Washington anuncia su salida por sorpresa de Siria, abandona a sus aliados kurdosirios determinantes en la derrota de Daesh, y da luz verde a una inminente ofensiva militar turca para lograr el control de una franja del noreste de Siria

EEUU retira sus tropas del noreste de Siria y legitima la intervención de Turquía

photo_camera AFP/DELIL SOULEIMAN - Manifestación de kurdosirios junto a una base de la coalición internacional liderada por EEUU en las afueras de la ciudad de Ras al-Ain, en la provincia siria de Hasakeh, cerca de la frontera con Turquía, el 6 de octubre de 2019.

Las amenazas de una ofensiva en el noreste de Siria por parte del presidente turco se pueden materializar en las próximas horas. Recep Tayip Erdogan, que venía avisando desde hacía meses sobre la invasión en la región al este del río Éufrates controlada por la milicia kurdosiria de las Unidades de Protección del Pueblo (YPG), está decidido a ejecutar una nueva intervención aérea y terrestre en el noreste de Siria. 

Erdogan ha endurecido su discurso hasta tal punto que ha asegurado que la intervención es inminente y que el ataque puede ser repentino algo que han repetido distintos miembros de su Administración. Erdogan legitimó la intervención militar turca en Siria en su reciente discurso en la Asamblea General de la ONU y, ahora, ha recibido el apoyo tácito del presidente de Estados Unidos, Donald Trump. En las últimas horas se han registrado movimientos de tropas turcas hacia la frontera de la zona al igual que por parte de las YPG. 

El domingo por la noche EEUU anunció la retirada de las tropas estadounidenses de la zona dejando un vacío que puede tener repercusiones en el largo plazo para el país, el terrorismo internacional y la estabilidad de la región. Así, Donald Trump abandona efectivamente a los kurdosirios, sus aliados en la guerra en Siria y determinantes en la derrota de Daesh, y abre el camino al Gobierno de Erdogan para que avance con la ofensiva militar contra la milicia kurdosiria YPG a los que cataloga como terroristas. Las YPG son el principal grupo que opera dentro de las Fuerzas de Siria Democrática (FSD).

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La respuesta de Washington a la escalada de declaraciones de Erdogan ha sido un giro abrupto a su política en Siria y un abandono a la estrategia de crear una zona de seguridad que sirviera como manera de buscar una desescalada de la tensión entre los kurdos y Turquía. La milicia YPG afirman que cumplieron con su parte del acuerdo con EEUU para despejar la franja del noreste del país mientras que Ankara se ha quejado en repetidas ocasiones de la lentitud de la implementación del mismo.

Durante la noche del 6 de octubre los líderes de EEUU y Turquía,  Trump y Erdogan, mantuvieron una reunión telefónica en la que discutieron los detalles de la estrategia de cada país y que concluyó con Washington dándole carta blanca a Ankara a proceder con la ofensiva militar. "Pronto Turquía avanzará con su largamente anunciada operación planeada en el norseste de Siria", dijo la Casa Banca en un comunicado posterior a la conversación entre los dos mandatarios. También aseguraban que EEUU "no apoyarán ni se verán involucradas en esa operación". 

Horas después, en la mañana del lunes, Erdogan aseguró que "podemos entrar (en territorio sirio) de repente por la noche, porque no podemos aceptar la amenaza de organizaciones terroristas a nuestro país", aseguró el político islamista. La existencia de una zona de seguridad establecida junto a EEUU en el noreste de Siria, al este del río Éufrates, ha quedado en un intento frustrado de buscar una salida organizada a la situación en la región. 

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"Asegurar nuestras fronteras eliminando a los terroristas y facilitar un retorno seguro a los refugiados. Turquía está decidida y es fuerte", dijo Ibrahim Kalin, portavoz del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, al explicar el objetivo de la operación. Ankara considera a las YPG terroristas por sus vínculos con el proscrito Partido de Trabajadores de Kurdistán (PKK), la guerrilla kurda activa en Turquía. 

Por su parte las FSD, en su canal de Twitter, dijeron el fin de semana que "las amenazas turcas en el noreste de Siria serán un desastre para toda la región, Daesh regresará. Cualquier ataque turco anulará años de esfuerzos internacionales para combatir la amenaza terrorista de Daesh para el mundo", escribió esta madrugada en Twitter el Centro de Coordinación y Operaciones Militares de las FSD.

