La “Cúpula Dorada”, más necesaria que nunca para Estados Unidos

A pesar de las riesgos económicos y geopolíticos
<p>El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, hace un anuncio sobre el escudo de defensa antimisiles Golden Dome junto al secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, en la Oficina Oval de la Casa Blanca en Washington, DC, EE. UU., el 20 de mayo de 2025 - REUTERS/ KEVIN LAMARQUE</p>
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, hace un anuncio sobre el escudo de defensa antimisiles Golden Dome junto al secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, en la Oficina Oval de la Casa Blanca en Washington, DC, EE. UU., el 20 de mayo de 2025 - REUTERS/ KEVIN LAMARQUE
  1. ¿De qué se trata?
  2. Estados revisionistas
  3. Desafíos económicos
  4. Riesgos geopolíticos

El sistema de defensa conocido como “Golden Dome” o “Cúpula Dorada” se perfila como una necesidad urgente para la seguridad nacional de Estados Unidos. Los recientes conflictos en Ucrania y Medio Oriente han puesto en evidencia las limitaciones de las defensas aéreas tradicionales frente a misiles de nueva generación. 

En Ucrania, Rusia ha incrementado el uso de misiles Iskander-M, capaces de evadir incluso sistemas avanzados como el Patriot. Además, misiles hipersónicos como el Zircon y el Kinzhal han sido empleados en varias ocasiones durante el conflicto. 

De forma paralela, Irán ha desplegado misiles hipersónicos como el Fattah-1, que han puesto a prueba la efectividad del sistema antimisiles israelí Iron Dome. 

Actualmente, Estados Unidos no cuenta con misiles hipersónicos operativos, lo que representa una desventaja significativa frente a sus adversarios. Lockheed Martin, empresa líder en defensa, ha calificado el programa Golden Dome como “urgente y esencial para la seguridad del país”. 

<p> Ilustración del misil hipersónico ruso - PHOTO/ AP</p>
 Ilustración del misil hipersónico ruso - PHOTO/ AP

¿De qué se trata?

Presentada por el presidente Donald Trump en mayo de este año, la “Cúpula Dorada” es un sistema que se basará en una arquitectura de defensa en múltiples capas, con interceptores tanto terrestres como espaciales, guiados por una red de sensores distribuidos en tierra, mar, aire y espacio. 

Este escudo defensivo buscará interceptar misiles enemigos —ya sean balísticos, de crucero o hipersónicos— en cualquier etapa de su trayectoria, e incluso antes de su lanzamiento, mediante una combinación de tecnología espacial avanzada y capacidades misilísticas.  

Estados revisionistas

Otras amenazas provenientes de Rusia incluyen el inicio de la producción en masa del misil hipersónico “Oreshnik”, desarrollado específicamente para competir con los sistemas de defensa de Estados Unidos. Este misil tiene un alcance de hasta 3.425 millas y puede transportar ojivas nucleares. Su primera utilización operativa se registró en noviembre de 2024, durante un ataque a una instalación militar ucraniana en la ciudad de Dnipro. 

<p>Un hombre camina junto a partes de un misil hipersónico ruso Kh-47 Kinzhal, que se encontraron durante el ataque de Rusia a Ucrania, en el Instituto de Investigación Científica de Pericia Forense de Kyiv, en Kyiv, Ucrania, el 13 de septiembre de 2024 - REUTERS/ ALINA SMUTKO</p>
Un hombre camina junto a partes de un misil hipersónico ruso Kh-47 Kinzhal, que fueron encontradas durante el ataque de Rusia a Ucrania, en el Instituto de Investigación Científica de Kyiv de Pericia Forense en Kyiv, Ucrania 13 de septiembre de 2024 - REUTERS/ ALINA SMUTKO

El general Michael Guetlein, alto mando de la Fuerza Espacial estadounidense también alertó sobre los rápidos avances de China en tecnología hipersónica. En 2021, Pekín sorprendió a Washington con una prueba exitosa de un misil con capacidad nuclear que utilizaba un vehículo de planeo hipersónico. Este sistema puede superar cinco veces la velocidad del sonido y alcanzar cualquier objetivo en el planeta. El ensayo incluyó una maniobra conocida como bombardeo orbital fraccional, en la que el misil abandona la atmósfera terrestre y reingresa desde una dirección inesperada, lo que dificulta enormemente su detección e intercepción. Guetlein añadió que Corea del Norte también está progresando en el desarrollo de misiles hipersónicos similares. 

No obstante, la iniciativa ha generado una fuerte reacción internacional. Tanto Moscú como Pekín han denunciado la “Cúpula Dorada” como un “sistema global de defensa antimisiles sin restricciones y de múltiples niveles”, advirtiendo que representa un factor “profundamente desestabilizador” para el equilibrio estratégico. 

