Argelia: desvelados los sistemas de misiles S-350 cerca de Marruecos

Las imágenes de varios sistemas de misiles tierra-aire S-350, de fabricación rusa, instalados en bases militares argelinas han sido difundidas en varios foros y medios de comunicación digitales cercanos a las esferas de influencia de Argel.
Las imágenes probarían que las entregas del sistema de intercepción aérea del bureau de Almaz-Antey ya estarían desplegadas en las instalaciones del Ejercito Nacional Popular de Argelia después de su compra en 2020. Argel se convirtió en su día en el primer comprador de este sistema de armas en el contexto de la escalada militar en la que se enfrenta con el vecino Marruecos.
Caben dudas acerca de la procedencia de estas imágenes, que podrían haber sido filtradas por el mando militar argelino con el fin de mostrar músculo armamentístico frente a un Marruecos que cierra cada vez más contratos y acuerdos de defensa con Israel para adquirir el Iron Dome o el Barak-8, ambos sistemas de defensa aérea que compiten con el S-350.

El sistema de misiles tierra-aire S-350 tiene como objetivo reforzar las defensas aéreas de Argelia tanto para interceptar aparatos pilotados como misiles balísticos. Para estos fines cuenta con un área de acción de 120 km contra aparatos de vuelo y de 30 km para proyectiles. Estos alcances hacen del S-350 un sistema de medio alcance. En esta categoría del arsenal argelino se registran también los sistemas Buk-M2 y los S-300. El sistema de armas es transportado en un vehículo tractor de artillería BAZ-6909 y dispara los mismos proyectiles que el sistema S-400 Triumph, sujeto a sanciones CAATSA por parte de los Estados Unidos. El S-350 está acompañado por un sistema de radares y una cabina de mando. Tienen la capacidad de ser desplegados en 5 minutos en el momento en el que llegan a su posición de tiro. Las imágenes difundidas en internet muestran instalaciones militares en las que estarían aparcados al menos 5 de estos sistemas de armas.
De acuerdo con la fuente argelina MENA Defensa, un portal de análisis de las capacidades militares de los países del Magreb, escorado hacia las tesis argelinas, las imágenes muestran una base militar de la fuerza aérea de Argelia. Se podrían tratar de los aeropuertos militares de Boufarik o Blida, cerca de la capital del país, en la zona norte. Más al oeste, la base aérea de L’alat podría ser otra opción para la ubicación de estos sistemas. Esta base aérea se ubica a unos escasos 115 km de la frontera con Marruecos, un alcance dentro del radio de efectividad del sistema S-350. A 15 km más hacia el oeste se encuentra la ciudad marroquí fronteriza de Uchda.
La zona fronteriza entre los dos países es un escenario militar en el que la tensión se recrudeció desde la quiebra del diálogo entre ambos Gobierno en 2021. Marruecos anunció a principios de 2022 la creación de una nueva zona militar Este, bordeando la frontera, mientras en la prensa internacional se especulaba acerca de la instalación de una base militar conjunta con Israel, una de las líneas rojas de Argel.

Desde la Jefatura de Estado Mayor argelina, encabezada por Saïd Chengriha, se planearon grandes ejercicios militares cerca de la frontera en respuesta a Marruecos. Es bueno recordar, que, en la reconfiguración militar argelina de los años 90, Chengriha, por entonces a la cabeza de la 3ºra región militar, con sede en Bechar, después de haber sido el comandante en jefe de la VIII división blindada, es encargado de diseñar una nueva estrategia de defensa para la frontera, adaptada a las nuevas formas de combate. Fue así como el actual jefe del Estado Mayor dispuso por primera vez la defensa de los más de 1.500 km de frontera que comparten Argelia y Marruecos, en su gran mayoría vasto desierto del Sáhara.
Marruecos y Argelia aumentaron sus gastos militares en un 12% y en un 8% respectivamente entre 2020 y 2021, lo que junto a un clima diplomático muy caldeado por los acuerdos entre Marruecos e Israel y los avances marroquís en el Sáhara hacen pensar en una perspectiva futura nefasta para la región. Sin embargo, distintos analistas descartan de pleno la posibilidad de una guerra abierta, o incluso de baja intensidad, entre las dos potencias del Magreb. Prevalece la idea de que cualquier aumento de las hostilidades que implique un encontronazo militar sería controlado por la Unión Europea, que apuesta por construir una frontera sur lo más estable y segura posible, para evitar experiencias como la de Libia, que trajo consecuencias muy negativas en aspectos de seguridad, migración o economía.