Pese a la derrota territorial de Daesh en Siria el pasado mes de marzo, Daesh continúa teniendo presencia en el desierto sirio, y se localizan en la provincia central de Homs, mientras que células durmientes de sus seguidores continúan activas en muchos puntos del este de Siria. Un acercamiento del autogobierno kurdo a los aliados de Damasco, Moscú y Teherán, es poco probable pero la posición de dichos países en la intervención turca influirá en la situación en Siria. 

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Irónicamente, una vez se produzca la intervención turca, la resistencia que se encontrará será la de las FSD que se defenderán con el armamento pesado suministrado en los últimos años por el Ejército de EEUU y que han sido determinantes en la mejora de las capacidades militares de las YPG. El armamento proporcionado por EEUU a los YPG incluye desde tanques, vehículos blindados y múltiples lanzacohetes además de dinero para financiar programas de capacitación y equipamiento en la región y para financiar la ofensiva contra Daesh. 

La determinación turca a intervenir en la zona fronteriza donde están los kurdosirios refleja el deseo personal de Erdogan, parte de su afán nacionalista, de abrir otro episodio contra la comunidad kurda. El objetivo turco de la intervención es doble: una ambición territorial, moviendo de facto la frontera para controlar parte del territorio sirio, y ejecutar una represión contra los kurdos en la zona en línea con la histórica posición turca contra ellos. El lider turco asegura que son una amenaza para su seguridad nacional y su objetivo es reasentar en la zona a refugiados sirios que se encuentran en Turquía. 

En su comunicado, la Casa Blanca también anunció que, a partir de ahora, Turquía "será responsable" de todos los combatientes del Daesh que se encuentran en el norte de Siria y que han sido capturados en los dos últimos dos años después de que el grupo yihadista perdiera el control territorial de ese área. Washington aprovechó para afearle a sus, cada vez menos, aliados europeos. "El Gobierno de EEUU ha presionado a Francia, Alemania y otras naciones europeas, de donde proceden muchos de los combatientes del EI capturados, para que los recuperen, pero no los querían y se negaron. EE.UU. no los retendrá por lo que podrían ser muchos años y un gran costo para el contribuyente estadounidense", indicó el comunicado.

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De ejecutarse, esta sería la tercera gran operación militar terrestre de Turquía en suelo sirio desde el comienzo de la guerra civil en 2011. En 2016 ya lanzó una ofensiva contra Daesh y en 2018 atacó a los kurdosirios en el enclave de Afrin. Erdogan ha buscado el apoyo de la Unión Europea también condicionándolo al acuerdo migratorio que ambos firmaron hace tres años y que se encuentra en un momento muy delicado. De hecho, Erdogan reclama ayuda para la operación de reubicación de refugiados y amenaza con permitir una nueva oleada migratoria hacia Europa.

Los kurdosirios ya fueron afeados recientemente por la comunidad internacional encargada de velar por una transición en el país al no haber sido invitados a participar en el recién creado Comité Constitucional sirio pese a haber jugado un papel determinante en la guerra. Además, aseguran que "en base a nuestras confianza en los esfuerzos de EEUU en el acuerdo del Mecanismo de Seguridad implementamos nuestros compromisos para retirar las fortificaciones militares entre Tal Abyad y Sere Kaniye, y retirar las tropas y armamento pesado, arriesgándonos al vacío tras el acuerdo", dijeron las FSD.

La presidencia turca ha anunciado que Trump y Erdogan se reunirán en noviembre en Washington para tratar sobre la operación turca en Siria. Es probable que para entonces la realidad en el terreno haya cambiado de manera drástica y que la guerra civil en Siria haya entrado en una nueva fase en la que los terroristas del Daesh, detenidos por las YPG, se encuentren fortalecidos y el estatus de estado fallido otorgado en Siria se haya profundizado. 

Las consecuencias en el país y en la región de una invasión turca serán duraderas y devastadoras. Una mayor inestabilidad en el conflicto sirio, que ya se alarga más de ocho años, será una bomba de relojería en la región.  

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