Las tropas rusas recrudecen su ataque contra las localidades de Jarkov y Mariúpol, al este de Ucrania, mientras las autoridades de Kiev advierten de que la gran ofensiva de Moscú ha comenzado

Comienza la “gran batalla” en el este de Ucrania

photo_camera AFP/ANATOLII STEPANOV - Soldados ucranianos en una trinchera en la línea del frente con las tropas rusas en la región de Lugansk el 11 de abril de 2022

El conflicto ruso-ucraniano ha entrado en una nueva fase. Tras varios días de preparativos y advertencias sobre una gran ofensiva rusa en el este del país, las autoridades de la región de Lugansk han confirmado hoy que el ataque del Kremlin “ya ha comenzado”. Así lo recogía un comunicado de la administración militar del territorio que se ha hecho público este lunes. 

“El enemigo continúa llevando a cabo una agresión armada a gran escala contra nuestro Estado. Las Fuerzas Armadas de la Federación de Rusia están completando la formación de un grupo ofensivo en la Zona de Operación Oriental”, hacía público el Ministerio de Defensa ucraniano a través de su página de Facebook, en la misma línea en la que ya el presidente Zelenski había advertido de que Moscú estaba “cambiando su estrategia y fortaleciendo sus fuerzas para presionar más en el este”. “Literalmente quieren eliminar y destruir el Donbás”, advertía este lunes el mandatario. 

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Así, 54 días después del estallido de un conflicto cuyos albores se remontan a 2014, los analistas internacionales consideran que esta nueva fase de la guerra estará marcada por la ubicación del grueso del contingente ruso cada vez más cerca de sus propias fronteras. Un informe publicado por el diario estadounidense The Wall Street Journal apunta a la posibilidad de que, en esta etapa, la balanza se incline hacia Moscú. Y es que la movilización de las tropas del Kremlin hacia el oeste provocará que las líneas de suministro necesarias sean mucho más cortas que las empleadas durante el asedio a Kiev. 

“Casi se puede decir que vamos a ver una guerra completamente nueva”, afirmó Ben Hodges, general retirado de los Estados Unidos, en una entrevista para el Wall Street Journal. Una “gran batalla” que, seguramente, responda más al modelo de confrontación convencional que al que hemos conocido hasta la fecha. Y en lo que influirá, además, el conocimiento ruso del territorio ucraniano, ya que las regiones del este –históricamente favorables a Moscú – han albergado en los últimos años a cientos de militares del Kremlin. 

Las primeras grandes acometidas de esta nueva estrategia rusa se han dirigido contra la ciudad de Jarkov, que ya se encontraba bajo ataque antes del giro de Moscú, pero que solo hoy ha reportado seis muertes. “En Járkov, como resultado del bombardeo de las zonas residenciales, incluida la parte central de la ciudad, 24 personas resultaron heridas, seis murieron”, han informado fuentes ucranianas a la agencia Interfax. 

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Paralelamente, Serhiy Gaidai, gobernador regional de Lugansk, informaba este lunes de que las tropas rusas han tomado el control de Kreminna, una pequeña localidad ubicada en la provincia del este. Y mientras, en Mariúpol el asedio continúa. “La situación en la ciudad se ha agravado. Llamo a los líderes político-militares de la Federación Rusa a abrir un corredor humanitario desde Mariúpol a Berdyansk”, publicaba la viceprimera ministra ucraniana, Iryna Vereshchuk, un día después de que expirase el ultimátum de Moscú para la rendición de los soldados ucranianos que permanecen en la ciudad. Pero las tropas rusas parecen no dar garantías de seguridad para el establecimiento de corredores humanitarios que ayuden a evacuar a los cerca de 100.000 civiles ucranianos atrapados en la localidad.

Zelenski ha pedido a sus tropas en Mariúpol que “luchen hasta el final”, ya que la captura de la ciudad supondría una enorme victoria para Rusia: el Kremlin consolidaría su control del mar de Azov, crearía un corredor terrestre para unir el Donbás con la región de Crimea y estaría cada vez más cerca de hacerse con la localidad de Odessa. La “perla del mar Negro”. 

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Pese a que la Oficina de la ONU para los Derechos Humanos confirmase hoy la muerte de más de 2.000 civiles, de los que 169 eran niños; así como unas cifras de heridos que rozan los 3.000, la administración militar de la región de Lugansk no alberga esperanzas. Según el organismo, la evacuación de civiles en este contexto es “imposible”.

Y en medio de este escenario, –donde ambos Gobiernos parecieron avanzar algunos pasos hacia el entendimiento, y donde, ahora, el recrudecimiento de los últimos ataques en el sur y el este de Ucrania han vuelto a alejar las posibilidades de un alto al fuego –, las intenciones de Putin y Zelenski de dialogar parecen haberse enfriado. De hecho, en palabras de Mijailo Podoliak, principal negociador ucraniano para la paz ha estimado que su presidente solo aceptará reunirse con su homólogo ruso al fin de la “gran batalla” del Donbás

“Ucrania siempre está lista para una gran batalla. Y tenemos que ganarla, particularmente en el Donbás. Después de eso, tendremos una posición negociadora más fuerte, que nos permitirá dictar ciertas condiciones” en el proceso de paz, decía Podoliak según la agencia de noticias Interfax. 

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