La historia de Vietnam está ligada a la lucha por la independencia de varios países del mundo. Poco después del final de la Segunda Guerra Mundial, mi abuelo, Ahmed Mahjar, nacido en Marruecos bajo el protectorado francés, fue uno de los reclutas de las colonias de África para luchar en la guerra de Indochina (1946-1954).
Sin embargo, decidió, junto con otros soldados marroquíes, estar en el lado correcto de la historia: se rebeló contra el poder colonialista y se unió al pueblo vietnamita en su lucha por la libertad y la soberanía.
De hecho, aquellos soldados marroquíes aspiraban a la misma independencia para su propio país. Finalmente, Marruecos la lograría oficialmente en 1956 -dos años después del final de la primera guerra de Indochina- con Su Majestad Mohamed V recuperando el control del Estado.

Entre 1956 y 1960, los soldados marroquíes que desertaron del Ejército francés construyeron la Puerta de Marruecos en el distrito de Ba Vi, Hanoi. La puerta sigue siendo un monumento en honor a aquellos valientes combatientes marroquíes que contribuyeron a la liberación de un país hermano del yugo colonialista.
Más recientemente, en la provincia marroquí de Kenitra, donde residía mi abuelo y viven varias familias de origen vietnamita, se dedicó la Puerta de Vietnam; simboliza los valores compartidos y el pasado común de lucha y sacrificio de los dos países, así como la cooperación entre naciones libres e iguales.

La historia de mi abuelo y sus compañeros soldados marroquíes nos enseña que son los ideales los que mueven a los pueblos y a las naciones. A estos jóvenes combatientes no les importaron las consecuencias de elegir oponerse al dominio colonial y luchar por el ideal de un mundo libre en el que los países soberanos puedan cooperar en pie de igualdad y participar en el desarrollo mundial.

Por ello, estaban dispuestos a vivir y a morir. Hoy, mientras intento honrar la memoria de mi abuelo, no puedo dejar de pensar en Vietnam como un segundo hogar, cuyo pueblo, con éxito y frente a la agresión colonial que causó daños y sufrimientos masivos, sigue sirviendo de fuente de inspiración con su resistencia, al tiempo que ocupa con confianza su merecido lugar en el mundo.
Anna Mahjar-Barducci es una investigadora y escritora marroquí-italiana.