China y Arabia Saudí buscan acuerdos de libre comercio para resolver la crisis de productos chinos
El príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohamed bin Salman, y el primer ministro del Consejo de Estado de la República Popular China, Li Qiang, discutieron en Riad la cooperación en diversos campos, incluidos la energía, la inversión y el comercio de productos chinos, informó la agencia estatal de noticias SPA.
Li Qiang pidió con anterioridad a Pekín y al Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), que incluye a Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos, que aceleren las negociaciones de libre comercio, según anunció durante una reunión en Riad con el secretario general del CCG, Jassem Al-Budaiwi.
A Arabia Saudí le preocupa que la afluencia de productos chinos más baratos que espera producir en el país pueda perjudicar su programa industrial.
Jassem enfatizó que “es de vital importancia seguir avanzando de forma conjunta en la misma dirección para completar las negociaciones en el corto plazo”. Señaló que los casi 20 años de comercio libre entre los países del Golfo (Qatar, Kuwait, Omán y Bahréin) se establecieron debido a las preocupaciones de ambas partes en materia de exportación.
Según la declaración del Ministerio de Asuntos Exteriores de China, Li Qiang confirmó que ambas partes deberían continuar en el comercio bilateral, fortaleciendo la cooperación en energías, petroquímicos, gas y petróleo, hasta infraestructura en sectores de energías renovables, donde China está a la vanguardia siendo el país que más energía verde produce (en términos de volumen). El comunicado finaliza con la cita de Li Qiang en Abu Dabi para discutir los mismos temas con sus homólogos emiratíes.
Las conversaciones están estancadas
Para ambos, las tareas de negociación están en un punto complicado. La “desconfianza” es mutua. Los árabes del Golfo creen que China está tratando de detener la recuperación industrial de las materias primas del Golfo antes de que suceda.
Esta cuestión concierne no sólo a los países del golfo Pérsico. En Occidente y en algunos países que copian modelos occidentales, importantes industrias han sido destruidas debido a los bajos precios de los productos chinos. La paradoja que enfrentan algunos países es que los chinos pueden venderles una fábrica y obtener ganancias, y luego competir con ellos e impedirles obtener ganancias.
Aunque un país como Arabia Saudí abre fábricas y atrae experiencia extranjera y mano de obra asiática barata, al mismo tiempo que financia la construcción y las operaciones, termina perdiendo. Es una pérdida porque los productos chinos inundan el mercado a precios más baratos. Mientras, los chinos se apresuran a acelerar las negociaciones que conduzcan a un acuerdo comercial con los países del Golfo.
Al compartir puntos de vista similares y asumir la responsabilidad común de los asuntos internacionales y regionales, ambas partes se adhieren a los principios de respeto mutuo por la soberanía y no interferencia en los asuntos internos. Li Qiang dijo que Arabia Saudí aprecia la postura honesta de China sobre la cuestión palestina y está dispuesta a cooperar estrechamente con China en cuestiones multilaterales internacionales para ayudar a mantener la paz, la seguridad y la estabilidad en la región y en todo el mundo.
El poder del petróleo saudí
Arabia Saudí, el mayor exportador de petróleo del mundo, ha sido un aliado cercano de Estados Unidos durante décadas, pero recientemente ha luchado por lograr un equilibrio en las relaciones internacionales con otras grandes potencias mundiales como Rusia y China. Los productores de petróleo chinos llevan mucho tiempo importando petróleo de Oriente Medio y comprando casi una cuarta parte de sus suministros a Arabia Saudí.
Las fuentes dijeron que a Arabia Saudí le preocupa que las imitaciones chinas, que son más baratas que los productos que el reino saudí espera producir en el país, puedan dañar su programa industrial. El Reino desea atraer inversores chinos a sus gigantescos proyectos, en particular la futura ciudad NEOM que está construyendo en el desierto con vistas al mar Rojo, con un coste de más de 500.000 millones de dólares.
China ve a Oriente Medio como una parte clave de su Iniciativa de la Franja y la Ruta, un proyecto de infraestructura a gran escala y un pilar clave de sus esfuerzos para consolidar la influencia de China en el extranjero. La visita de Li Qiang se produce casi dos años después de la visita de Xi Jinping al reino árabe, destinada a promover la cooperación económica y diplomática entre el gigante asiático y los países árabes.
Pese a la desconfianza, durante la visita, ambas partes firmaron documentos de cooperación bilateral sobre formación técnica y profesional, meteorología y otras áreas. Uno de los principales acuerdos firmados es el de aumentar a 46 millones de barriles de petróleo en el mes de octubre, debido a la alta demanda energética del país. Las refinerías que recibirán dicha mercancía serán PetroChina y Sinopec.
