El trámite político en el Congreso de Estados Unidos que iba a ratificar la victoria de Joe Biden en las elecciones presidenciales estadounidenses acabó en una auténtica tragedia debido al asalto protagonizado por radicales afines al presidente saliente Donald Trump ante la postura de este de no reconocer el resultado de los comicios del 3 de noviembre que dieron el triunfo al candidato demócrata.
La violencia llegó al Capitolio de Washington y se sobrepasaron unos límites como nunca antes se había visto en los casi dos siglos y medio de existencia de la democracia norteamericana. Miles de partidarios republicanos de Trump atacaron el Capitolio y forzaron la salida de los congresistas y del vicepresidente Mike Pence, quien presidía la sesión que debía acabar con el nombramiento firme de Biden.
Las dependencias del edificio fueron allanadas con una grave demostración de violencia y de no acatamiento de las normas y se provocó una situación dantesca que acabó con la muerte de cuatro personas: una mujer, al parecer seguidora de Trump, que recibió un disparo letal de la Policía, y otras tres personas que fallecieron por complicaciones médicas, según información de las autoridades locales. También se comunicó que hasta 14 policías resultaron heridos y que hubo 52 detenciones.
"Así es como se disputan las elecciones en una república bananera", declaró George W. Bush, el único presidente vivo del Partido Republicano, el mismo al que pertenece Donald Trump, en un comunicado emitido anoche en el que calificó de "insurrección" el asalto al Congreso que, dijo, "ha sido llevado a cabo por personas cuyas pasiones han sido encendidas por falsedades y falsas esperanzas".

No hubo una acción firme por parte del Gobierno de Donald Trump para detener el ataque, solamente un anuncio pasado el tiempo de movilización de la Guardia Nacional por parte del presidente saliente. Los partidarios de Donald Trump exhibieron banderas con el nombre del líder republicano y quitaron enseñas con la bandera estadounidense durante el ataque.
Únicamente con el paso de las horas, Donald Trump decidió escribir en la red social Twitter para solicitar a sus seguidores que se marchasen a casa. Aunque, a pesar de la gravedad de los hechos, el todavía presidente insistió en no reconocer el resultado de los pasados comicios. "Tuvimos una elección y nos la robaron. Fue una elección en la que arrasé. Y todo el mundo lo sabe, sobre todo los del otro bando", manifestó el presidente. Precisamente, en un mitin en el Mall, el parque que ocupa el centro de Washington, Trump volvió a llamar a Joe Biden "presidente ilegítimo", y reiteró que no acepta los resultados de los comicios a pesar de que, de los más de 80 recursos legales presentados alegando fraude electoral presentados por su equipo, la Justicia no le ha dado la razón en ninguno.
Esto volvió a encender los ánimos y miles de seguidores de Donald Trump marcharon al Capitolio para protagonizar el fatal asalto al Congreso. Mientras, el Departamento de Defensa se negó a acceder a la petición de la Policía del Capitolio de enviar refuerzos; y el Departamento de Seguridad Interior tampoco hizo nada. Solo cuando el asalto ya llevaba dos horas en marcha, el Ejecutivo anunció que iba a enviar tanto soldados como policías al Capitolio.

Ya era tarde y los agentes encargados de la propia seguridad del Capitolio se vieron desbordados. Los asaltantes irrumpieron en la Cámara de Representantes y destrozaron todo lo que se encontraban a su paso.
Los 534 legisladores presentes (435 representantes y 99 senadores) fueron evacuados al sótano del edificio y la intervención policial llegó a dejar una mujer muerta en las dependencias del edificio capitalino.
El vicepresidente Mike Pence estaba dispuesto a materializar la ratificación de la victoria de Biden, pero Donald Trump esperaba de su vicepresidente que aplicase una supuesta cláusula legal por la cual podría declarar no válidos los resultados en los seis estados que necesita para ganar y suspender así la ratificación de la victoria de Biden. Pence, que presidia la sesión, se negó a hacerlo, al entenderse que no es legal. A continuación, 13 senadores del Partido Republicano cuestionaron los resultados, en línea con lo demandado por Trump. Fue una decisión que rompía con la línea adoptada por el propio partido, y que recibió durísimas críticas del propio jefe de los republicanos en el Senado, Mitch McConnell, que ha sido uno de los mayores aliados de Trump a lo largo de la presidencia de este. McConnell calificó la iniciativa de movimiento destinado a "cambiar el resultado de una elección, y llevada a cabo por los perdedores", y declaró que la actuación de sus propios compañeros de partido "amenaza con llevar a nuestra democracia a una espiral mortal".

Los simpatizantes de Donald Trump se concentraron este miércoles en otras ciudades de otros estados del país norteamericano en protestas similares a la que terminó con el asalto al Capitolio en Washington.

Las concentraciones se materialización en sedes parlamentarias de Salem (Oregón), Atlanta (Georgia), Denver (Colorado), Salt Lake City (Utah), Austin (Texas), Little Rock (Arkansas) y Topeka (Kansas). En Salt Lake City, el personal del Capitolio de Utah recibió órdenes de evacuar el edificio y en Georgia, estado protagonista por las elecciones que han dado el control del Senado al Partido Demócrata en las últimas horas, la Policía tuvo que escoltar al secretario de Estado estatal, el republicano Brad Raffensperger, debido a la presencia de miembros de milicias armadas frente a la sede legislativa.

En Salem varios cientos de seguidores de Trump se reunieron frente al Capitolio de Oregón pronunciando varias proclamas: “Este es el presidente. No nos vamos a casa. Esto acaba de empezar”. En este estado aparecieron incluso manifestantes con armas.

En Atlanta fueron decenas de simpatizantes del mandatario los que se concentraron frente al Capitolio estatal, muchos de ellos portando banderas estadounidenses; y en Denver cientos de personas se manifestaron frente al Capitolio de Colorado. En Topeka, la capital de Kansas, los manifestantes se concentraron dentro del propio Capitolio de forma autorizada y pacífica. “No hay ningún incidente del que tenga noticia”, explicó un portavoz de la Policía del Capitolio de Kansas, Terry Golightly, en declaraciones a la CNN.