La llegada del nuevo Ejecutivo israelí de Benjamin Netanyahu, líder del partido Likud, en coalición con formaciones políticas de corte ultraortodoxo, supremacista y homófobo –como Shas, Judaísmo Unido por la Torá, Sionismo Religioso, Poder Judío o Noam– ha hecho crecer las preocupaciones de que el país enfrente ahora un retroceso en las conquistas de los derechos humanos de mujeres (el nuevo Gobierno no se acogerá a la Convención internacional de Estambul de 2011 contra la violencia machista), miembros del colectivo LGTBIQ o minorías religiosas.
A nivel regional, estas preocupaciones se han trasladado también a la situación de la causa palestina. Y es que figuras importantes del nuevo Gobierno, entre las que se encuentra el supremacista judío y antiárabe Itamar Ben Gvir (de Poder Judío), nuevo ministro de Seguridad Nacional con poderes sobre la policía tanto en Israel como en los territorios ocupados; o el colono defensor de la anexión de los territorios de Cisjordania, Bezalel Smotrich (de Sionismo Religioso), ministro de Finanzas durante la primera mitad de la legislatura; defienden posturas contrarias a la coexistencia israelo-palestina y a la subsanación de los abusos cometidos por los colonos hebreos en el pasado.
Este escenario ha llevado al presidente egipcio Abdel Fattah al-Sisi a apelar al nuevo primer ministro israelí a “evitar cualquier medida que pueda conducir a una situación tensa que complique la escena regional” durante una llamada telefónica en que el mandatario de El Cairo ha felicitado a Netanyahu por su regreso al cargo.

El papel de Egipto (uno de los primeros países árabes en normalizar sus relaciones diplomáticas con Israel, tras la firma de los acuerdos de paz de 1979) ha venido siendo bastante relevante en la mediación del conflicto palestino-israelí, debido, en parte, a su promoción del diálogo entre Tel Aviv y el grupo militar palestino Hamás. Por ello, y según la oficina de la presidencia egipcia, Al-Sisi ha expresado también su voluntad de seguir adelante con los esfuerzos “para mantener la calma” entre Israel y Palestina.
“Egipto continuará con sus movimientos intensivos en todos los asuntos relacionados con la causa palestina, principalmente los esfuerzos para mantener la calma entre las partes palestina e israelí, y para reanudar las negociaciones entre las dos partes”, recogía el comunicado de la oficina presidencial.
A día de hoy, la mayor parte de la comunidad internacional considera que los asentamientos construidos por los colonos israelíes en territorios palestinos son ilegales, y que suponen un obstáculo para cualquier negociación de paz. Por ello, ante unos polémicos acuerdos de coalición (que, en lo relativo a esta cuestión, incluyen puntos como la anexión de la Cisjordania ocupada o la prohibición de la bandera palestina), la escena internacional –y en especial los países de la región– temen que la expansión de los asentamientos judíos en los territorios cisjordanos ocupados provoque un aumento de las tensiones y de los enfrentamientos entre los palestinos e Israel.

Por su parte, la Asamblea General de las Naciones Unidas pedía el pasado 31 de diciembre que la Corte Internacional de Justicia (CIJ) se pronunciase de manera urgente (en opinión consultiva) sobre “la prolongada ocupación y anexión del territorio palestino” a Israel. El organismo internacional aprobó la solicitud a través de una resolución –que salió adelante con 87 votos a favor frente a 26 en contra y 53 abstenciones– donde se incluía el documento ‘Prácticas de Israel y actividades de asentamiento que afectan a los derechos del pueblo palestino y otros árabes en los territorios ocupados’.
“Recurrir a instituciones públicas es un derecho”, afirmaba el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, a través de su portavoz Nabil Abu Rudeiné, quienes celebraron la resolución de la ONU. “Y la única manera para alcanzar la paz en Palestina, y en la región entera, es lograr que se tomen decisiones basadas en el Derecho Internacional”.
“Al igual que ha pasado con los cientos de resoluciones distorsionadas de la Asamblea General de la ONU contra Israel a lo largo de los años, la vergonzosa resolución de hoy no compromete al Gobierno de Israel”, era la posición contraria de Israel, que a través de un comunicado del primer ministro Netanyahu rechazó la resolución de la ONU. “Esta decisión presta apoyo a organizaciones terroristas y al movimiento antisemita BDS (Boicot, Desinversión y Sanciones), contraviniendo los principios acordados por la propia ONU”, añadía el ministro de Asuntos Exteriores de Israel, Eli Cohen, “y no nos impedirá seguir luchando contra el terrorismo, proteger a los ciudadanos de Israel y promover los intereses del Estado de Israel”.

Mientras, en las horas siguientes al nombramiento oficial del nuevo Gobierno –el pasado 29 de diciembre– las reacciones internacionales no se hicieron esperar. Uno de los primeros en expresar su apoyo al Ejecutivo de Netanyahu fue su principal socio occidental: Estados Unidos, uno de los votantes contrarios a la resolución de la ONU. Así, el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, se dirigió el jueves pasado al nuevo primer ministro para felicitarle por lograr un Gobierno de coalición e instarle a continuar trabajando en “valores conjuntos”
I look forward to working with Prime Minister @netanyahu and his government to promote democratic values, advance shared interests, and tackle mutual challenges. Our commitment to Israel’s security is unwavering.
— Secretary Antony Blinken (@SecBlinken) December 30, 2022
“Juzgaremos a nuestros socios israelíes sobre la base de las políticas que persiguen, y no sobre las personalidades que casualmente lo integran”, puntualizó el funcionario de EE. UU., que dijo esperar “medidas equitativas de seguridad, de oportunidades, de prosperidad y de dignidad”, tanto para los israelíes, como para los palestinos. “Por igual”.
Congratulations Benjamin @netanyahu on your 6th term as Prime Minister of Israel.
— Ursula von der Leyen (@vonderleyen) December 29, 2022
Looking forward to working on strengthening our partnership, promoting peace in the Middle East and addressing the shockwaves of Russia’s war against Ukraine.
Una postura similar a la expresada por la presidenta de la Comisión Europa, Úrsula von cer Leyen, a través de su cuenta oficial de Twitter. “Esperamos trabajar para fortalecer nuestra asociación, promover la paz en Oriente Próximo y abordar las consecuencias creadas por la guerra de Rusia contra Ucrania”, recogía la publicación en que felicitaba a Netanyahu. Volodímir Zelenski, presidente ucraniano, Vladímir Putin en el Kremlin de Moscú (quien ha instado a Tel Aviv a promover una “cooperación constructiva), o Viktor Orbán en Hungría (que ha afirmado “apoyar a Israel contra los enfoques sesgados e injustos en la escena internacional”), se han unido también a la lista de Estados que ha encomiado al Ejecutivo entrante.