para la seguridad de Oriente Medio y Occidente en los años venideros.
Entre el 11 y 12 de mayo de 2024, Irán, Turquía y Rusia hicieron públicos sus planes de nuevos proyectos de oleoductos y gasoductos. Estas iniciativas buscan fortalecer su colaboración en el sector energético, garantizar la seguridad del suministro y esquivar las sanciones internacionales impuestas por Estados Unidos y Europa. Los anuncios reflejan una estrategia conjunta para incrementar su independencia y capacidad energética, minimizando así el impacto de las restricciones externas.

La operación se realizaría mediante dos corredores que conectarían a la República iraní con el Mediterráneo a través de Turquía y Siria. Los anuncios de Irán el 11 de mayo y de Turquía el 12 de crear un “corredor energético” desde Rusia hasta el Golfo y la implementación de un “puente terrestre” desde Teherán al mar Mediterráneo, podría aumentar el volumen y la escala de los envíos de armas al sur del Líbano y los Altos del Golán en Siria.
A su vez, Turquía confirmó que estaba interesada en comprar más gas y petróleo de Irán. Motivados por la necesidad de Rusia de esquivar las sanciones, países aliados como Irán, Siria y Turquía podrían formar parte de nuevas sanciones de la Unión Europea de mantener los proyectos.
El continuo crecimiento de las exportaciones iraníes pese a las sanciones no es un hecho casual. Desde la revolución de 1979, a través de diversos mecanismos, el Estado iraní ha ido encontrando reductos por los cuales ha podido seguir vendiendo su petróleo y gas al sur y este de Europa, así como al resto del mundo.

Haber mantenido estas rutas durante décadas se ha convertido en motivo de orgullo para la política nacional iraní. Los planes de Teherán y Moscú, de concretarse, podrían tener consecuencias de largo alcance para la seguridad de Medio Oriente y Occidente en los próximos años.
Comprar petróleo iraquí, iraní o ruso: la disyuntiva de Occidente
El alto consumo energético de Europa en comparación con los recursos de los que dispone siempre ha sido una gran problemática para los Gobiernos de las naciones que componen la Unión Europea (UE). Comprar o no hidrocarburo procedente de estas naciones siempre ha sido sinónimo de discusión en el Parlamento Europeo. Aplicar sanciones y mantener las importaciones son conceptos que chocan.

Actualmente, los campos petroleros compartidos entre Irán e Irak siguen siendo el punto de partida de la mayoría de los flujos ilegales de energía. Ambas partes siguen perforando en el mismo yacimiento, por lo que es imposible determinar el origen del petróleo producido.
Irán simplemente cambió el nombre de su petróleo (sancionado) por el del petróleo iraquí (ilegal) con el pleno consentimiento de Bagdad, donde Teherán ha ejercido durante mucho tiempo una enorme influencia a través de sus representantes económicos, políticos y militares.

Se sabe que el petróleo va a donde Irán quiere. El proceso de ocultar el origen del petróleo crudo va más allá de simples cambios en los documentos de envío. “Lo que exportamos no es en nombre de Irán", dijo el ministro de Petróleo iraní, Bijan Namdar Zangeneh, en 2020. “Los documentos cambian constantemente y también las especificaciones”, añadió.
En este sentido, el petróleo iraní (rebautizado como petróleo iraquí) suele ir a enclaves principales. El primero es Asia, cuyo principal destino es China, y el segundo es Europa del Sur y del Este, especialmente puertos menos restrictivos como Albania, Montenegro, Bosnia y Herzegovina, Serbia, Macedonia, Croacia y otros. Establecer un puente terrestre con el sur del Líbano y la región de los Altos del Golán en Siria tendría un efecto multiplicador en el fortalecimiento del poder de los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria de Irán.

Bagdad está trabajando para restaurar un gasoducto directo a la ciudad costera turca de Ceyhan, lo que obligaría a Teherán a considerar más confiable esta ruta entre Irán, Irak y Turquía. Todas las rutas de tránsito aprobadas para transportar petróleo iraní a Europa meridional y oriental a través de Irak estarán abiertas a Rusia, aunque Asia (y China) estarán menos preocupadas por el cumplimiento respecto a cualquier sanción impuesta por Estados Unidos, no por Europa.
“Es necesario considerar la posibilidad de utilizar la infraestructura existente y crear nueva infraestructura para acceder a los mercados”, dijo Mojtaba Damircilou, secretario general del Departamento Euroasiático del Ministerio de Asuntos Exteriores iraní. “La cooperación en este ámbito ha comenzado y tenemos una visión clara”, añadió.
Se espera que el oleoducto vaya desde Kirkuk, Irak, hasta el puerto de Baniyas, con vistas a la costa mediterránea de Siria, a través de la ciudad de Haditha, Irak, con una capacidad inicial de 300.000 bpd. Rusia está obligada a participar en ambos planes y este punto se mantiene sin cambios.

¿Qué papel juega Siria?
La alianza entre Rusia, Irán y Siria preocupa a la Comunidad Internacional por su potencial impacto en la estabilidad en Medio Oriente. El objetivo de Irán es unir a las naciones musulmanas del mundo en lo que considera “una lucha por la supervivencia contra la alianza occidental centrada en Estados Unidos”.
Siria, bajo el mandato del presidente Bashar al-Assad, apoyado por Rusia e Irán, le da a Moscú cuatro enormes ventajas estratégicas. En primer lugar, Siria es el país más grande en la parte occidental de la zona de poder chií que Rusia ha desarrollado a lo largo de los años para contrarrestar la esfera de influencia de Estados Unidos centrada en Arabia Saudí e Israel.
En segundo lugar, el país tiene una larga costa en el Mediterráneo, a través de la cual puede transportar productos petrolíferos para exportación financiera, así como armas y otro material militar para exportación política. En tercer lugar, Siria sigue siendo un importante centro militar ruso con un gran puerto marítimo (Tartus), una gran base aérea (Latakia) y un gran puesto de escucha (cerca de Latakia).

En cuarto lugar, para el resto de Medio Oriente, resalta la capacidad de Rusia para actuar junto a fuerzas autoritarias en toda la región. Esta alianza estratégica podría tener un impacto significativo en la estabilidad en el Medio Oriente, por lo que es importante que las potencias mundiales sigan de cerca este desarrollo.