El Sahara, por la riqueza de sus recursos naturales, es una zona estratégica codiciada tanto por los propios países del Magreb como por actores externos que necesitan esos recursos para su desarrollo económico.
Como afirma la estrategia nacional de seguridad de Estados Unidos, publicada en 2022, China “es el único país con, a la vez, la intención de reconfigurar el orden internacional y, cada vez más, el poder económico, diplomático, militar y tecnológico para impulsar ese objetivo”.
El pacto que sellaron conjuntamente Rusia y China, durante los Juegos Olímpicos de Invierno en Pekín en febrero de 2022, estrechó la amistad “sin límites” entre estas dos grandes superpotencias y puso en evidencia que el tablero de juegos internacionales estaba cambiando. En este documento se afirmaba que la redistribución del poder en el mundo ha de tener una auténtica multipolaridad. En un contexto mundial en el que los países están definiendo de qué “lado” están y cambiando en muchos casos sus tradicionales relaciones con Occidente por Rusia, como es el caso de Mali o Burkina Faso, ¿cuál es la posición de China sobre el Sáhara Occidental?

Marruecos y China tienen una excelente relación desde hace lustros. La visita oficial del rey Mohamed VI a China en 2016 permitió el fortalecimiento de las relaciones políticas entre los dos países y dio paso a una serie de acuerdos económicos de gran envergadura para desarrollar proyectos con la financiación China en Marruecos. Igualmente, el reino alauí exporta a China cobre, fosfatos y zinc, mientras que China exporta equipos de radiodifusión y té principalmente. En 2020, el comercio entre los dos países alcanzó los 4,76 billones de dólares.
Por otro lado, las relaciones de Argelia con China datan de la época de Mao Zedong. Según China Global Investment Tracker, el país asiático tiene importantes actividades en la construcción e inversión en Argelia. Entre 2005-2020 se concentraron en los sectores de transporte e inmobiliario las inversiones por un valor de 23.850 millones de dólares. La Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI, en inglés) también fue firmada por Argelia en 2018, dando paso a más megaproyectos del gigante asiático en Argelia. La autopista de este a oeste, que recorre 1.700 kilómetros del norte de Argelia, hecha por la empresa Citic-CRCCC, es un ejemplo más de las inversiones de China en el país más grande de África. Igualmente, las tres gigantescas empresas estatales de energía de China están activas en Argelia desde hace casi dos décadas ya que este país es la decimosexta potencia en producción de petróleo.

El Sáhara Occidental dispone de numerosos recursos naturales como arena para construir cemento, petróleo, pescado o fosfatos que están siendo explotados por Marruecos. Los fosfatos y los elementos de tierras raras del noroeste de África son de vital interés para China como muestran sus acuerdos comerciales en el Magreb. Marruecos posee más del 70% de las reservas mundiales de fosfatos, mientras que Argelia tiene la cuarta reserva más grande del mundo. En 2018, CITIC Construction de China firmó un acuerdo con Sonatrach de Argelia para construir una planta integrada de producción de fosfato de 6.000 millones de dólares que aumentaría la producción anual de Argelia a 10 millones de toneladas. Mientras tanto, Hubei Forbon Technology de China estableció una empresa conjunta con el gigante de fosfato estatal de Marruecos OCP en enero de 2021 para desarrollar fertilizantes de próxima generación.
Igualmente, Pekín también tiene el ojo puesto en elementos de tierras raras supuestamente ubicados en depósitos de fósforo en el Sáhara Occidental. China mantiene una política neutral en la disputa del Sáhara Occidental, apoyando oficialmente los esfuerzos de la ONU para un referéndum saharaui, mientras equilibra cuidadosamente sus intereses económicos en Marruecos y Argelia. Si bien es cierto que China predica siempre que no se ha de interferir en los asuntos internos de otros países y basa su geopolítica en su influencia económica, la reunión en 2022, entre el ministro de Asuntos Exteriores de Argelia y el gigante asiático, puso de manifiesto el acercamiento de Pekín a Argelia. El ministro de Asuntos Exteriores chino, Wang Yi, apoyaba “los esfuerzos por una solución justa y duradera basada en el derecho internacional” y en “las resoluciones de la ONU”.

El deterioro de las relaciones entre Marruecos y Argelia desde 2021 puede incrementar todavía más la inestabilidad en la región, en un mundo con crecientes nuevos conflictos y en cambio por el realineamiento de la geopolítica mundial. Mientras Argelia, se acerca cada vez más a Rusia, sobre todo a nivel armamentístico, Marruecos sigue mirando hacia Estados Unidos y a su último socio internacional, Israel.
Al mismo tiempo, la UE tiene vínculos más desarrollados con Marruecos que con Argelia, sobre todo con Francia y España, tanto a nivel comercial como migratorio y de lucha contra el terrorismo. A su vez, Argelia depende de Europa para su comercio exterior, ya que la Unión Europea es el mayor socio comercial de Argelia y representa el 46,7% de las exportaciones argelinas (principalmente hidrocarburos). Tras la guerra de Ucrania y los recortes de ventas a Europa del gas y petróleo ruso, Europa tuvo que mirar hacia sus otros vecinos productores y aumentar sus contratos de suministro de gas con Argelia.
Desde hace dos años, la ruptura por parte del Frente Polisario del alto el fuego de 1991 con Marruecos y el empeoramiento de las relaciones de Rabat con Argel, han generado una mayor inestabilidad en la región y un empeoramiento de las relaciones con la Unión Europa en un primer momento. Cualquier deterioro adicional de las relaciones entre Argelia y Marruecos podría tener consecuencias significativas para Europa que depende del gas del gigante argelino. Es probable que el conflicto entre ambos países provoque un empeoramiento en la situación socioeconómica de ambos países y un fuerte aumento de la migración hacia la UE. Tendría un impacto profundamente desestabilizador en las regiones del Magreb y el Sahel ya que los grupos terroristas del Sahel o las mafias de narcotraficantes podrían ganar terreno. Así, la búsqueda de soluciones y la mejora de las relaciones entre ambos países del Magreb es clave para la estabilidad en Europa y en el norte de África y los diferentes actores externos con intereses en estas regiones deberían de manera imparcial hacer que ambos países acerquen posiciones para evitar una escalada de las tensiones en el Magreb.