La desconfianza en el nuevo Gobierno obstaculiza el control de armas en Siria

La negativa de los drusos a entregar sus armas pone de manifiesto la profunda crisis de legitimidad que atraviesa el Estado sirio en un contexto marcado por la inseguridad y las tensiones sectarias
Fuerzas de seguridad sirias revisan vehículos en la entrada de la ciudad drusa de Sahnaya, Siria, el 1 de mayo de 2025 - REUTERS/ YAMAN AL SHAARA
Fuerzas de seguridad sirias revisan vehículos en la entrada de la ciudad drusa de Sahnaya, Siria, el 1 de mayo de 2025 - REUTERS/ YAMAN AL SHAARA 

Mientras Siria trata de superar más de una década de guerra, las nuevas autoridades deben hacer frente a uno de los mayores desafíos: las tensiones y crisis sectarias.

En este sentido, Jaramana, localidad de mayoría drusa situada al sureste de Damasco, se ha convertido en un símbolo del fracaso del nuevo Gobierno en recuperar la confianza de sus ciudadanos y garantizar su seguridad.

Las nuevas autoridades sirias están enfrentando una resistencia firme por parte de los habitantes de Jaramana, que se niegan a entregar sus armas ligeras pese a la campaña oficial de desarme. Para los drusos locales, sus armas no representa una amenaza al Estado, sino un recurso de supervivencia ante el vacío de seguridad que ha dejado años de guerra y la persistente presencia de bandas armadas.

La desconfianza hacia el Gobierno se ha intensificado tras los recientes enfrentamientos sectarios, que han dejado decenas de muertos y han llevado a Israel a intervenir en defensa de la comunidad drusa. Esta situación se produce apenas unos meses después de las masacres contra la comunidad alauita en las regiones costeras del país.

Aunque la desconfianza actual hacia la autoridad central no es nueva. Durante el conflicto, muchos en Jaramana y en otras regiones drusas han visto cómo las instituciones estatales fracasaban en contener la violencia sectaria. La reciente escalada de tensiones entre comunidades sunitas y drusas, junto con el recuerdo de masacres pasadas en otras zonas como la costa siria, ha reforzado la creencia de que solo mediante la autodefensa se puede garantizar la seguridad.

Un residente druso de Al-Soura al-Kubra, Salman Olaiwi, inspecciona su casa dañada, tras enfrentamientos entre militantes islamistas suníes y combatientes drusos, en la provincia de Sweida, Siria, el 2 de mayo de 2025 - REUTERS/ KARAM AL-MASRIAR
Un residente druso de Al-Soura al-Kubra, Salman Olaiwi, inspecciona su casa dañada, tras enfrentamientos entre militantes islamistas suníes y combatientes drusos, en la provincia de Sweida, Siria, el 2 de mayo de 2025 - REUTERS/ KARAM AL-MASRIAR

Desde la caída del régimen de Bashar al-Asad y la toma del poder por grupos islamistas, el gobierno ha intentado consolidar su control en zonas clave alrededor de Damasco. Pero en Jaramana, este esfuerzo se percibe como una ofensiva unilateral, ya que se exige a la población que entregue sus armas sin ofrecer garantías claras ni soluciones institucionales para protegerla.

Por otro lado, la situación se agrava por la dimensión internacional del conflicto. Israel ha intervenido con ataques aéreos en las inmediaciones de Jaramana con el objetivo de proteger a la comunidad drusa, lo que aumenta la percepción de que la seguridad no proviene de Damasco, sino del exterior. Esta sensación refuerza el argumento de la autosuficiencia armada y socava aún más la legitimidad del Estado.

El gobernador de los suburbios de Damasco, Amer al-Sheikh, habla durante una conferencia de prensa en Damasco para comentar sobre los acontecimientos en las ciudades drusas cerca de Damasco, Siria, el 30 de abril de 2025 - REUTERS/ YAMAN ALSHAAR
El gobernador de los suburbios de Damasco, Amer al-Sheikh, habla durante una conferencia de prensa en Damasco para comentar sobre los acontecimientos en las ciudades drusas cerca de Damasco, Siria, el 30 de abril de 2025 - REUTERS/ YAMAN ALSHAAR

Con el fin de mandar un mensaje a las nuevas autoridades y proteger a las comunidades drusas, las Fuerzas de Defensa de Israel localizaron y destruyeron la sede militar central del antiguo régimen de Assad en la región del Monte Hermón.

