Tras 18 meses de combates, las conversaciones de paz auspiciadas por la ONU vuelven al país norteafricano

El diálogo de paz regresa a Libia

photo_camera AFP/NACIONES UNIDAS/VIOLAINE MARTIN - Representantes de las dos facciones rivales de Libia posando con la representante especial adjunta del Secretario General de las Naciones Unidas para Asuntos Políticos en Libia Stephanie Williams (9R) después de una ceremonia de firma, el 23 de octubre de 2020 en Ginebra

Naciones Unidas hizo oficial el regreso de las conversaciones libias a territorio nacional, en la ciudad de Ghadamés. Se trata de la primera vez en 18 meses que ambos bandos, el Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA), liderado por Fayez Sarraj, y el Ejército de Liberación Nacional (LNA), encabezado por el mariscal Jalifa Haftar, se sientan cara a cara dentro del país.
 
Se espera que la reunión dure tres días, desde este lunes al miércoles, y se centre en la implementación del acuerdo de alto el fuego alcanzado el mes pasado entre ambas partes.
 
En la reunión de este lunes estuvieron presentes representantes del Comité Militar Conjunto 5+5 y la representante especial interina de la ONU para Libia, Stephanie Williams. "Esta ronda de conversaciones se produce tras la firma de un acuerdo de alto el fuego por ambas delegaciones el 23 de octubre en Ginebra. Los participantes iniciarán debates sobre la aplicación del acuerdo de alto el fuego, incluyendo el establecimiento de subcomités y un mecanismo de seguimiento y verificación", explicó el domingo la misión de la ONU para Libia (UNSMIL) en un comunicado.
 
"El objetivo es consolidar el alto el fuego y avanzar en la creación de distintos comités que permitan acelerar los acuerdos" de cara a la reunión más amplia que se prevé celebrar el próximo 9 de noviembre en Túnez, según fuentes de la ONU consultadas por la agencia de noticias EFE.

"La idea es conseguir estabilizar el país para relanzar un proceso político que permita celebrar elecciones y formar un nuevo Gobierno de unidad", precisó a Efe, por su parte, un diplomático árabe que participa en el actual esfuerzo de paz.
 
Antes de iniciar la ronda en Ghadamés, Williams se entrevistó con el vicepresidente del Consejo Presidencial del GNA, Ahmed Mai'tig, con quien analizó los pasos necesarios para salir de la parálisis y colocar el conflicto libio en el camino hacia la solución política.

Libia Nasser Bourita


 
La ciudad elegida para las conversaciones ha sido Ghadamés, ubicada a unos 465 kilómetros al suroeste de Trípoli, lejos de las bases de poder de ambos lados. Según fuentes oficiales en la localidad, designada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1986, ambas delegaciones fueron recibidas por el alcalde y los miembros del Consejo Municipal, así como por una representación de los notables y ancianos de las tribus locales.
 
Esta será la cuarta localización escogida para intentar poner fin al polvorín libio, después de las mesas de negociaciones celebradas en Ginebra, que sirvieron para que ambas partes pactaran un frágil alto el fuego; del encuentro la ciudad costera egipcia de Hurgada, que desembocó en un acuerdo para estabilizar el frente de batalla; y de los diálogos en la ciudad marroquí de Bouznika, que se ocuparon de mantener el alto el fuego y abrir negociaciones entre el Parlamento de Tobruk y el GNA.
 
Desde que un levantamiento respaldado por la OTAN derrotara al líder libio Muamar El Gadafi, Libia ha sido un país sacudido por la violencia. Desde entonces, el país ha estado dominado por grupos armados, dividido por conflictos locales entre dos bandos: el Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA) de Trípoli, gestionado por la ONU y apoyado por Turquía, encabezado por el primer ministro Sarraj, y una administración rival en el este de la nación afiliada a Haftar, respaldada por Egipto, Rusia y Emiratos Árabes Unidos.

Ankara se implicó a fondo en la guerra civil de Libia desde el pacto firmado a finales de 2019 con el Ejecutivo de Sarraj por el que se aseguraba el soporte militar turco y por el que se repartían zonas económicas en el Mediterráneo de cara a la explotación de reservas de hidrocarburos.
Sarraj y Haftar 
Fin bloqueo petrolero
 
El acuerdo conseguido en Ginebra también sirvió para acabar con los más de ocho meses de bloqueo de las instalaciones petroleras, que están en manos de las milicias que respaldan al LNA.

Las milicias pro-Haftar bloquearon las instalaciones petroleras y obligando a la Compañía Nacional de Petróleo de Libia (NOC) a decretar "el estado de fuerza mayor" el pasado mes de febrero, en plena ofensiva de las milicias afines al Gobierno de Acuerdo Nacional sostenido por la ONU en Trípoli (GNA) contra las fuerzas de Haftar, que asediaban la capital desde abril de 2019.

Apoyadas por Turquía y por mercenarios sirios enviados desde Ankara, los milicianos del GNA lograron recuperar gran parte del territorio perdido y hacer retroceder a las milicias de Haftar hasta el eje que forman la ciudad costera de Sirte y el oasis de Al-Jufrah.
 
El "estado de fuerza mayor" no solo hundió la industria petrolera libia por debajo de los 100.000 barriles diarios de crudo; también agudizó los cortes de suministro eléctrico, gas natural y agua corriente que padece el país desde 2011. En tiempos de Gadafi, Libia producía alrededor de 1,8 millones de barriles diarios.
 
Ahora, desde el fin del bloqueo petrolero conseguido en las últimas semanas, se ha recuperado la actividad en todos los puertos y yacimientos libios, lo que ha permitido elevar la producción diaria, que la NOC pretende que alcance la cuota del millón de barriles de crudo diarios para principios de diciembre.

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