España y Portugal alineados en la defensa de la democracia en la II edición del Foro La Toja en Lisboa

- Un futuro para la democracia
- Cinco décadas de progreso
- La mesa de los alcaldes
- El papel de las democracias y el cambio de mentalidad
En el año en que se celebra el 50 aniversario del 25 de abril en Portugal y en el que España se prepara también para conmemorar las cinco décadas de la transición democrática que tuvo lugar en 1975, políticos y personalidades de ambos países comparten una misma idea: ambos tienen un camino común y continúan alineados en la defensa de la democracia.
Esta ha sido una de las principales conclusiones de la segunda edición del Foro La Toja-Vínculo Atlántico que ha tenido lugar en Lisboa en la Fundación Calouste Gulbenkian. Durante la ceremonia de apertura, en un videomensaje, el presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, habló de la existencia de una "imponente cooperación" entre Portugal y España, evidente en las inversiones en la transición digital y medioambiental. Dijo también que "nuestros pueblos están unidos en la democracia, la libertad y el pluralismo, pero conscientes de los desafíos comunes a los que se enfrentan", enumerando como principales problemas "las desigualdades, el populismo, los movimientos inorgánicos y la guerra en Europa", afirmando que "sólo juntos saldremos victoriosos" y deseando que "los próximos 50 años también puedan enorgullecer a nuestros descendientes" y que ambos países "vivan estos 50 años de democracia vivida e inacabada".
José Pedro Aguiar-Branco, presidente del Parlamento portugués, explicó en la clausura de segunda edición, que existen retos "nuevos e importantes" en las democracias, como "los niveles de abstención, la alienación de las élites políticas y el populismo como consecuencia del creciente descontento". Aguiar-Branco reconoció que "las soluciones difieren", pero planteó tres ideas: “La democracia puede no ser perfecta, pero la mayoría quiere vivir en democracia. La democracia tiene una gran capacidad de adaptación y resiliencia y debemos estar siempre preparados para defender la democracia y no renunciar a ella”, lo que implica la capacidad de las fuerzas políticas para "responder eficazmente a los problemas" de la población.
Margarita Robles Fernández, ministra de Defensa de España, que también intervino en el panel de clausura, recordó a Josep Piqué y señaló que "la democracia se construye cada día".

En la sesión de apertura, Paulo Rangel, ministro portugués de Estado y Asuntos Exteriores, afirmó que Portugal y España deben converger en los retos del cambio climático, pero también en las relaciones con América Latina y Central. "El objetivo atlántico de la Unión Europea pasa por una relación permanente e integrada con Mercosur", dijo, subrayando que la acción integrada de Portugal y España es crucial. También señaló tres temas “absolutamente decisivos para ambos países” y que marcarán la relación bilateral: “El cambio climático, el agua y la energía". Según el portavoz de la diplomacia portuguesa, estos son los temas que "marcarán la brújula de la saga europea y de la relación bilateral".
Un futuro para la democracia
Para Felipe González, ex presidente del Gobierno español y uno de los ponentes de la tercera y última mesa redonda, junto con otro ex presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, y dos ex primeros ministros portugueses, António Costa y Francisco Pinto Balsemão, los principales retos a los que se enfrentan las democracias de Portugal y España son los populismos, citando a Portugal como ejemplo. “Son capaces de preservar el espacio en el que se juega el futuro de la democracia, que es el espacio del centro". Dice que el problema no es la falta de acuerdo entre las fuerzas políticas "que tienen que antagonizar, ofreciendo alternativas”. Lo que falta es 2evitar la dependencia de grupos radicales en cualquier dirección, que condicionan el bienestar de la política de centro”.

Rajoy se centró en los problemas de las democracias liberales, argumentando que “si todos creemos en los valores superiores que representan, todos tenemos que hacer el esfuerzo de preservarlos”. Según el expresidente del Gobierno español, hay dos enemigos de las democracias actuales: “Uno está en el mundo, que creyó, tras la caída del Muro de Berlín, que la democracia se había instalado definitivamente, lo que no es cierto. El otro está en casa: es el populismo, que es una cosa muy variada”, dijo, señalando que “el populista puede ser un xenófobo de la vieja Europa del Este, un español fascinado por las dictaduras tropicales o un millonario de Nueva York”. La forma en que las democracias liberales deben combatir el populismo “es con una mejor gobernanza y una economía fuerte”.
En cuanto a Costa, comenzó mencionando el privilegio de estar "en una clase práctica para aprender a ser ex primer ministro" y continúa argumentando que la lucha contra el populismo debe hacerse “insertando a las nuevas generaciones”, centrándose en las políticas de vivienda que es “un tema central que perdurará porque hay una serie de factores que no tuvimos en cuenta a tiempo”, mencionando que “la sensación de falta de futuro es una de las cosas que más alimenta el populismo”. En cuanto al crecimiento de la derecha populista en Portugal en las últimas elecciones legislativas, el ex primer ministro le restó importancia: “No hay que sobrevalorar la importancia de las últimas elecciones, que tuvieron lugar en condiciones extrañas”. 2No tiene sentido exagerar la interpretación de estos resultados”, dijo, abogando por “dar tiempo a que las cosas vuelvan a la normalidad”.
También señaló como principal reto “el terrible problema” entre los jóvenes de no tener perspectivas de vivir mejor que la generación anterior. El cambio en la dinámica familiar y la libertad de movimientos han supuesto también un cambio en la vivienda. Además, "hay más personas que viven solas”. “Aunque la población es menor, las necesidades de vivienda son mayores”, afirmó.