Esta operación siguió a una escalada más amplia de la actividad militar israelí en toda Siria, incluida una ola de ataques aéreos durante el pasado fin de semana contra sistemas de defensa aérea y activos del régimen cerca de Damasco, Hama y Daraa.

Drusos israelíes observan la frontera entre los Altos del Golán desde su lado israelí en Majdal Shams, 3 de mayo de 2025 - REUTERS/ AVI OHAYON
Drusos israelíes observan la frontera entre los Altos del Golán desde su lado israelí en Majdal Shams, 3 de mayo de 2025 - REUTERS/ AVI OHAYON

Israel, además, ha recibido a varios ciudadanos drusos para que reciban tratamiento médico. “Para Israel, cuya población drusa está profundamente integrada en su tejido nacional y de defensa, mantenerse al margen no era una opción”, señala Sarit Zehavi, presidenta del Alma Research and Education Center.

Además de las razones morales, Zehavi recuerda que las acciones de Israel también responden a un interés estratégico. “Cuando los grupos minoritarios cercanos a la frontera se debilitan, a menudo se convierten en clientes de fuerzas yihadistas hostiles, como las afiliadas al nuevo régimen sirio”, explica.

“Dejar a los drusos de Siria indefensos no era una opción, especialmente dada la dura lección aprendida por Israel de la masacre del 7 de octubre de 2023: permitir que un monstruo yihadista crezca sin control en la frontera es inaceptable”, añade Zehavi, quien también destaca que proteger las aldeas drusas no es solo una cuestión humanitaria, sino “un imperativo de seguridad nacional para salvaguardar el Golán y sus comunidades”. 

Un camión que transporta donaciones recolectadas en Israel de las comunidades drusas israelíes pasa por la puerta fronteriza de los Altos del Golán hacia Siria en Majdal Shams para ser entregadas a los drusos sirios, el 3 de mayo de 2025 - REUTERS/ AVI OHAYON
Un camión que transporta donaciones recolectadas en Israel de las comunidades drusas israelíes pasa por la puerta fronteriza de los Altos del Golán hacia Siria en Majdal Shams para ser entregadas a los drusos sirios, el 3 de mayo de 2025 - REUTERS/ AVI OHAYON

Los analistas coinciden que, en lugar de empezar por el desarme, Damasco debería centrarse en reconstruir la confianza, fortalecer sus instituciones de seguridad y ofrecer a estas comunidades un proyecto de país en el que se sientan incluidas.

Además, para los drusos el derecho a portar armas no es solo una estrategia de defensa, sino también un símbolo de dignidad y autonomía. En Jaramana, como en otras regiones drusas como Sweida, se han formado redes locales de autodefensa que funcionan de manera más efectiva que las fuerzas estatales, consideradas por muchos como ineficaces o incluso sesgadas por prejuicios sectarios.

Señales de tráfico a la entrada de la ciudad drusa de Sahnaya, Siria - REUTERS/ YAMAN AL SHAARA 
Señales de tráfico a la entrada de la ciudad drusa de Sahnaya, Siria - REUTERS/ YAMAN AL SHAARA 

Este patrón no es exclusivo de Siria. Experiencias similares en países como Irak o el Líbano muestran que tras largas guerras civiles, los grupos locales tienden a mantener las armas ante la ausencia de una reforma profunda del Estado. En cualquier escenario, el desarme sin un acompañamiento político y social real se percibe como una amenaza existencial más que como un paso hacia la paz.

Por ello, la situación en Jaramana debe entenderse como parte de una realidad geopolítica compleja, donde convergen actores regionales como Irán, Rusia e Israel. Pero sobre todo, como una muestra de la fragilidad de un Estado que aún no ha logrado reconstruirse tras el colapso institucional.

Sin un compromiso serio por parte del gobierno sirio de proteger a sus ciudadanos, especialmente a las minorías, las armas seguirán siendo vistas como una necesidad vital, no como una elección violenta.