Telefónica ha cerrado la operación más importante desde que José María Álvarez-Pallete es presidente de la compañía española. Se trata de la fusión de su filial británica O2 con Virgin Media, división en Reino Unido de Liberty Global, el grupo del empresario John Malone.
Este movimiento corporativo estratégico, el más importante en todo el mundo desde el inicio de la crisis sanitaria provocada por la pandemia del coronavirus, modificará el escenario del sector de las telecomunicaciones en Reino Unido y amenaza la supremacía de BT en el panorama británico de las telecos, para competir además de tú a tú con otros actores relevantes de la escena como Vodafone.
Telefónica y Liberty Global tendrán cada una un 50% de la filial resultante, que llega para ocupar un puesto importantísimo en el mercado británico y mundial. La operación está cifrada en 35.800 millones de euros, con la deuda incluida, y ya ha sido confirmada hace escasas horas por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).

Tras el pacto suscrito, Telefónica recibirá en torno a 6.500 millones de euros, incluyendo un pago compensatorio de algo más de 3.000 millones de euros. La empresa española reducirá su deuda en torno a los 6.500 millones de euros, cuando al cierre del primer trimestre de 2020 sobrepasaba los 38.000 millones. Mientras, Liberty Global recibirá 1.400 millones de libras con cargo a su filial (casi 1.600 millones de euros). O2 y Virgin Media esperan lograr sinergias con un valor actual neto de 6.200 millones de libras esterlinas (algo más de 7.000 millones de euros).
O2 da a Telefónica una posición relevante en uno de sus mercados clave, si bien la fuerte competencia obliga a operaciones corporativas que aporten sinergias, de ahí que aparezca ahora el convenio con Virgin Media. Lo intentó anteriormente con la teleco de Hong Kong Hutchison, pero las autoridades de la competencia de la Unión Europea echaron para atrás la transacción.
La operación ha tomado cuerpo finalmente en forma de ‘joint venture’, con el poder repartido al 50%. Aunque tanto O2 como Virgin Media cuentan con un valor similar, esta última tiene la deuda más elevada por lo que Telefónica se beneficia en este caso de la aportación de Liberty Global.

Los expertos destacan las consecuencias estratégicas, teniendo en cuenta que ambos grupos son complementarios en diversas áreas. O2 es básicamente una operadora de móvil, que necesita realizar cuantiosas inversiones en el desarrollo de la tecnología 5G, mientras que Virgin es una empresa de cable, que facilitaría los despliegues de la división británica de Telefónica.
Y como la estrategia de las operadoras consiste en ofrecer el mayor número posible de prestaciones a los clientes, la empresa resultante mejorará su posición en el mercado, compitiendo al máximo nivel con BT; mientras que Vodafone se queda más centrado en el apartado móvil y Sky y TalkTalk en la banda ancha.
En la información remitida a la CNMV, Telefónica indica que la operación dará lugar a un proveedor integrado de telecomunicaciones en Reino Unido con más de 46,5 millones de suscriptores de vídeo, banda ancha y conectividad móvil y unos ingresos de aproximadamente 11.000 millones de libras (unos 12.500 millones de euros). Ambas empresas han resaltado que "el mercado británico se beneficiará de la escala y experiencia complementaria con la que cuentan ambos socios, proporcionando a la 'joint venture' un conjunto de servicios, tras el cierre de la operación”; algo que manifestó también la empresa dirigida por Álvarez-Pallete en la comunicación dirigida a la Comisión del Mercado de Valores. “Esta transacción está totalmente alineada con la estrategia de la nueva Telefónica enfocada en mejorar el posicionamiento en sus mercados principales”, señaló la operadora española.