El flujo de mercenarios está siendo financiado por Doha, mientras que los Hermanos Musulmanes buscan la desestabilización y nuevos apoyos en Túnez

Cómo Qatar y los Hermanos Musulmanes contribuyeron al programa de Turquía en Libia

photo_camera AFP/BAKR ALKASEM - Combatientes sirios apoyados por Turquía toman posición en la aldea de al-Yalishli, en la zona rural de Manbij

Los mercenarios, fundamentalmente sirios, enviados por Turquía a Libia, y de los cuales una parte está huyendo hacia Europa, están siendo apoyados por Qatar y por los Hermanos Musulmanes, una organización considerada como terrorista por Egipto, país en el que surgió. 

Así lo ha revelado recientemente el medio local Libya Akhbar, que cita a la Agencia Federal de Noticias de Rusia. La investigación, titulada ‘Detalles del envío de terroristas de Turquía a Libia’, expone que las armas que envió Turquía a Libia fueron compradas con dinero procedente de Qatar, así como que los milicianos que llegaron a territorio libio fueron trasladados a través de la empresa de seguridad turca Sadat, propiedad de Adnan Tanri Verdi, una figura cerca al presidente Recep Tayyip Erdogan. En esta línea, Radio France International (RFA) ya reveló, hace aproximadamente un mes, que Turquía estaba utilizando las aerolíneas Belhadj Airlines Company y Afriqiyah Airlines para transferir a los mercenarios. En el caso de la primera, la fuente revelaba que “desde sus inicios, Belhadj ha estado trabajando para servir los intereses de Turquía y Qatar”. 

En esta línea, cabe destacar que la semana pasada el medio Al-Ain desveló que los Hermanos Musulmanes habían sido responsables del desmantelamiento y del traslado de una fábrica farmacéutica de Trípoli a Turquía, lo que ofrecía una prueba más de la capacidad de la organización egipcia para sabotear al pueblo libio, en un momento marcado por el deterioro de la salud pública, el repunte de enfermedades y la falta de medicamentos. Las fuentes libias consultadas por la publicación aseveran que, con acciones como las anteriores, se han saqueado “millones de fondos públicos libios”, que han sido “transferidos a los bancos de Turquía”. 

Talibanes

Esto ha sido confirmado por uno de los directivos del Banco Central de Libia, con sede en Trípoli y gestionado por el GNA, Ramzi Agha, quien ha reconocido que se han enviado 4.000 millones de sus reservas en efectivo al Banco Central de Turquía, “como un depósito sin obtener un rendimiento”. El funcionario explicó, entonces, que esta transacción se correspondía con una “garantía de los acuerdos celebrados entre Ankara y el GNA sobre el suministro de armas, vehículos blindados, drones y los costes para tratar a los milicianos heridos”. 

Otro de los signos de la influencia de Ankara y Doha en el territorio libio es que existe el plan de que ambos países acogerán a los líderes de los milicianos una vez que sean expulsados por el LNA de Haftar. El mayor general Al-Mabrouk Al-Ghazwi declaró a Al-Ain que Turquía y Qatar se convertirán en el “santuario” de los mercenarios una vez que se produzca la liberación de la capital, Trípoli. 

Cabe recordar, en este punto, que los planes de Ankara en la contienda libia son muy ambiciosos. Su objetivo es obtener una presencia en dicho país de cerca de 11.000 “voluntarios”, como ha revelado recientemente Al-Ain, que cita al coronel del LNA Khaled Al Mahjoub. Hasta el momento, el Observatorio sirio ha informado de que, en total, casi 2.600 combatientes han sido enviado a Trípoli, mientras que otros 1.790 reclutas han entrado en Turquía para someterse a cursos de capacitación, antes de ser desplegados en Libia. Según reveló entonces The Guardian, el primer envío de 650 milicianos se produjo en el pasado mes de diciembre, todos ellos pertenecientes a la segunda división del Ejército Nacional Sirio (SNA, por sus siglas en inglés), un conglomerado de grupos rebeldes sirios financiados por Turquía. Además, el pasado 29 de enero, se registró por primera vez la llegada del Ejército turco a Libia, con dos buques de guerra acompañados por un helicóptero. 

Libia

Para el analista político Mustafa Al-Zaidi, el problema de esta injerencia se remonta al Acuerdo de Sjirat de 2015, por el que la ONU instauró el denominado gobierno único de transición con el objetivo de cerrar la brecha entre las dos administraciones de Trípoli y Tobruk, al frente del cual situó a Sarraj. “A pesar de la presencia de un parlamento electo para los libios, la comunidad internacional pasó por alto ese consejo e impuso un gobierno controlado por los Hermanos Musulmanes y al servicio de los intereses de los estados coloniales, a pesar de que la mayoría de los libios no lo aceptó y a pesar de que solo controlaba una pequeña porción del territorio libio”, explica el experto.

Por ello, y de acuerdo con los analistas Ali Mohammed y Barak Al-Shati, “la crisis en Libia solo terminará una vez que el proyecto de los Hermanos Musulmanes, patrocinado por Turquía y Qatar, caiga y se eliminen el terrorismo y los traidores que convocaron a la ocupación turca”.