Desde Pyongyang, el Ministerio de Relaciones Exteriores fue aún más contundente. En un comunicado difundido por medios estatales, Corea del Norte calificó el proyecto como “un escenario de guerra nuclear en el espacio exterior” y lo acusó de respaldar una estrategia de “dominación unipolar”. En palabras del régimen, la iniciativa es “una manifestación típica del ‘Estados Unidos primero’, arrogante y autoritaria hasta el extremo”. 

<p>El vicejefe de Operaciones Espaciales de la Fuerza Espacial de EE. UU., general Michael Guetlein - REUTERS/ KEVIN LAMARQUE</p>
El vicejefe de Operaciones Espaciales de la Fuerza Espacial de EE. UU., general Michael Guetlein - REUTERS/ KEVIN LAMARQUE

Desafíos económicos

El proyecto “Golden Dome” es extremadamente costoso, con un presupuesto estimado en alrededor de 175.000 millones de dólares para completarse. El gasto está previsto para crecer en fases: 17.600 millones en 2026, 50.000 millones en 2027 y 100.000 millones en 2028. Lockheed Martin, uno de los principales contratistas, ha comparado el proyecto con el “Proyecto Manhattan” por su magnitud y costo, subrayando la envergadura financiera que implica desarrollar esta defensa espacial avanzada. 

Técnicamente, el programa se despliega por etapas, empezando con la integración de sensores y sistemas de rastreo satelital que pueden detectar misiles en vuelo, pero que no tienen aún capacidad de interceptarlos. La fase crítica de interceptación, especialmente durante la “fase de impulso” del misil, todavía depende de tecnologías en desarrollo que no garantizan éxito a corto plazo. Además, los interceptores terrestres actuales tienen un bajo rendimiento histórico (alrededor de un 20 % de éxito en pruebas), lo que añade incertidumbre sobre la efectividad real del sistema. Por esto, expertos consideran que la promesa de tener un sistema operativo en solo tres años es poco realista, y que una versión funcional básica podría tardar una década o más. 

<p>Un lanzamisiles HIMARS (Sistema de Cohetes de Artillería de Alta Movilidad) sube por una rampa de 60 grados en una pista de pruebas en Lockheed Martin Camden Operations en Camden, Arkansas, EE. UU., el 27 de febrero de 2023 - REUTERS/ KEVIN LAMARQUE</p>
Un lanzamisiles HIMARS (Sistema de Cohetes de Artillería de Alta Movilidad) sube por una rampa de 60 grados en una pista de pruebas en Lockheed Martin Camden Operations en Camden, Arkansas, EE. UU., el 27 de febrero de 2023 - REUTERS/ KEVIN LAMARQUE

Riesgos geopolíticos

Desde una perspectiva estratégica, varios analistas advierten que el proyecto “Golden Dome”, lejos de fortalecer la estabilidad global, podría contribuir a su desestabilización. El motivo principal es que este tipo de defensa avanzada incentivaría a los adversarios a desarrollar armas ofensivas más sofisticadas, capaces de eludir o neutralizar el sistema en escenarios de alta tensión. Esta dinámica refleja una paradoja clásica de la carrera armamentista: cada avance defensivo provoca una respuesta ofensiva, lo que perpetúa el conflicto y eleva sus costos. 

El experto militar William Lawson sostiene que, aunque “Golden Dome” representa un avance significativo en defensa, no garantiza por sí solo la seguridad estratégica. Para mantener una disuasión creíble, Estados Unidos debería complementar el sistema con capacidades ofensivas hipersónicas, que restablezcan el equilibrio a través de la amenaza de represalia. 

<p>Presentación en video de Lockheed Martin durante la reunión y exposición anual de la Asociación del Ejército de los Estados Unidos en el Centro de Convenciones Walter E. Washington en Washington, EE. UU., el 14 de octubre de 2024 - REUTERS/ NATHAN HOWAR</p>
Presentación en vídeo de Lockheed Martin en la Reunión y Exposición Anual de la Asociación del Ejército de EE.UU. en el Centro de Convenciones Walter E. Washington en Washington, EE.UU. 14 de octubre de 2024 - REUTERS/ NATHAN HOWAR

Además, el respaldo de una defensa tan robusta podría llevar a Estados Unidos a adoptar posturas más agresivas en el ámbito internacional, confiado en su aparente invulnerabilidad. Esto, sin embargo, podría debilitar la seguridad de sus aliados y empujar a otras potencias a expandir sus arsenales nucleares como medida preventiva. 

Además, si “Golden Dome” llegara a ofrecer una protección casi total frente a misiles balísticos, podría alterar gravemente el equilibrio nuclear global. La posibilidad de que una potencia adquiera inmunidad frente a un ataque nuclear rompería el principio de Destrucción Mutua Asegurada (MAD), que ha garantizado la contención entre potencias desde la Guerra Fría. En ese contexto, otras naciones - como Rusia o China - podrían acelerar su expansión nuclear o, en un escenario extremo, considerar un ataque preventivo antes de perder su capacidad de disuasión. Así, un sistema diseñado para proteger podría paradójicamente aumentar el riesgo de un conflicto nuclear.