Estados Unidos dificulta la misión de exploración lunar acordada entre Emiratos y China

El departamento de Estado norteamericano que dirige el diplomático de carrera Antony Blinken, que acaba de cumplir 61 años, ha puesto sobre la mesa un serio impedimento para que la misión lunar Rashid 2 de la Unión de Emiratos Árabes pueda llevarse a cabo en cooperación con China.
La dirección de Controles Comerciales de Defensa (DDTC) de la Oficina de Asuntos Político-Militares del Departamento de Estado ha llamado la atención a las autoridades emiratíes de que en la fabricación del Rashid 2, un vehículo lunar de tracción a las cuatro ruedas, se incluyen componentes de origen norteamericano que, de acuerdo con las normas ITAR, están excluidos de volar en cohetes chinos.
El Reglamento sobre Tráfico Internacional de Armas, más conocido como ITAR ‒acrónimo de International Traffic in Arms Regulations‒ dictado y vigente en Washington regula la exportación de artículos y servicios vinculados con la defensa, incluidos los espaciales, cuya finalidad es salvaguardar la tecnología y los derechos de propiedad intelectual de Estados Unidos.

Las normas ITAR contienen varias detalladas relaciones de todo tipo de municiones y sistemas de armas terrestres, navales y aéreos sujetas a restricciones de venta o cesión. Pero también incluyen sistemas, subsistemas, equipos y componentes electrónicos para vectores de lanzamiento, satélites, cápsulas, sondas científicas, vehículos espaciales y cualquier gama de productos de utilización militar o de doble uso.
Las autoridades de Emiratos ya han sido apercibidas de lo que deben hacer si quieren proseguir su colaboración con Pekín en la misión Chang’e-7. En ese caso, el MBRSC debe obtener una licencia del Departamento de Estado que le faculte para embarcar en Rashid 2 la tecnología de fabricación norteamericana sujeta a ITAR.

Temor a que descubran secretos en Rashid 2
No es nada fácil. Una de las principales exigencias es que el director general del Centro Espacial Mohammed bin Rashid de Dubái (MBRSC), Salem Humaid Al-Marri, tendría que explicar y razonar las medidas que va a aplicar para impedir que los técnicos chinos puedan acceder al diseño de Rashid 2 e incluso desmontarlo y conocer sus tecnologías. Pero ¿los chinos lo podrían hacer?
A priori, no sería difícil. Una vez Rashid 2 se encuentre en la base espacial de Wenchang para embarcarla en la sonda Chang’e-7 y hacerla despegar en el cohete Larga Marcha 5, los norteamericanos son de la opinión que los espías chinos son capaces de tramar alguna argucia para descubrir sus secretos.
El profesor Jonathan McDowell, astrónomo de la Universidad de Harvard e historiador del programa espacial, tiene constancia de que la CIA secuestró durante unas 8 horas una réplica de la sonda lunar soviética Luna 3. Lo hizo en noviembre de 1959, cuando viajaba en camión hasta el almacén que debía guardarla antes de ser exhibida en Auditorio Nacional de la Ciudad de México, y la devolvió a su lugar después de desmantelarla y fotografiar sus entrañas.

El MBRSC y la Administración Espacial Nacional de China (CNSA) tienen suscrito desde septiembre de 2022 un acuerdo por el que Rashid 2 va a viajar y posarse en la Luna desde el módulo de descenso chino Chang’e-7, cuyo lanzamiento está programado para 2026.
La CNSA tiene abierto su proyecto lunar Chang’e-7 a la cooperación internacional para que terceros países puedan contribuir con iniciativas que requieran el apoyo de tecnologías chinas o funcionen de forma independiente, como es el caso de Rashid 2.

Limitaciones técnicas para embarcar en Chang’e-7
Chang’e-7 es una misión que pertenece a la cuarta fase del programa de exploración lunar de China y su objetivo principal es recopilar in situ datos científicos del Polo Sur lunar, en especial la existencia de hielo de agua. Es un paso previo para la construcción en la década de 2030 de una futura Estación Internacional de Investigación Lunar liderada por la CNSA en cooperación con Roscosmos, la agencia espacial de Rusia.
Para tomar parte en la misión, Pekín impone una serie de limitaciones a las tecnologías extranjeras que quieren viajar en Chang’e-7 y luego rodar por la superficie lunar. Entre ellas, que el equipo tenga un peso máximo de 10 kilos y unas dimensiones no superiores a los 300 x 150 x 150 milímetros.

Un grupo de 11 ingenieros a las órdenes del director del proyecto de exploración lunar de Emiratos, Hamad Al-Marzouki, trabaja en cumplir los condicionantes que deben hacer realidad el rover Rashid 2.
Las restricciones ITAR no se han aplicado a las anteriores misiones espaciales de Emiratos. La primera fue al Planeta Rojo, lanzada en julio de 2020, que sigue en funcionamiento. La segunda a la Luna, en diciembre de 2022, que terminó en fracaso a finales el pasado mes de abril.

La razón es que la sonda marciana Al-Amal fue puesta en órbita desde Japón a bordo de un lanzador nipón H-2. La que terminó en desastre fue la que llevaba el rover Rashid 1, enviado al satélite natural de la Tierra desde Estados Unidos en un cohete Falcón 9 y a bordo del módulo de superficie japonés Hakuto-R. Fiel aliado de Washington, a Tokio no se le aplican las férreas limitaciones ITAR, que si se imputan a China, Rusia, Bielorrusia, Cuba, Irán, Corea del Norte, Siria.