Bruno Retailleau dimitirá si Francia cede ante Argelia
“Mientras esté convencido de que soy útil y tenga los medios para serlo, seguiré movilizado”, declaró Retailleau al medio francés Le Parisien momentos antes de confirmar que abandonaría el Gobierno si Argelia mantiene su negativa a colaborar con Francia en materia de inmigración y deportaciones.
Las posiciones entre Argel y París se alejan cada vez más. Desde que la semana pasada el ministro del Interior, Bruno Retailleau, se reuniera en el Eliseo con el presidente de la República, Emmanuel Macron, para darle una lista con 60 ciudadanos argelinos residentes en Francia en régimen de Obligation de quitter le territoire français (OQTF), las tensiones han aumentado.
Tal es la situación en el seno del Gabinete francés, que Retailleau anunció que dimitiría si Francia cede ante las peticiones argelinas de rechazar a todos los ciudadanos que París quiere fuera de sus fronteras, entre los que se encuentra el protagonista de los atentados de la ciudad de Mulhouse, quien contaba con hasta 10 peticiones de expulsión a Argelia, todas ellas rechazadas en la frontera por las autoridades del país norteafricano.
En los últimos meses, Retailleau ha insistido en numerosas ocasiones en que Francia está colaborando para solventar todas las solicitudes de expulsión, pero sin éxito en todas ellas, ya que las autoridades argelinas denegaron todas y cada una.
“Si me pidieran ceder en este asunto tan importante para la seguridad del pueblo francés, obviamente me negaría”, explicó el ministro del Interior.
Esto ha causado cierto hartazgo a las autoridades francesas, en especial, para Bruno Retailleau, quien ha confirmado que de seguir así la situación presentaría su carta de dimisión.
“Es hora de cambiar de rumbo con Argelia. Necesitamos hacer una demostración de fuerza”, dijo el ministro del Interior en febrero, señalando que su país ha sido “bastante amable” con las autoridades del país norteafricano.
En la lista de peticiones del ministro del Interior, se encuentra también la revisión de los acuerdos de 1968 por el cual los ciudadanos argelinos tienen privilegios frente a los ciudadanos de otras nacionalidades que entrasen al país, en términos de residencia, estatus y trabajo.
Tras su reunión con Emmanuel Macron, Retailleau señaló que en el seno del Gobierno francés existe la misma indignación, ya que se trata de la relación entre dos países que siempre han contado con una “supercooperación”. Reforzando la postura de Macron y Retailleau, el primer ministro François Bayrou descartó que existan diferencias de opinión sobre el tema.