Cinco décadas de progreso
La primera mesa redonda del día abordó la trayectoria histórica de las democracias de Portugal y España y cómo el 25 de abril, que marcó la revolución portuguesa, influyó en el proceso democrático español. Participaron Augusto Santos Silva, expresidente del Parlamento portugués, Antón Costas, presidente del Consejo Económico y Social español, y António Costa Pinto, catedrático, historiador y profesor portugués.
Santos Silva, que fue presidente del Parlamento portugués entre 2022 y 2024, recordó en este panel que “la adhesión de Portugal a las comunidades europeas no fue sólo una decisión política, fue un acto de voluntarismo político de Mário Soares", ex primer ministro y expresidente de Portugal, señalando que “con la excepción de Grecia, el grupo estaba formado por los nueve países más ricos de Europa”, lo que significaba “que lo que era estatista tendría que ser corregido”. Este “voluntarismo político” fue respondido con la apertura del pueblo portugués, históricamente emigrante, que contribuyó al éxito de la integración europea. "Frente a las élites económicas y empresariales, el pueblo era cosmopolita y moderno", afirmó.

La mesa de los alcaldes
A continuación, se celebró una mesa redonda con los alcaldes de Lisboa, Carlos Moedas, Oporto, Rui Moreira, y Barcelona, Jaume Collboni. Todos ellos señalaron la vivienda como el problema más urgente a resolver. El alcalde de Lisboa señaló que “hoy, el reto de la vivienda es también para las clases trabajadoras” y no sólo para los más pobres, como ocurría antes. “No se puede resolver con ideología política”, prosiguió, señalando que tanto el sector público como el privado deben ser llamados a formar parte de la solución.
Moreira reiteró que Oporto tiene un 13,5% de la población viviendo en viviendas sociales y que "los más pobres pagan una media de 58 euros de alquiler". Explicó que el problema no es de los más pobres ni de los más ricos, sino de la clase media porque “nuestra economía no puede generar salarios para pagar una casa”. En este sentido, Collboni mencionó que cualquier proyecto debe pasar por hacer las ciudades “más prósperas”.
El alcalde de Lisboa también señaló que los extremos devalúan la transición climática o crean “pánico”. En opinión del alcalde, debemos centrarnos en “medidas de transición positivas” y hacer que la gente se dé cuenta de que “la vida no cambia de repente a peor”. En la misma línea, el alcalde de Oporto criticó los “extremos”, recordando las acciones de Climáximo: “Lanzar bolas verdes no tiene ningún efecto”.

El papel de las democracias y el cambio de mentalidad
En la sesión de apertura, Amancio López Seijas, presidente del Foro de La Toja, recordó el primer aniversario de la muerte del que fuera presidente del Comité Organizador del Foro de La Toja -Josep Piqué- y afirmó que España y Portugal, “dos países con intereses comunes, tienen la misma visión del mundo” y que es necesario “reflexionar sobre qué tipo de mundo queremos para nosotros” y “decidir si optamos por la cooperación o por la confrontación”.
El embajador de España en Portugal, Juan Fernández Trigo, felicitó a Portugal "por los cambios y por los 50 años de democracia, una democracia serena que ha cambiado el destino de los portugueses".
Finalmente, en la sesión de clausura, Carlos López Blanco, presidente del Comité Organizador del Foro de La Toja, recordó que éste es el sexto año desde que "Amancio López y Josep Piqué iniciaron este proyecto" con un fuerte enfoque en el "vínculo atlántico" que engloba "el triángulo Europa-Estados Unidos-América Latina". Añadió que “esta necesidad de promover el vínculo atlántico llevó al Foro a venir también a Lisboa”. Asimismo, señaló que los últimos 50 años de democracia en la península ibérica han sido los años “de mayor prosperidad y progreso”, concluyendo que existe un gran orgullo “por nuestro liberalismo dinámico, democrático y proeuropeo”.