Arabia Saudí se postula como puente diplomático en Oriente Medio

La cambiante situación geopolítica en Oriente Medio hace que muchos países quieran aprovechar la situación para dar un paso adelante. La histórica inestabilidad ha dado paso a un contexto de reconfiguración tan halagüeño como sorpresivo, de ahí que algunos como Arabia Saudí quieran exportar su liderazgo regional a un plano mayor. El restablecimiento de las relaciones diplomáticas con Irán – gracias a la mediación china – tras siete años de bloqueo, ha abierto la veda para un camino de expansión diplomática saudí. Ahora, el objetivo es mostrarse como una solución factible y solvente para los desafíos que enfrenta la comunidad internacional, como ha demostrado en la cumbre de la Liga Árabe celebrada el viernes en Yeda.
La reunión estuvo marcada por el encuentro entre el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski y su homólogo sirio Bashar al-Asad. Se trata de un encuentro clave debido a los vínculos de Damasco con Moscú. Sobre todo, el momento que atraviesa Siria y su polémico regreso a la Liga Árabe, hacen que Arabia Saudí tenga un mayor interés en acercar posturas con los de al-Asad. El objetivo principal de Riad es consolidar al príncipe heredero “como una figura clave en el panorama geopolítico cambiante”, según Kristian Ulrichsen, investigador del Instituto Baker de la Universidad Rice. Además, cree que pretenden “demostrar que son capaces de cerrar brechas que otros ni sueñan”.
Desde hace tiempo, Arabia Saudí ha ganado peso en la política internacional. Poner en marcha diversas iniciativas para alejarse de la dependencia petrolífera ha provocado una gran expansión a nivel financiero que se ha trasladado en todos los ámbitos. Muestra de ello es la mencionada vuelta a las relaciones con Teherán, la bienvenida al regreso sirio a la Liga, o la mediación en el conflicto sudanés. Además, en las últimas semanas, los ministros de Relaciones Exteriores de Arabia Saudita y Siria intercambiaron visitas y anunciaron su intención de reabrir las misiones diplomáticas, inexistentes desde el año 2012, cuando Riad cortó sus lazos con Siria.

El giro en cuanto a la situación siria no obedece a un cambio en cuanto al motivo que propició su expulsión. La situación dentro de las fronteras de Siria sigue siendo preocupante, pero los intereses de sus potenciales aliados favorecen la reinserción en la organización, a pesar de contar con muchos actores reticentes. Sin embargo, la posición de Emiratos Árabes Unidos resulta fundamental, ya que ya en 2018, fueron ellos los que restablecieron sus relaciones diplomáticas con el régimen de Bashar al-Asad. Eso no evita que haya varios países que, antes de ver con buenos ojos el acercamiento sirio, pidan un distanciamiento sobre Irán.
Según Rabha Seif Allam, experta del Centro de Estudios Políticos Al-Ahram de El Cairo, “los próximos pasos de los países árabes no están relacionados con la democracia o la gobernabilidad, sino con la seguridad regional”. Las diferencias más importantes de Siria son con Qatar. No obstante, según medios sirios, al-Asad saludó al emir qatarí, el jeque Tamim bin Hamad Al Thani, lo que han interpretado como un gesto positivo, teniendo en cuenta el rechazo que genera el presidente sirio en Al Thani.
La reunión en Yeda ha servido para que Arabia Saudí se muestre como una importante solución a los diversos conflictos que inundan la región. De hecho, la inclusión de Zelenski en la cumbre ha llamado la atención de los observadores, que la interpretan como un mensaje a Rusia. A pesar de que Arabia Saudí esté estrechando sus relaciones con Siria e Irán, aliados clave del Kremlin en Oriente Medio, Riad advierte que Putin no cuenta con libertad absoluta en la región. También se ha de tener en cuenta que Arabia Saudí, aunque cada vez cuente con una cartera de apoyos más grande, sigue teniendo en Washington uno de sus más importantes respaldos.