El diálogo intraafgano abre un nuevo espacio para las negociaciones de paz

Alex Erquicia

Pie de foto: La Conferencia Intraafgana por la Paz cuenta con la participación de Markus Potzel (2º izda.), representante especial de Alemania para Afganistán, y Mutlaq bin Majid al-Qahtani (2º dcha.), enviado especial de Qatar, como países organizadores. AFP/KARIM JAAFAR

La histórica reunión entre talibanes y representantes políticos, incluyendo a políticos del Gobierno nacional a título individual y miembros de la sociedad civil afgana, ha abierto una ventana de oportunidad para lograr la ansiada paz en Afganistán. La necesidad de avanzar en ese proceso se ha hecho latente por la imposibilidad de ningún bando de ganar la guerra, por los esfuerzos internacionales, por el creciente poder territorial de los talibanes y la inseguridad que ello crea, y por la incertidumbre alrededor de la celebración de elecciones presidenciales en septiembre. 

Ambas partes se han reunido en una conferencia en Qatar los días 7 y 8 de julio lanzando unos diálogos destinados a abrir el camino para establecer unas negociaciones de paz plenas en un futuro cercano con el fin de alcanzar una solución política al largo conflicto que asola al país. El encuentro tiene lugar en un momento que en el que se produce la séptima ronda de negociaciones entre Estados Unidos y la formación insurgente, también en Qatar, en las que no ha participado Kabul.  

La Conferencia Intraafgana por la Paz, como se ha llamado el encuentro entre los insurgentes y una delegación afgana, ha sido organizada por Qatar y Alemania y han asistido unos 70 delegados afganos, entre talibanes y representantes políticos y de la sociedad civil, incluyendo organizaciones de mujeres. Una representante de la conferencia de Doha, Anarkali Honaryar, ha dicho que la participación de representantes talibanes en una mesa con mujeres delegadas supone un gran cambio, según recogió Tolo News

Pie de foto: Asila Wardak, miembro del Alto Consejo de Paz de Afganistán y Anarkali Honaryar, política afgana Sikh, (de izda. a dcha.) asisten al diálogo intraafgano en la capital qatarí, Doha, el 7 de julio de 2019. AFP/KARIM JAAFAR

El deseo de abrir un proceso de paz en Afganistán avanza, aunque lento, con el fin de cerrar casi dos décadas de guerra e inestabilidad política y social. "Los próximos dos días suponen una oportunidad para construir entendimiento mutuo, identificar problemas a resolver y allanar el camino hacia unas negociaciones intraafganas", indicó al comienzo de las negociaciones el representante especial de Alemania para Afganistán, Markus Potzel.

La novedad de este encuentro en Doha es que hasta ahora los talibanes se negaban a negociar directamente con cargos del Gobierno afgano, al que consideran un "títere" de Occidente. El acercamiento que se ha producido con los diálogos intraafganos viene tras un leve cambio de postura de negociar el camino hacia la paz por parte de la administración de Kabul tras la celebración a finales de abril de la Loya Jirga, una asamblea de más de 3.000 jefes tribales, líderes políticos y ciudadanos para trazar el marco de posibles negociaciones de paz con los talibanes.

A pesar de que los representantes gubernamentales asisten a título personal, esta es la primera vez que ambas partes se sientan a la mesa desde que mantuvieron en 2015 su primer y último encuentro en casi 18 años de conflicto, un proceso suspendido días después al conocerse la muerte dos años antes del fundador del movimiento insurgente, el mulá Omar.

Los talibanes y los representantes del gobierno de Afganistán buscan establecer el marco para mantener conversaciones directas. Ambas partes tienen su postura muy definida y los condicionantes para cualquier acuerdo son claros: por un lado los talibanes exigen una retirada de las tropas estadounidenses del territorio afgano y, por otro,  la delegación afgana demanda el compromiso de los talibanes de no servir de base para terroristas.

Pie de foto: La activista por los derechos de las mujeres Laila Jafari (en el centro) y Fawzia Koofi (derecha), miembro de la Wolesi Jirga (Cámara Baja de la Asamblea afgana) durante las conversaciones. AFP/KARIM JAAFAR

Una delegada de la conferencia de Doha, Laila Jafari, ha dicho que los delegados "se centraron en las conversaciones sobre un alto el fuego, la protección de los civiles, los derechos de las mujeres y las formas de poner fin a la guerra en el país", según recogió Tolo News

Un comité de seis delegados de Kabul y tres representantes de los talibanes están trabajando en una declaración conjunta. 

