Argel: la mordaz bofetada palestina de Pekín

Durante los preparativos de la cumbre de la Liga Árabe celebrada en Argel en noviembre de 2022, Tebboune se había esforzado, todo lo que pudo, por lograr un acuerdo entre las facciones palestinas divididas durante muchos años. Solo había obtenido una llamada rápidamente olvidada por sus firmantes y permaneció sin actuar para gran decepción del presidente argelino, a quien le hubiera gustado agregar tal evento a su exigua lista.

Tebboune juró solo por Palestina. Declaró que lo convertiría en su negocio personal. Seguía repitiendo, a quien quisiera escucharlo, el famoso "con Palestina, con razón o sin ella". En una muestra de generosidad sin precedentes, en diciembre de 2021 donó 100 millones de dólares a la autoridad Palestina, expresando el deseo de Argelia de colocar la causa palestina en el centro de la cumbre árabe que se suponía que iba a organizar en marzo de 2022 y pospuesta hasta noviembre del mismo año. A esta donación le seguirá otra cantidad de 30 millones de dólares, otorgada en julio de 2023, para la reconstrucción de la ciudad de Jenin devastada por una operación militar israelí. 

Esto apenas fue suficiente para convencer a los palestinos de que arrancaran siquiera una sonrisa a Mahmoud Abbas, el jefe de la autoridad Palestina, al discurso de Brahim Ghali, el jefe del Polisario, instalado a sabiendas a su derecha en el podio oficial durante el desfile militar organizado el 5 de julio de 2022, con motivo del sexagésimo aniversario de la independencia de Argelia.

Desde el estallido de la guerra contra Gaza el 7 de octubre de 2023, ni un solo líder de HAMAS había visitado Argel. Ni siquiera una comunicación telefónica. Y decir que Tebboune iba a invitar a Smaïl Haniyeh, líder del movimiento islamista a la cumbre árabe de noviembre de 2022, de no ser por la negativa categórica de Mahmoud Abbas que creía que las autoridades argelinas habían ido demasiado lejos en su celo frente a sus rivales.

Al conocer la noticia desde Pekín el 22 de julio, en plena campaña electoral para un segundo mandato garantizado por los generales que detentan el poder real, Abdelmadjid Tebboune se sintió traicionado por sus "amigos" palestinos. Acababa de recibir una bofetada mordaz que apenas esperaba.

Sus servicios secretos, ocupados librando guerras contra opositores políticos que vivían en el extranjero, no le informaron de lo sucedido en Pekín. Ellos mismos desconocían por completo el ballet de las catorce delegaciones de las facciones palestinas que se habían trasladado a China. Un país amigo de Argelia que ha marginado al gobierno argelino de las negociaciones interpalestinas bajo los buenos auspicios de los diplomáticos chinos. Este último, sin hacer ruido, tuvo éxito donde lamentablemente fracasaron los argelinos. Acaban de repetir el golpe de la reconciliación iraní-saudí de abril de 2023.

Por paradójico que parezca, en Argel estamos decepcionados por la noticia de la unificación. Es sinónimo del fracaso de una diplomacia que se dice que está resurgiendo de las cenizas. Ni la más mínima reacción a este hecho mientras las cosas se desarrollaran sin su conocimiento y sin su participación, el régimen argelino, que convirtió la causa palestina en un verdadero fondo empresarial para atraer la simpatía del pueblo argelino que está fuera de contacto con él, desde la confiscación del "hirak" del 2 de febrero de 2019 se transformó en una parodia electoral de buen gusto al entronizar a Abdelmadjid Tebboune al frente del Estado argelino.

Por su parte, los medios argelinos, domesticados y atados, no han dicho una palabra. La opinión pública argelina solo se enteró de las noticias en canales de televisión extranjeros y redes sociales. Lo que nos lleva a deducir que la declaración de Pekín, de la que publicamos exclusivamente una copia que contiene las firmas de los representantes de las catorce facciones, es considerada en Argel como una bofetada mordaz imposible de tomar represalias. Nos tragamos la profunda decepción y actuamos como si nada hubiera pasado.