Brasil, protestas masivas y juicio político para Dilma Rousseff

Alexandra Dumitrascu

Pie de foto: Millones de personas se manifestaron en todo Brasil para exigir la renuncia de Dilma Roussef y el procesamiento del ex presidente, Lula da Silva. 

La maniobra política de este miércoles le ha costado caro a la presidenta de Brasil, Dilma Roussef. A poco de conocerse el nombramiento de Lula da Silva como ministro de Presidencia en el Gobierno, miles de personas han vuelto a llenar las calles brasileñas para protestar en contra de esta medida exprés pensada para blindar al expresidente investigado por enriquecimiento ilícito, blanqueo de dinero y falsificación de documentos en el caso Petrobrás. Como jefe de gabinete –nombramiento que se debería haber hecho efectivo el próximo martes- Lula da Silva recibe fuero privilegiado y un estatus de cuasi inmunidad política, pasando el proceso contra él del juez Sergio Moro –el que ordenó el interrogatorio al que fue sometido el exmandatario el pasado 4 de marzo- al Supremo Tribunal Federal, la máxima instancia del país, pero en donde las diligencias discurren de forma más lenta.

Poco después del nombramiento del nuevo ministro, Dilma Rousseff compareció ante los medios para defender su decisión y negar que busque impedir con ello su enjuiciamiento. “El cambio de instancias no significa que [Lula da Silva] ya no será investigado. Significa que la Fiscalía y la Policía seguirán la investigación pero que el juez será la máxima Corte”, ha asegurado la mandataria que ha añadido que “quien acuse a Lula de esconderse de la Justicia es que no confía en el Supremo Tribunal Federal”.

Sin embargo, los acontecimientos posteriores han tumbado la versión de la presidenta. Una conversación telefónica entre Rousseff y Da Silva grabada por la Policía Federal con la autorización del juez Moro ha sido revelada poco después. En ella se confirma lo que todos sospechaban: el nombramiento del ex mandatario al frente del gabinete se hizo con la intención expresa de evitar su posible detención. "Estoy mandándote a Bessias [un mensajero] junto con el papel [documento de su nombramiento], para que puedas tenerlo y usarlo en caso de necesidad, que es el término de la posesión", es lo que se desprende de la conversación mantenida entre ambos, y de la que se han hecho eco los medios.

A las 10 de la mañana de este jueves, Da Silva ya era nombrado jefe del Gabinete, una ceremonia presidida por la presidenta Rousseff. No obstante, el nuevo ministro únicamente disfrutó del cargo poco menos de una hora, ya que transcurrido este tiempo, el juez federal Itagiba Cata Preta Neto suspendió de forma cautelar la designación de Lula. "A la luz del riesgo de perjudicar el libre ejercicio del poder judicial, concedo la petición de una medida cautelar para suspender la nominación del Sr. Luiz Inácio Lula da Silva", reza el escrito del juez Preta Neto.

Pie de foto: protestas en la playa Copacabana en la ciudad de Rio de Janeiro.

Futuro incierto

Además, otro contratiempo pesa sobre la presidenta en sus momentos de más baja popularidad. La Corte Suprema ha habilitado este miércoles el juicio político que pende sobre la mandataria brasileña. Con nueve votos contra dos, los jueces que componen el Tribunal han autorizado seguir con el juicio de destitución de Rousseff, aunque el Senado de mayoría oficialista, será la institución que tendrá la última palabra.

Brasil se encuentra en sus momentos más bajos. Tras llegar a formar parte de los BRIC´s, con una economía en continuo auge, en la actualidad se enfrenta a una fuerte recesión que los organismos internacionales cifran para este año entre el 3% y 5%. Además, los casos de corrupción están salpicando al Gobierno y a la propia presidenta.

Las protestas de este miércoles se suman a las del pasado domingo, cuando cerca de 3,5 millones de personas en todo el país, salieron a la calle para exigir la dimisión de Roussef y el procesamiento de su predecesor.

La incertidumbre vela sobre el futuro más próximo del país. Habrá que ver si la presidenta va a hacer un juicio de conciencia presentando su renuncia ante los ciudadanos brasileños, o, por el contrario, va a enfrentar un posible juico político. 

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