A pesar de que las negociaciones de paz estén creando un clima de confianza a alto nivel, la situación en las calles continúa tensa. Los talibanes, aprovechando el contexto del dialogo intraafgano, han querido intimidar y lanzado una un ataque que ha causado al menos 12 muertos y 179 heridos en la provincia de Ghazni, en el sur de Afganistán (la mayor parte de los heridos han sido niños que se encontraban en tres escuelas cercanas al lugar del atentado). 

Se trata del último en la lista de atentados y ofensivas que la formación insurgente ha lanzado en los últimos meses, como la de la semana pasada cuando atacaron un edificio gubernamental en Kabul matando a al menos una docena de personas e hiriendo a más de un centenar, la mitad de ellas niños.

Elecciones presidenciales 

El país tiene mucho en juego en estos momentos con el presidente afgano, Ashraf Ghani jugándose su futuro en las elecciones presidenciales del 28 de septiembre.

Estados Unidos, que invadió el territorio después de los atentados del 11 de septiembre de 2001, tiene mucho interés en cerrar un acuerdo y encaminar otro escenario en suelo afgano. "Espero que tengamos un acuerdo de paz antes del 1 de septiembre. Ese es nuestro principal objetivo, sin duda", dijo el secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, en una reciente visita a Kabul. Ese acuerdo se daría entre los talibanes y los estadounidenses dado que las posibles negociaciones de paz entre los talibanes y el Gobierno central apenas se están definiendo.  

El conflicto en lo que se ha convertido en la guerra más larga de su historia con altas pérdidas de vidas humanas de soldados, y de civiles afganos, y económicas. No hay una fecha decidida para la salida de las fuerzas norteamericanas pese a ser uno de los objetivos del presidente Donald Trump mientras que los talibanes exigen la retirada total de las fuerzas extranjeras para poder avanzar en la obtención de la paz. Alrededor de 20,000 soldados extranjeros, la mayoría de ellos estadounidenses, están en Afganistán como parte de una misión de la OTAN liderada por EEUU. 

Que el violento conflicto se encamine a crear un espacio de diálogo político es una buena señal. "Se espera que la reunión conduzca a conversaciones directas entre las dos partes, incluido el gobierno de Afganistán, y conduzca a la paz", dijo el jefe del Ejecutivo afgano recientemente.  

Pie de foto: Varios representantes de los talibanes, incluyendo e negociador talibán Abbas Stanikzai, a la derecha, durante las conversaciones del Diálogo Intraafricano en la capital de Qatar. AFP/KARIM JAAFAR

En la actualidad, el Gobierno afgano controla alrededor del 55% del territorio de Afganistán y los talibanes dominan en torno al 11%, mientras que el resto del territorio está en disputa, según datos del inspector especial general para la Reconstrucción de Afganistán (SIGAR), del Congreso de Estados Unidos.

"Si las conversaciones de paz tienen éxito, los talibanes formalizarán de forma efectiva, y probablemente ampliarán, su control sobre vastas franjas del país. Sin embargo, si las conversaciones de paz fracasan, el resultado probablemente será mucho peor, con una lucha renovada y un gobierno precario en Kabul", según la investigadora del Oversees Development Institute Ashley Jackson. 

Pese a las esperanzas puestas en que el diálogo intrafagano abra un nuevo escenario político, las reuniones de alto nivel no tienen nada que ver con la realidad en el terreno. "A nadie pareció importarle las conversaciones de paz que tuvieron lugar entre los talibanes y los Estados Unidos durante el año pasado. Su preocupación más inmediata fue el dramático empeoramiento de la violencia y sus historias personales de traumas causados ??por una campaña intensificada de ataques aéreos y redadas nocturnas por parte de las fuerzas del gobierno de EEUU y Afganistán", escribió hace unos días Borhan Osman, investigador de la organización International Crisis Group, tras haber visitado zonas rurales de Afganistán devastadas por la guerra (incluyendo Ghanzi).

Los esfuerzos diplomáticos para la superación del conflicto son un avance positivo. Pero la necesidad de que esas dinámicas se sientan en el terreno, sobre todo en las zonas rurales con mayor presencia talibán, es una condición imperante. Se debe establecer un comité para hacer un seguimiento de los resultados de la conferencia intraafgana y establecer una hoja de ruta con tiempos y objetivos bien delineados. El acuerdo de un alto el fuego, como el que se produjo durante tres días en junio de 2018, sería un primer paso. 

Más en Política