Las autoridades de facto de Afganistán han impuesto medidas represivas contra la educación y el empleo femenino. Igualmente, han ordenado el cierre de todos los salones de belleza del país

Estados Unidos pide a los talibanes que levanten las restricciones contra las mujeres

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El próximo 15 de agosto se cumplirán dos años desde que los talibanes tomaron el poder de nuevo en Afganistán. Este tiempo, los ciudadanos afganos -especialmente las mujeres y niñas- han visto como sus derechos más fundamentales han retrocedido y como todos los logros conseguidos en los últimos años han desaparecido, volviendo a la oscuridad y represión característica de los talibanes que, a pesar de tratar de mostrarse diferentes, han optado por imponer medidas restrictivas como hicieron a finales de la década de 1990.

En estos dos últimos años ningún país ha reconocido formalmente al Gobierno talibán, aunque la comunidad internacional sigue muy de cerca los acontecimientos en el país, especialmente la preocupante situación de las mujeres, la grave crisis económica y el terrorismo. Organizaciones internacionales como Naciones Unidas, así como numerosos países, han exigido en varias ocasiones a los talibanes que respeten los derechos humanos y que levanten las prohibiciones relacionadas con la educación de las niñas y el empleo de las mujeres.

Además de vetar la educación y el trabajo a la población femenina -incluido en organismos internacionales como la ONU-, los talibanes también ordenaron el cierre de todos los salones de belleza del país el pasado mes de julio.

Una vez más, Estados Unidos ha puesto de manifiesto estas cuestiones durante una reciente reunión con líderes talibanes en Qatar. Altos cargos estadounidenses liderados por Tom West, representante especial para Afganistán, reiteraron de nuevo su preocupación por el “deterioro” de los derechos humanos en el país, instando a los talibanes que revoquen las restricciones sobre la educación y el trabajo de las mujeres. Igualmente, pidieron la liberación de los estadounidenses detenidos en la nación, según informó el Departamento de Estado a través de un comunicado.

Además de la situación de las mujeres, causa especial inquietud el panorama al que se enfrentan minorías étnicas del país como los hazaras, un pueblo que desde la llegada de los talibanes al poder ha denunciado nuevas violaciones contra sus derechos. La delegación estadounidense subrayó, en concreto, la “grave preocupación por las detenciones, la represión de los medios y los límites a la práctica religiosa”.

Por otro lado, la parte estadounidense reconoció también “la disminución de los ataques terroristas a gran escala contra civiles”, así como los esfuerzos y medidas de los talibanes para cumplir con los compromisos relacionados con la seguridad. Igualmente, expresaron su voluntad para continuar el diálogo con los talibanes sobre la lucha contra las drogas, elogiando la prohibición del cultivo del opio por parte de las autoridades afganas. De la misma forma, el comunicado estadounidense también señaló aspectos positivos sobre la mejora de economía, resaltando una tasa de inflación más baja.

Los talibanes piden el fin de sanciones “para generar confianza”

Los líderes talibanes, por su parte, pidieron el levantamiento de sanciones como las restricciones de viaje y la devolución de los activos del banco central afgano en el extranjero. Según cifras recogidas por Reuters, alrededor de 7 mil millones de dólares del banco central afganos fueron congelados por la Reserva Federal de Nueva York después de la toma de Kabul por parte de los talibanes. La mitad de estos fondos están ahora en un fondo afgano en un banco de Suiza.

La delegación afgana, liderada por el ministro de Asuntos Exteriores, Amir Khan Muttaqi, destacó que era “crucial para general confianza” que estas restricciones se eliminasen. De la misma forma, señalaron que es necesario que se descongelen los fondos “para que los afganos puedan establecer una economía que no dependa de la ayuda exterior”.

Dentro de la parte afgana también estuvieron presentes altos cargos del banco central de Afganistán, así como miembros del Ministerio de Finanzas que también tuvieron oportunidad de analizar la situación económica con los funcionarios estadounidenses. 

Coordinador de América: José Antonio Sierra.