Libia
La postura de Qatar

La postura oficial del emirato presidido por Tamim bin Hamad al-Thani ha sido siempre la de apoyar al Gobierno de Unidad Nacional (GNA, por sus siglas en inglés) liderado por Fayez Sarraj y auspiciado por la ONU. Esta facción también está respaldada abiertamente por Turquía, mientras que otros países como Arabia Saudí o Emiratos Árabes Unidos (EAU) se posicionan del lado del bando rival, el Ejército de Liberación Nacional (LNA, por sus siglas en inglés), comandado por el mariscal Jalifa Haftar. Cabe recordar, en este punto, que el denominado cuarteto árabe del Golfo -las monarquías saudí y emiratí, junto con Egipto y Bahréin- está enfrentado explícitamente a Qatar desde el año 2017, cuando estos países acusaron a Doha de financiar el terrorismo. De hecho, los tres primeros han designado a los Hermanos Musulmanes, con profundos vínculos con Qatar, como grupo terrorista.

El emir qatarí ha manifestado en reiteradas ocasiones su disposición a brindar “todo el apoyo necesario en el ámbito económico y en materia de seguridad” al GNA. De hecho, en el pasado mes de diciembre, cuando empezaban a conocerse noticias del flujo de mercenarios sirios apoyados por Ankara a Trípoli, Doha anunció que “duplicaría sus esfuerzos” para ayudar a Libia a superar su crisis, como recoge el medio Ashraq Al-Awsat. Fruto de esta buena sintonía, Sarraj y Al-Thani se reunieron el 15 de diciembre en la capital qatarí, donde acordaron profundizar en todos los niveles de cooperación entre los dos países. 

El informe ruso asegura, en esta línea, que el emir de Qatar le prometió al presidente turco, junto con la renovación de su compromiso con las filas del GNA, un mayor apoyo financiero para “dinero y armas”. 

“Los fondos de Qatar se han vuelto claros tanto en Siria como en Libia […] Qatar y Turquía juegan un papel importante en todos los países afectados por el terrorismo, especialmente en Libia, que sufre el apoyo continuo de Al-Thani y de Erdogan a los grupos terroristas y a las milicias armadas de Trípoli”, explican los autores de la investigación. Esta hipótesis es recogida por los analistas Reda Shaban y Fatima Bdeir, que, en el medio Al-Ain, aseguran que “la crisis de Libia es alimentada por Sarraj y los Hermanos Musulmanes con el apoyo turco-qatarí”.

El primer ministro de Libia, Fayez Sarraj, y el emir de Qatar, Tamim bin Hamad al-Thani, en la capital qatarí, Doha
Los Hermanos Musulmanes, Libia y Argelia y Túnez

El conflicto en Libia, además de recrudecerse a un nivel interno, está salpicando a todos sus vecinos regionales, como Argelia y Túnez. En el primer caso, el experto Younes Bournes explica en Al-Ain cómo “las declaraciones de los líderes de los Hermanos en Argelia, hostiles al LNA y que apoyan a las milicias terroristas en Trípoli, han provocado un descontento popular generalizado”. 

“Las corrientes de los Hermanos Musulmanes son el mayor peligro para Argelia […] porque sus posiciones caen dentro del marco de proporcionar lealtad y obediencia a la autoridad de la Hermandad de Erdogan y de servir a su agenda, en un intento de recuperar una posición política perdida después del catastrófico fracaso de las corrientes de la organización en Argelia en 2019”, aseveraron las fuentes recogidas por la publicación.

La postura oficial argelina respecto a Libia siempre ha sido clara: la de convertirse en un mediador activo, capaz de negociar con los dos bandos enfrentados. Sin embargo, fuentes de seguridad del país dirigido por Abdelmadjid Tebboune han asegurado que se le ha informado a Sarraj de “su rechazo absoluto a la intervención militar turca”, así como de la negativa a constituirse como “una base logística para el paso de los mercenarios de Erdogan”, algo a lo que se estaría acercando peligrosamente Túnez, país en el que la situación respecto a Libia es más compleja. 

Cabe destacar, por ejemplo, que ninguna delegación tunecina acudió a la Conferencia de Berlín, que se celebró el pasado 19 de enero y que contó con la presencia de numerosas potencias internacionales. ¿La razón? La presión de la rama de los Hermanos Musulmanes en dicho país, que consiguió utilizar el territorio para la transferencia de armas a Libia, según exponen fuentes de Al-Ain. También se ha conocido este lunes, de la mano de medios locales libios, que cuatro buques de guerra de las Fuerzas Armadas turcas han llegado al puerto tunecino de La Goulette, en un movimiento claro que ilustraría la probable sintonía de Túnez con el GNA y sus socios, Turquía y Qatar. De hecho, cabe recordar que el recién designado presidente tunecino, Kais Saied, se reunió con su homólogo turco, Erdogan, el pasado 25 de diciembre.

El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, y el presidente de Túnez, Kais Saied, en Túnez, el miércoles 25 de diciembre de 2019

En esta línea y según recoge una fuente griega, el almirante turco Cem Gürdeniz ha defendido que, “dentro del Escudo del Mediterráneo, Turquía debería ampliar su alcance”, en un escenario donde Ankara contemplaría a Túnez como primera opción. 

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