¿Está la COVID-19 acelerando la digitalización en América Latina?

La propagación global del nuevo coronavirus ha generado muchas nuevas preguntas acerca de cómo funcionan las economías. En particular, las estrictas medidas de distanciamiento social han obligado a los gobiernos y a las empresas a adoptar prácticas digitales más astutas para garantizar la entrega continua de bienes y servicios esenciales. Antes de la pandemia, América Latina y el Caribe (ALC) no era considerada una región a la vanguardia de la digitalización. Sin embargo, hay indicios que muestran que la aparición de la COVID-19 ha acelerado el ritmo de la digitalización en toda la región.
En su “Reporte Mundial de Competitividad 2019”, el Foro Económico Mundial (FEM) clasificó a América Latina y el Caribe muy por detrás de otras regiones de mercados emergentes en su indicador sobre la adopción de las TIC. La región obtuvo una puntuación de 50,9 sobre 100, por encima del África subsahariana (34,3) y de Asia del Sur (35,1), pero por detrás del Oriente Medio y de África del Norte (57,6) y de Asia oriental y del Pacífico (70,3). Dentro de la región, las principales economías variaron ligeramente, pero se mantuvieron dentro de un rango estrecho: Argentina obtuvo 58 puntos sobre 100; Colombia, 49,9; México, 55; y Perú, 45,7.

Con la segunda economía y población más grande de América Latina, además de ser el mayor socio comercial de los Estados Unidos, la agenda de digitalización de México es fundamental para su futuro crecimiento económico, particularmente dada su fuerte base industrial. Sin embargo, la rápida adopción de esta política dependerá del tamaño y de la capacidad financiera de las diferentes empresas.
“Aunque la COVID-19 puede acelerar la digitalización de ciertas partes de la economía mexicana, ésta será liderada predominantemente por empresas más grandes. Alrededor del 90% de las PYMES (pequeñas y medianas empresas) aún no están preparadas para digitalizarse completamente, dadas las importantes inversiones de capital que se requieren para hacerlo”, dijo Mauricio Prieto, CEO del proveedor local de servicios tecnológicos Lennken, a OBG. “Es probable que la transformación en todo el sector industrial sea más integral; sin embargo, dependerá en gran medida de una integración más estrecha en la cadena de valor con las empresas de los Estados Unidos, que suelen estar a la vanguardia de la digitalización en sus respectivos sectores”.

Aunque la digitalización de los procesos en la industria será un objetivo a largo plazo para el país, los servicios de atención de la salud también han actuado con rapidez y han adoptado nuevas medidas para la prestación de servicios esenciales. La empresa mexicana de tecnologías de la información Seguritech ha desarrollado una nueva aplicación móvil, junto con el centro de llamadas de los servicios de emergencia del país, que permite al personal realizar vídeo llamadas con personas que presentan síntomas de coronavirus y luego conectarlas con profesionales médicos capacitados. La aplicación tiene muchos beneficios sociales y económicos al tratar a los pacientes a un ritmo más rápido, reduciendo así la presión sobre los trabajadores de la salud que se encuentran saturados y evitando la posibilidad de infección a través de visitas médicas en persona. Se espera que estos beneficios se vean reflejados en otros lugares, a medida que la industria de los servicios avance hacia las plataformas en línea.
“En México y en toda la región, la tendencia predominante en prestación de servicios esenciales, como los seguros, será el de self-service”, Felipe Sánchez, presidente de Assurant México, dijo a OBG. “La necesidad de adaptarse a esta nueva realidad provocará un cambio irreversible en la mentalidad de los consumidores, lo que resultará en una aceleración sustancial del consumo y de la compra de productos esenciales en línea”.

En Perú, un país que tiene algunas de las medidas de cierre más estrictas de la región, el Gobierno ha tomado medidas para utilizar la tecnología a fin de asegurar el flujo ininterrumpido de mercancías a través de los aeropuertos, puertos y fronteras terrestres del país sin exponer innecesariamente a los trabajadores clave al virus. Por ello, el Gobierno aprobó el Decreto Legislativo 1492, que busca “adoptar disposiciones para promover la digitalización de procesos a cargo de las entidades públicas y privadas que forman parte de dicha cadena logística”.
Además de reducir el contacto y aumentar la eficiencia, un beneficio probable de las nuevas medidas será el aumento de la transparencia, en particular en lo que respecta a los costos de transporte de mercancías, que han aumentado como consecuencia de la pandemia. La medida, anunciada el 10 de mayo, supondrá la coordinación de todas las entidades públicas que intervienen en las cadenas logísticas, así como de todos los agentes del sector privado que intervienen en la importación y exportación de mercancías.

El impulso de innovación encabezado por el sector privado de Colombia ya estaba en marcha antes de la pandemia de la COVID-19, con especial atención a las industrias creativas y a la denominada industria 4.0. Es así que, en enero del año pasado el FEM nombró a la segunda ciudad de Colombia, Medellín, centro afiliado a la Red de Centros para la Cuarta Revolución Industrial de la organización, la primera ciudad de habla hispana en formar parte de la red mundial. En el marco del programa, los centros funcionan como agrupaciones mundiales para la innovación, combinando la colaboración pública, privada y académica para hacer avanzar las tecnologías emergentes.
Como muestra de la innovación en la ciudad, a pocas semanas del cierre total del país, 15 robots pertenecientes al servicio de entrega a domicilio Rappi formaron parte de un proyecto piloto en el barrio El Poblado de Medellín, completando unos 120 pedidos diarios a finales de abril. El proyecto ha sido desarrollado por la empresa colombiana Rappi y Kiwibot, una empresa tecnológica de capital colombiano con sede en los Estados Unidos.
Los robots, capaces de transportar hasta 8 kg de mercancías, utilizan GPS para navegar por las calles de Medellín, eliminando por completo la necesidad de la entrega humana de comida para llevar de los restaurantes, reduciendo así el riesgo de transmisión de la COVID-19 de persona a persona.